viernes, agosto 02, 2013

¡Caray! Murió José G. Moreno de Alba

Este viernes, 2 de agosto, murió José Guadalupe Moreno de Alba, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. De su amena obra Minucias del lenguaje, publicada por el Fondo de Cultura Económica (disponible parcialmente en línea), compartimos algunas de las reflexiones del maestro a propósito de un par de hermosas palabras:

Requetebonito. Creo que el prefijo re- con el significado de 'encarecimiento' se antepone sobre todo a adjetivos y adverbios (rebonito, rebién, refeo, repoquito...). Incluso puede anteceder a oraciones como en el siguiente caso: —¿Existe ese pueblo? —Rete que existe. Sin negar que con este sentido se emplee en el español de España (y en general en cualquier región hispanohablante), tengo la impresión de que tiene mayor vigencia en el español hablado en México. Es característico del habla popular y casi no se emplea en la lengua escrita. […] creo que se trata de formas prefijales que también son mucho más frecuentes en el español mexicano que en el de otras partes. Esto lo había notado ya hace tiempo un filólogo español, Manuel Alvar, en su Morfología histórica del español: "el valor de energía que puede tener re- se acentúa en composiciones familiares del tipo rete- o requete-; el primero, menos intensivo que el segundo, tiene uso generalizado en el español de Méjico (retebueno, retemono, retelejos, retealegrarse, retecristiano)" (p. 356). Alvar, a su vez, se apoya en Santamaría, que en su Diccionario de mejicanismos había escrito a propósito de re-: "partícula de encarecimiento, que en el habla popular ha tomado el valor exacto de muy: regrande, rebueno, refeo. Para un encarecimiento mayor o segundo encarecimiento, se junta a te, y decimos retebién, retealegre, retecontento; y para el tercer grado o máximo superlativo, le agregamos que al conjunto, y así tenemos requetebueno".
¡caray! ningún hablante emplea hoy los vocablos ¡caray! y¡caramba! como eufemismos sustitutivos del vulgarismo ¡carajo! Se trata de interjecciones muy usuales e inocuas. Aparecen en boca de hablantes pertenecientes a todos los niveles sociales. Pueden verse también escritas en todo tipo de texto sin que llamen la atención de nadie como vulgarismos. Lo que sucede es que, por una parte, se registran en la lengua desplazamientos de sentidos y de significaciones de las palabras, a veces con gran velocidad: carajo no significa ya 'miembro viril', ¡caramba! y ¡caray! no sustituyen a carajo. Por otra, las diversas ediciones del DRAE suelen seguir repitiendo acepciones y sentidos que determinadas palabras pudieron haber perdido hace ya mucho tiempo. Probablemente en tiempos de Cuervo y García Icazbalceta resultaban reprobables, en gente educada, tales interjecciones. Hoy, estoy seguro, los mismos filólogos, atentos observadores de la evolución lingüística, reconocerían en ¡carajo! una expresión vulgar pero sin el significado de 'miembro viril' y en ¡caramba! y ¡caray! meras interjecciones totalmente inofensivas.
(Por acá una requetebuena entrevista con el filólogo)

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