miércoles, junio 26, 2013

Perlesía - Ángel Ortuño

Tragamonedas

Escribo mal —ya sé— con ambas manos.
Y comienzo
cualquier conversación con frases envaradas
(aquí vamos de nuevo)
o con las grabaciones de lo que cualquier otro
sabría decir con tino pero que yo repito
con los ojos de vidrio. Esa luz
es el tren. Esa campana
está llamando a misa. Y esa mujer se toca.

Lo demás me resulta incomprensible.

* * * *

Fácil

Esto de aquí es la jaula de los monos.
Y se podría escribir
pero ya no hay paredes
ni la diluida hazaña del pulgar oponible
haría que las manos sostuvieran los barrotes que caen

desde el último escalón. (Eso te dicen
pero se deshojan los pianos
y no entienden.)

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"perlesía (de parálisis). 1. f. Privación o disminución del movimiento de partes del cuerpo. 2. f. Debilidad muscular producida por la mucha edad o por otras causas, y acompañada de temblor." A punta de motosierra, hay temblores en esa ruta opuesta a la de los "Literales" de Gerardo Deniz, pero en el mismo sentido. Todas las ironías llevan al hallazgo.

Perlesía, escribe Daniel Bencomo en Periódico de Poesía, "asume un itinerario intenso, honesto y logrado de ejecución poética: la de creer en el poema no como el partidario de una verdad hermosa, divina o metafísica; por el contario, es una apuesta por la ilusión y la saturación postbarroca del trampantojo. Poemas como resquicios de una ilusión, como una galería de monstruos que tienen por alimento los fermentos de nuestra época. Y quisiera pensar en ellos, también, como los personajes de Freaks, el magistral filme de Tod Browning. Poemas como seres raros —y en su deformación, intensamente humanos—, que persiguen bajo la tormenta —eléctrica y metálica—, a las asustadas y rancias convenciones de la poesía mexicana".

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