Unas palabras flotan, ofrecen y se esfuman. Quizá por eso no caigo, no caes, en la tentación.
El espejo crece y grita su reflejo atroz. A desgranar recuerdos como un rosario, oraciones con palabras prohibidas en una retícula inabarcable, sin destinatario en la arena de una inmensa clepsidra.
A vagar se te ha condenado, jodido errante.
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