«Es la ironía de Sócrates una expresión de revuelta?, ¿de resentimiento plebeyo? ¿Disfruta, como oprimido, de su propia ferocidad en las cuchilladas del silogismo?, ¿se venga en los nobles a los que fascina? Cuando se es dialéctico se tiene en la mano un instrumento inmisericorde; con él se puede hacer de tirano; se deja en ridículo al otro cuando se le vence. El dialéctico pone a su adversario en la necesidad de demostrar que no es un idiota: hace que se enfurezca y al mismo tiempo le deja inerme. El dialéctico depotencia el intelecto de su adversario...»
Federico Nietzsche, El crepúsculo de los dioses
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