sábado, octubre 17, 2009

UAM-X: Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (1)

Introducción. Los parámetros

En la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura definió como uno de sus propósitos fundamentales, en el contexto de la crisis económica por la que atraviesa el país, impulsar el pleno reconocimiento de la economía cultural como parte sustantiva del desarrollo de la nación. Asimismo el que, en tanto que la economía cultural da razón y sentido al denominado sector cultural como componente de la economía nacional, se contemple en los programas que buscan reactivar la planta productiva del país.

En virtud de que la intervención del Estado, en cualquiera de sus niveles, se constituye en un factor que también determina la economía cultural del sector, el Grupo asumió como tarea la necesaria revisión de la pertinencia y sentido del aparato gubernamental, a efecto de arribar a propuestas de adecuación y ajuste que incidan en el desempeño de la Política Cultural.

De igual forma, el Grupo asumió el compromiso de configurar, de manera paulatina, un panorama integral de la economía cultural del sector. Al hacerlo, pretende generar el contexto necesario que detone de la forma más inmediata el diseño y la adopción de recomendaciones y medidas que estimulen la actividad productiva y creativa del sector cultural, así como la impostergable labor de estudio que demanda y en la cual la UAM-Xochimilco se encuentra decididamente comprometida a participar.

Para los diversos cometidos de su labor, el Grupo asume del actual contexto algunos de sus escenarios más significativos. Por un lado, el "Decálogo" que con motivo de su Tercer Informe de Gobierno planteó a la Nación el titular del Ejecutivo, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa. Por otro, lo que espera sea una amplia y responsable discusión, en el seno de los Poderes de la Unión, de la definición y aprobación de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos de la Federación, ya que en ello se finca, en buena medida, la viabilidad del país en el próximo y posteriores años.

Es del conocimiento de la opinión pública que de dichas variables se desprende, entre otras no menos importantes, la que señala como parte de la solución al problema de las finanzas públicas el "adelgazamiento" y la compactación de funciones del aparato de la administració n pública.

Eso presupone, en epicentro, dar por concluida la relación laboral de numerosos empleados de base, de honorarios y de "confianza", pues la sola redistribució n de atribuciones y de personal no arrojaría los beneficios que se buscan. A ello se suma el que las funciones que el ajuste imponga habrán de suprimirse por no ser sustantivas, en tanto que aquellas que lo son, sean absorbidas por otras dependencias del Poder Ejecutivo. Los recursos que de tal ajuste se obtengan se reorientarán, se dice, a otras tareas insustituibles del gasto.

En esa perspectiva, es imperativo reconocer que el subsector cultural, dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), no puede sustraerse a un replanteamiento de su funcionalidad y pertinencia. De acuerdo a la información pública disponible, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes se integra por 33 unidades administrativas. Al año 2006, un conteo de número de empleados, arrojó que el Consejo tenía alrededor de 13 mil sindicalizados y 2,600 de "confianza", considerando en ellos mandos medios y superiores, operativos y de honorarios con contratos de carácter anual.

Al cerrar 2009, y salvo los "recortes" aún no precisados (al decir del Presidente Calderón no los hay, si nos atenemos a sus declaraciones en la apertura de la exposición del El Greco ), el Consejo habrá ejercido alrededor de 13,500 millones de pesos, dos mil de los cuales fueron asignados por la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de la LX Legislatura a proyectos específicos en estados, municipios y el Distrito Federal.

A partir del análisis de la Cuenta de la Hacienda Pública Federal de 2008, y de los compromisos del Presupuesto de Egresos del 2009, alrededor de 95% de dicha asignación se destina a gasto corriente. Ello se traduce en un margen mínimo de recursos disponibles no sólo para la generación de más y nuevos bienes y servicios, también para atender la creciente demanda de empleo en el sector cultural que depende de los recursos del Estado.

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