miércoles, octubre 14, 2009

Tomás Calvillo sobre Manuel Calvillo

A pesar de que me he referido a Manuel Calvillo únicamente como autor literario, en este prólogo no puedo dejar de mencionar el profundo agradecimiento y amor que le tengo como hijo suyo; su inteligencia, su humor, su generosidad, forman parte no sólo de su trabajo, sino de su vida como jefe de familia.

Recuerdo aún cuando viajé a Israel y conocí a Rosario Castellanos, entonces embajadora de nuestro país en Tel Aviv. A través de mi estancia allá, ambos retomaron una vieja amistad. Mi padre, ante los "peligros" de la guerra, hacía todo lo posible para que yo volviera a México. Rosario se convirtió entonces en su portavoz, y yo la reconocí como mi embajadora, ya que inisistí, avalado por ella, en permanecer en esa región.

Entonces él aceptó mi decisión y me escribió unas líneas que resumen su concepción de la vida, líneas que están ligadas a su trabajo poético e intelectual y que han sido su guía como padre: "Nadie puede vivir por otro aunque viva en parte o todo para otro".

(párrafos finales de la presentación a Manuel Calvillo, Poesía 1940-1971, México, Dirección General de Publicaciones del Conaculta, 1997)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario