
—Se arriesga mucho con animarles a ser artistas, cuando se den cuenta que nos son Rembrandts, Shakespeares ni Mozarts le odiarán por ello.
—No quiero artistas, quiero librepensadores.
—¡Librepensadores…! ¡Filósofos a los diecisiete años!
—Tiene gracia, ¡no le tenía por un cínico…!
-Nada de cínico, ¡realista!: ¡Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños y te mostraré a un hombre feliz!
—Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así y siempre existirá.
Allá nos vemos...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario