miércoles, enero 14, 2009

leer (2)

"Algunos fundamentalistas de la lectura (que los hay, y muy exaltados) prefieren creer en sus propias mentiras antes que aceptar una verdad incómoda; una verdad que, hasta hoy, no ha sido desmentida: llegan a los libros, aun contra todo obstáculo, los que de cualquier modo iban a llegar a ellos, pero no llegan, casi nunca, los que pese a todas las facilidades tienen como vocación y destino otros placeres. Leer no es religión, es un goce.

"Humildemente, podemos contribuir a despertar el amor, pero no podemos imponerlo. Nadie se enamora por obligación, y los promotores del libro somos ayudas, no taumaturgos ni obispos, mucho menos profetas o ayatolás de la lectura, aunque no pocas veces nos topemos con promotores que se comportan así. En las acciones de ciertos promotores exacerbados, la idea de “hacer leer” y de “formar lectores”, casi nada tiene que ver ni con cordialidad ni con libertad. Asumen esta labor como misión apostólica y mesiánica. Así, los libros y la lectura dejan de tener un carácter jubilar y adquieren un valor sagrado que sume en la imperfección al no lector, es decir al infiel, al impío, al que vive en pecado por carencia de “hábito lector”.

Juan Domingo Argüelles
Galaxia editorial, El Universal, 9 de enero

No hay comentarios.:

Publicar un comentario