martes, diciembre 02, 2008

De Enriqueta Ochoa (1928-2008)

Lejos,
en muchedumbre hambrienta palpitaba la vida
ajena de tu muerte y de la mía...
¿Es que de pronto no habrá una lágrima
para mojar tu ausencia,
una antorcha vehemente que te salve de tanta
nieve oscura?

(Padre, 1955)

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