"Con el convencimiento de que ni el mundo de nuestra percepción extrasensorial ni nuestro convencimiento de él pueden considerarse absolutamente independientes del perceptor, el escritor se ve ahora comprometido a iniciar la aprehensión de un mundo invisible. Las tretas y lóbregos secretos de la palabra, el signo o la forma se han convertido en la tarea principal del artista. Para que el escritor o el orador comprenda[n] el lenguaje debe[n] morar en él y sobre todo debe[n] utilizarlo con agudo sentido crítico".
Sara Castro-Klaren, Escritura, transgresión y sujeto en la literatura latinoamericana
Premiá, colección La red de Jonás, México, 1989
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