"El lector se sabe diferente, se sabe distinto, se sabe otro. El riesgo es la soberbia, la erudición ridícula y, en sus peores extremos, el desdén, el desprecio o la arrogante compasión por los que no leen, por los no lectores. Saberse otro, gracias a los libros, no da ningún derecho a creer que los que no leen libros están fuera de nuestro mundo y no son competentes como interlocutores. Entre más se crea en esto menos se habrá comprendido la noble lección de los libros nobles. Saberse otro, gracias a los libros, tendría que engendrar un sentimiento de mayor tolerancia, y no uno de segregación ni de distanciamiento en relación con los demás".
(Ustedes que me leen. Controversias y mandatos, equívocos y mentiras sobre el libro y la lectura, ed. Océano, 2006, citado en el Boletín de la Dirección de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Nuevo Lión)
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