viernes, septiembre 21, 2007

Dalila

Sansón era el juez de los judios y se enamoró de una joven que "le cayó en gracia", como dice la Biblia.
Al elegirla como musa estaba consciente de que ella le podría traicionar —"no digas que no te lo advertí", le repitió su madre—, pero desde la boda sus noches fueron las noches en las que más y mejor pudo escribir, pues antes, además de poemas inéditos, su único relato famoso había sido la historia de un héroe que mata a un león, que muchos lectores consideraban real.
Oía las quejas de la amada y no sabía si reir o llorar. Nunca le creyó, pero quería creerle. Y se dejó ganar, pero antes de ceder a la insistencia de la musa le contó tres cuentos. Ciego y sin fuerza tuvo que contratar a alguien que le tomara el dictado.
Y cuando la fuerza volvió le dedicó a Dalila su primer libro.

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