miércoles, enero 27, 2010

Sin mirar a los espejos, de Norberto de la Torre

Ese miércoles en la sala de cronistas del Palacio Municipal de San Luis Potosí se presenta Sin mirar a los espejos, el nuevo libro de Norberto de la Torre, autor también de, entre otros, Ciudad por entregas, Los disfraces del dragón, Tiempo es una metáfora que duele y El universo en un sombrero.

Este martes estuve en la Casa López Velarde como asistente a la presentación de Cordelia y otros fantasmas, libro de cuentos de Gabriela d´Arbel (a quien conocía sólo por su blog, algunos correos electrónicos y de vista por sus fotografías y relatos en el facebook). Allí Norberto me hizo favor de obsequiarme su nuevo libro, editado por el ayuntamiento capitalino. Una edición sobria, bien cuidada, y cuyo texto de cuarta de forros corre a cargo precisamente de d´Arbel:

"Dentro de sus relatos, Norberto edifica de manera extraordinaria espacios extraños, donde el mundo puede ser tan minúsculo como la cabeza de un alfiler, o paisajes donde escarabajos trazan figuras caprichosas sobre el pizarrón de sombras, lugares irreales donde se escucha el sonido de un balazo y el absurdo murmullo de las palabras que describen lo intangible como es la existencia de las horas".

Les comparto uno de los relatos del libro.


Escuela
Norberto de la Torre

Esta es una escuela de enseñanza especial, pero ello no impide que nosotros podamos sentir mucho cariño por quienes se encargan de cuidarnos. Los vemos llegar con sus rostros tristes y su gran compasión, los vemos hacer esfuerzos por lograr que aprendamos las conductas más elementales como lavarnos los dientes o comer correctamente. A veces se desesperan pero siempre terminan abrazándonos y con los ojos llenos de lágrimas. Nos entristece ver su piel que se demacra mientras la nuestra se pone ruborosa, su cuerpo se adelgaza mientras el nuestro se llena. El director nos regaña y nos golpea, muchas veces sin razón, sé que lo hace porque nos tiene miedo. A pesar de todo, recordamos con cariño a los maestros que pasaron por la escuela, sobre todo cuando en los días de limpieza, el director nos obliga a quitar el polvo de los frascos en que sus restos fueron depositados una vez que se secaron.

1 comentario:

  1. Una entrada muy interesante con un texto muy hermoso de colofón. Estas obras que nos traes tienen muy buena pinta. Gracias por compartirlas.
    Hasta pronto.

    ResponderBorrar