«Como expreso en
Why Write?, en 2010 tenía “la fuerte sospecha de que ya había hecho mi mejor trabajo y cualquier cosa más sería inferior. Para entonces ya no poseía la vitalidad mental, la energía verbal ni la condición física necesarias para emprender y sostener un ataque creativo grande de cualquier duración para una estructura compleja tan demandante como una novela… Todos los talentos tienen sus límites: su naturaleza, su alcance, su fuerza; y también su final, un periodo, un ciclo de vida… no todos podemos ser fructíferos por siempre”.»
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