viernes, octubre 28, 2016

Intertextualidades - Juan Gelman

«La intertextualidad literaria, es decir, la intercalación de textos de otros autores en el propio, es frecuente y nada novedosa. La practicaban los poetas hebreos del siglo XIII agrupados en la escuela del Al-Andalus. Dunah ben Labrat, fundador de la escuela, Menajem ibn Saruk, su colérico rival, y otros colegas desarrollaron una técnica precursora: la inserción en sus poemas de textos bíblicos, desde una frase breve hasta un versículo entero, entretejidos hábilmente en la materialidad del poema. La cita bíblica podía ser literal, ligeramente alterada o elíptica, y creaba una vasta gama de efectos de significado que a veces contradecían el sentido del original: en los poemas de Al-Harizi el efecto es declaradamente cómico. No faltó quien escribiera poemas enteros con la sola articulación de citas de la Biblia y, en ese caso, su acumulación y las alusiones dejan de ser efecto para convertirse en otro texto, transformado por su intención metafórica...»

"Cruces", en Miradas

lunes, octubre 24, 2016

Crimentales en Pulso: Terror

Ni Lovecraft ni Stephen King: los maestros de las historias de terror son los políticos. A su lado los escritores de ficción palidecen. Stephen King sería en México un escritor costumbrista... y Juan Rulfo fue un escritor de ciencia ficción. Esto y más en su columna Crimentales, en el diario Pulso. No hay por qué temerle a la oscuridad, pásenle a la casa embrujada por aquí.

Y les recuerdo que miércoles 26 y lunes 31 estaremos analizando, investigando, leyendo y creando. Se trata del taller de Literatura fantástica y de terror, que se realizará de 4:00 a 7:00 pm en Fernando Rosas 192, casi esquina con Calzada de Guadalupe. Sólo $150.00. El casi irrisorio costo es porque queremos que haya mucha gente, se trata de cotorrear a gusto sobre fantasmas, duendes, muertos y demás seres ¿imaginarios? Incluye café, pan de muerto y algunos textos en pdf.



domingo, octubre 23, 2016

Todo lo que amo debe de morir - Fangoria



Aquí y ahora. Y siguen abiertas las inscripciones para un curso-taller sobre literatura fantástica y de terror que daré a propósito del día del muertos, los días miércoles 26 y lunes 31 de octubre, de 4 a 7 pm en Fernando Rosas 192, casi esq. con Calzada de Guadalupe, San Luis Potosí, SLP. Costo: $150.00, incluye material de lectura (pdfs), café y pan de muerto. Confirmaciones por correo. En noviembre habrá un curso corto (igual, seis a ocho horas) sobre novela de la Revolución Mexicana. Estén pendientes.

sábado, octubre 22, 2016

Coincidencias - Paul Auster

Como cuando nos encontramos en el súper o descubrimos un tema común en los libros que abrimos:
"Cuando hablo de coincidencias, no hablo de un deseo de manipular. En las obras de ficción mediocres del siglo XVIII y XIX esto ocurre a menudo: estratagemas rutinarias para crear la trama, la necesidad de enlazar todos los elementos, los finales felices en que todos acaban por estar emparentados con todos. No, me refiero a la presencia de lo imprevisto, la naturaleza esencialmente sorprendente del ser humano. De un momento a otro puede suceder cualquier cosa. Las convicciones de toda una vida sobre el mundo pueden desaparecer en un segundo. En términos filosóficos, hablo del poder de lo fortuito. Nuestras vidas no nos pertenecen, pertenecen al mundo, y a pesar de nuestros esfuerzos por comprenderlo, el mundo va más allá de nuestra capacidad de comprensión. Rozamos estos misterios todo el tiempo y aunque el resultado puede llegar a ser verdaderamente aterrador, también puede resultar cómico".

viernes, octubre 21, 2016

Edición: las cinco reglas de Botsford

(Tomadas de Cómo se edita un texto, en gascondaniel)

Regla general n.º 1: Para ser bueno, un texto requiere la inversión de una cantidad determinada de tiempo, por parte del escritor o del editor. Wechsberg era rápido; por eso, sus editores tenían que estar despiertos toda la noche. A Joseph Mitchell le costaba muchísimo tiempo escribir un texto, pero, cuando entregaba, se podía editar en el tiempo que cuesta tomar un café.

Regla general n.º 2: Cuanto menos competente sea el escritor, mayores serán sus protestas por la edición. La mejor edición, le parece, es la falta de edición. No se detiene a pensar que ese programa también le gustaría al editor, ya que le permitiría tener una vida más rica y plena y ver más a sus hijos. Pero no duraría mucho tiempo en nómina, y tampoco el escritor. Los buenos escritores se apoyan en los editores; no se les ocurriría publicar algo que nadie ha leído. Los malos escritores hablan del inviolable ritmo de su prosa.

Regla general n.º 3: Puedes identificar a un mal escritor antes de haber visto una palabra que haya escrito si utiliza la expresión «nosotros, los escritores».

Regla general n.º 4: Al editar, la primera lectura de un manuscrito es la más importante. En la segunda lectura, los pasajes pantanosos que viste en la primera parecerán más firmes y menos tediosos, y en la cuarta o quinta lectura te parecerán perfectos. Eso es porque ahora estás en armonía con el escritor, no con el lector. Pero el lector, que solo leerá el texto una vez, lo juzgará tan pantanoso y aburrido como tú en la primera lectura. En resumen, si te parece que algo está mal en la primera lectura, está mal, y lo que se necesita es un cambio, no una segunda lectura.

Regla general n.º 5: Uno nunca debe olvidar que editar y escribir son artes, o artesanías, totalmente diferentes. La buena edición ha salvado la mala escritura con más frecuencia de lo que la mala edición ha dañado la buena escritura. Eso se debe a que un mal editor no conservará su trabajo mucho tiempo, mientras que un mal escritor puede continuar para siempre, y lo hará. La buena escritura existe al margen de la ayuda de cualquier editor. Por eso un buen editor es un mecánico, o un artesano, mientras que un buen escritor es un artista.

jueves, octubre 20, 2016

Muerte y arte en San Luis Potosí (y, obvio, más allá)


Este año quiero retomar el blog Muerte y arte en San Luis Potosí (y, obvio, más allá), en el que compartiremos poesía, narrativa, textos varios, noticias, fotografía y artes plásticas los días 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre. El blog es una "Muestra de literatura y arte sobre la muerte en y desde San Luis Potosí, obituario literario y cultural, enlaces suicidas, necrófilos y luctuosos. Total: el escritor al pozo y el libro al gozo".

La invitación está abierta y recibiremos colaboraciones hasta el 30 de octubre en el correo debajodelagua@gmail.com.

Asimismo, planeo un minitaller de seis horas sobre literatura sobrenatural para la siguiente semana. El costo será bajo, casi fantasmal. Ya les daremos detalles en un par de días. Informes también en el mismo correo.

miércoles, octubre 19, 2016

Memoria (2): Julio Cortázar

“La vida de los otros, tal como nos llega en la llamada realidad, no es cine sino fotografía, es decir que no podemos aprehender la acción sino tan sólo sus fragmentos eleáticamente recortados. No hay más que los momentos en que estamos con ese otro cuya vida creemos entender, o cuando nos hablan de él, o cuando él nos cuenta lo que le ha pasado o proyecta ante nosotros lo que tiene intención de hacer. Al final queda un álbum de fotos, de instantes fijos; jamás el devenir realizándose ante nosotros, el paso del ayer al hoy, la primera aguja del olvido en el recuerdo”.
Julio Cortázar, Rayuela.

martes, octubre 18, 2016

Memoria (1): Ida Vitale

Penitencia

¿Mirar atrás será pasar
a ser de sal precaria estatua,
un perecer petrificado
preso en sí mismo, parte
del roto encanto de un paisaje
cuya música no logro más oír?

¿Debo matar lo que miré,
el mito que minuciosa
pliego y despliego,
grava para mi paso solo?
¿ Ciega borrar lugares,
playas, vientos, el tiempo?

Sobre todas las cosas,
anular horas que se han vuelto inútiles
como lluvia que cae
sobre el mar implacable,
como mis propios pasos
si no son penitencia.

De Reducción del infinito, 2002

* * * * *

Residua

Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.

De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.

De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?

De Parvo Reino, 1984

lunes, octubre 17, 2016

Octubre


Espera, octubre
Gilberto Owen

Espera, octubre.
No hables, voz. Abril disuelve apenas
la piel de las estatuas en espuma,
aún canta en flor el árbol de las venas,
y ya tu augurio a ras del mar, tu bruma
que sobre el gozo cuelga sus cadenas,
y tu clima de menta, en que se esfuma
el pensamiento por su laberinto
y se ahonda el laberinto del instinto.


No quemes, cal. No raye las paredes
de aire de abril de mi festín tu aviso.
Si ya me sabes presa de tus redes,
si a mi soñar vivir nací sumiso,
vuelve al sueño real de que procedes,
déjame roca el humo infiel que piso,
deja a mi sed el fruto, el vino, el seno,
y a mi rencor su diente de veneno.


Espejo, no me mires todavía.
Abril nunca es abril en el desierto,
y me espía tu noche todo el día
para que al verte yo me mire muerto;
Narciso no murió de egolatría,
sí cuando le enseñé que eres incierto,
que eres igual al hombre que te mira
y que al mirarse en ti ya no se mira.


domingo, octubre 16, 2016

Tres funerales, un premio, narrativa y poesía

Esta semana en Pulso Diario de San Luis
Bienvenidos comentarios y trompetillas.


Every Grain Of Sand - Bob Dylan



In the time of my confession, in the hour of my deepest need
When the pool of tears beneath my feet flood every newborn seed
There’s a dyin’ voice within me reaching out somewhere
Toiling in the danger and in the morals of despair

Don’t have the inclination to look back on any mistake
Like Cain, I now behold this chain of events that I must break
In the fury of the moment I can see the Master’s hand
In every leaf that trembles, in every grain of sand

Oh, the flowers of indulgence and the weeds of yesteryear
Like criminals, they have choked the breath of conscience and good cheer
The sun beat down upon the steps of time to light the way
To ease the pain of idleness and the memory of decay

I gaze into the doorway of temptation’s angry flame
And every time I pass that way I always hear my name
Then onward in my journey I come to understand
That every hair is numbered like every grain of sand

I have gone from rags to riches in the sorrow of the night
In the violence of a summer’s dream, in the chill of a wintry light
In the bitter dance of loneliness fading into space
In the broken mirror of innocence on each forgotten face

I hear the ancient footsteps like the motion of the sea
Sometimes I turn, there’s someone there, other times it’s only me
I am hanging in the balance of the reality of man
Like every sparrow falling, like every grain of sand

sábado, octubre 15, 2016

Adán y Eva - René Avilés Fabila

Amanecí nuevamente con las costillas intactas: ninguna mujer me acompañaba.

Sin embargo siento dolor en el pecho. Algo crece dentro de mí. Ojalá sea Eva.

Inquieto la espero y ya la amo.

viernes, octubre 14, 2016

Lápiz y papel - William Faulkner

El arte tampoco tiene nada que ver con el ambiente; no le importa dónde está. Si usted se refiere a mí, el mejor empleo que jamás me ofrecieron fue el de administrador de un burdel. En mi opinión, ese es el mejor ambiente en que un artista puede trabajar. Goza de una perfecta libertad económica, está libre del temor y del hambre, dispone de un techo sobre su cabeza y no tiene nada qué hacer excepto llevar unas pocas cuentas sencillas e ir a pagarle una vez al mes a la policía local. El lugar está tranquilo durante la mañana, que es la mejor parte del día para trabajar. En las noches hay la suficiente actividad social como para que el artista no se aburra, si no le importa participar en ella; el trabajo da cierta posición social; no tiene nada qué hacer porque la encargada lleva los libros; todas las empleadas de la casa son mujeres, que lo tratarán con respeto y le dirán “señor”. Todos los contrabandistas de licores de la localidad también le dirán “señor”. Y él podrá tutearse con los policías. De modo, pues, que el único ambiente que el artista necesita es toda la paz, toda la soledad y todo el placer que pueda obtener a un precio que no sea demasiado elevado. Un mal ambiente sólo le hará subir la presión sanguínea, al hacerle pasar más tiempo sintiéndose frustrado o indignado. Mi propia experiencia me ha enseñado que los instrumentos que necesito para mi oficio son papel, tabaco, comida y un poco de whisky.

Mencionó la libertad económica. ¿La necesita el escritor?
No. El escritor no necesita libertad económica. Todo lo que necesita es un lápiz y un poco de papel. Que yo sepa nunca se ha escrito nada bueno como consecuencia de aceptar dinero regalado. El buen escritor nunca recurre a una fundación. Está demasiado ocupado escribiendo algo. Si no es bueno de veras, se engaña diciéndose que carece de tiempo o de libertad económica. El buen arte puede ser producido por ladrones, contrabandistas de licores o cuatreros. La gente realmente teme descubrir exactamente cuántas penurias y pobreza es capaz de soportar. Y a todos les asusta descubrir cuán duros pueden ser. Nada puede destruir al buen escritor. Lo único que puede alterar al buen escritor es la muerte. Los que son buenos no se preocupan por tener éxito o por hacerse ricos.

jueves, octubre 13, 2016

Dario Fo (1926-2016)





"¿El premio Nobel de Literatura a un teatrero? ¡Qué horror!", dijeron algunos. Era 1997. El italiano criticó a los moderados a los sumisos, a los poderosos. Misterio bufo, Muerte accidental de un anarquista y La mujer sola son algunas de sus obras, satíricas, mordaces, valor que pareciera haberse perdido en un mundo que busca ser políticamente correcto, al menos en su lenguaje, en sus relaciones. Hoy se repite la polémica que se dio sobre el dramaturgo. "¿El Nobel a un cantante? ¡Qué horror!" Ya lo comentaremos. Por lo pronto en las redes hay comentarios de todo tipo, risibles, sensatos y hasta de pena ajena. La poesía va más allá de los libros, de los poemas, de los poetas.

David Antin (1932-2016)

me considero un poeta pero no voy a leer poesía
como podrán ver no traigo libros a pesar de que he escrito libros 
yo tengo una extraña relación con la idea de leer si no me pueden oír apreciaría que se acerquen pues esta no es una situación en la que intentaré amplificar eso sucederá en la segunda parte
la que le corresponde a jackson maclow el equipo que está detrás mío
sobre el escenario es otro equipo yo sólo estoy usando este equipo
mínimo pues es el único equipo que puedo manejar
en este momento particular y la razón es que en un tiempo
estuve involucrado con la ingeniería y ahora me estoy deshaciendo de las partes
existió un tiempo en que yo hubiera concurrido con más mucho
más y no hace mucho pero ahora en este momento no lo deseo es
algo así como mi actitud hacia el libro del que no intentaré
leer lo que quiero decir es que si yo viniera y les leyera poemas
de un libro ustedes lo considerarían un modo razonable de comportamiento
y es un modo razonable de comportamiento generalmente
considerado como una lectura de poemas y sería algo así como
extraer arvejas congeladas de un contenedor de comida y eso
no me parece interesante porque entonces me convertiría en un cocinero
y realmente no deseo ser un cocinero no quiero ser un cocinero o
recalentar la comida por nada ni para nadie he venido aquí para hacer un
poema hablando para hablar un poema que será siendo
las otras cosas iguales porque yo quería hablar acerca de
algo la situación que se presenta cuando un poeta viene a un sitio
para construir lo que es un poema digo ¿ que estoy haciendo
viniendo aquí a hablar poesía ? eso si yo pensará que la poesía fuera
una especie de iniciativa romana si yo creyera que la poesía es una
iniciativa romana asumiría que hablar poesía es una empresa razonable y
definida con claridad llegaría al lugar y haría uso de todo
el magnífico encanto de la retórica del que me serviría y luego les
ofrecería poesía quiero decir mejoraría lo hablado como verán
hablar sería sólo hablar del modo en que lo hacen las personas y
la poesía sería un discurso hablado que se supera sería charla que tiene finales graciosos
podría rimar digamos o producir una melodía o hace lo que hace o que tiene que
de modos inusuales y exóticos no hay nada de malo en eso existen muchas personas que lo hacen es divertido hacer equilibrio en un alambre tendido es divertido hablar mientras
bebemos agua es divertido hablar mientras hacemos la vertical invertida
propongo que no consideremos a la poesía como eso que se pone por encima de la
conversación la considero en este caso
como algo que aparece en una ocasión particular en un lugar público yo
quiero decir están ustedes aquí y este es un sitio público y yo me dirijo me enfrento
a una situación pública y estoy haciendo lo que los poetas han hecho durante mucho tiempo
han hablado de un mundo íntimo algunas veces
de una necesidad íntima pero siempre lo han hecho en un contexto bastante peculiar para que cualquiera pudiera compartir sus palabras lo que es muy extraño
es extraño que un hombre venga aquí a hablar con ustedes a quienes no conoce y ustedes no lo conocen a él y ustedes se interesaran por lo que tuviera que decirles y es exótico
siempre hay algo raro en ello sin embargo si podemos compartir algún aspecto de nuestra humanidad quizás sea menos exótico eso es es sabido que las personas entran en un bar se encuentran con otra persona a la que no conocen y comienzan una conversación les cuentan la historia de su vida y luego desaparecen para no verse nunca más de hecho pienso que existen personas que se especializan en hechos de esta índole los conductores de taxis en diversas ciudades viven esta experiencia repetidamente alguien llega les cuenta la historia de su vida que puede ser verdadera o no puede ser mítica o puede ser un poema y nunca los vuelven a ver yo creo que las grandes historias míticas son aquellas que están llevando a cabo en este momento los choferes de taxi en este preciso instante del tiempo si pueden recordar las historias y en este contexto asumo que estamos tratando de alguna manera la ocasión mítica ¿ qué es lo que les voy a contar? ¿algo privado? por supuesto que les voy a contar algo privado ¿me van a creer ? ¿me creerían ustedes si yo quisiera que me crean?
quiero hablarles de algo bastante más personal de lo que se acostumbra razonablemente y es recomendable en una ocasión pública sólo porque se trata de algo poco razonable
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les digo que pienso que de alguna manera las personas contraen matrimonio para poder definir su yo una especie de yo privado que es todavía un yo público digo
las personas como yo hacen eso pero definir un yo es una cuestión de esperanza y deseos eso es quiero decir deseo ser alguien digo soy alguien soy alguien
jim harithas es alguien jim harithas adoraba la ciudad de siracusa él tenía las esperanzas de amar a siracusa y ha logrado realizar grandes cosas en la ciudad de siracusa no te avergüences jim lo que has logrado en siracusa es realmente algo considerable un hecho importante vos querías amar a siracusa yo quería amar a miriam
y amé a miriam que es casi lo mismo y un buen día miriam y yo dejamos de amarnos
y realmente no sé cómo manejar una situación como esa eso es quiero decir ¿quién habla por mi cuando hablo? ¿tengo una audiencia? aquí en este lugar público hablando como si se tratara de una charla con viejos amigos algunos nuevos y de algunas personas que se han acercado queriendo saber quizás ¿ qué es un poeta? ¿me entienden?
lo que hace o hará un poeta de qué diablos va a hablar y yo vengo aquí con mis cosas privadas para decirlo de alguna manera y les digo que me hallo aquí para definir mi ser y les cuento quien soy y porque hago lo que hago y ustedes lo pueden creer como le pueden creer a cualquier poeta o como le pueden creer a su esposa o a sus hijos o a ustedes mismos.
1976

* * * * * 

miércoles, octubre 12, 2016

Ricardo III (un sueño)


Ricardo III (un sueño) se presentó este 6 de octubre en el Centro Cultural Universitario de la UNAM, bajo la dirección de Silvia Ortega y el propio actor en escena, Erando González. Fue, según la sinopsis oficial, un "espectáculo unipersonal que construye, imagina y ensaya y construye su propia tragedia. Un actor llega al foro y se prepara para ensayar y tratar de hacer Ricardo él solo; consulta el texto, trae algunas cosas, utiliza otras que están ahí, involucra al público, termina, cierra el libreto".

La Corrala del Mitote es "un teatro móvil, trashumante, con un escenario, gradas y camerino; un bicho monumental, verdaderamente increíble, al que la gente quiere entrar; es la versión mexicana del Globe Theatre de Shakespeare en Londres", de "20 toneladas y 22 metros de diámetro", con "capacidad para 400 personas y se divide en gradas de dos niveles, con espacio para 250 espectadores sentados; además de un patio localizado entre las graderías y el escenario, que recibe a 150 de pie (o sentados en el piso), quienes podrán meterse completamente en las obras".


Y sí. Genial estar con Tere, sentirnos en un teatro isabelino, al atardecer. Genial cumpleaños. Genial el desdoblamiento el de este actor que entró declamando en inglés, casi un susurro, para dominar el escenario al interpretar a un actor que representa a Ricardo III y otros personajes de esta tragedia de Shakespeare: Ana, Eduardo, Clarence. Una manzana, un velo negro, el mismo velo transformado en títere, un espejo, todo sirve para crear voces, ecos, replicarse y duplicarse. La traición política, las intrigas, la doble cara pintados por Shakespeare siguen más que vigentes, aunque sea para morir después de haber probado el poder.

Un delirio (varios), una prueba de actuación de muchos tonos, una comunión con el público.

martes, octubre 11, 2016

Dos textos de David Ojeda (1950-2016)

David Ojeda Álvarez, escritor, coordinador de numerosos talleres literarios y funcionario cultural, falleció este domingo a los 66 años. Nació el 20 de marzo de 1950. Antologador de Literatura potosina. Cuatrocientos años (1992) y autor del libro de ensayos Entre sierpes y lagartos (2005). Entre sus obras de creación destacan Bajo tu peso enorme (1978), Los testigos de Madigan (1995), La santa de San Luis (2006), El hijo del Coronel (2008) y Perros de casa (2010). Coordinó talleres en Aguascalientes, Ciudad Juárez, León, Monterrey, Puebla, Torreón, Zacatecas y San Luis Potosí. Fue Premio Casa de las Américas por su libro de cuentos Las condiciones de la guerra (1978), y Premio Nacional de Cuento de San Luis Potosí (1976).

Los testigos del jardín
(En Los testigos de Madigan, 1995)

Los caracoles aceptan la soledad sin el temblor de párpados
que observamos cada mañana en nuestro espejo
Ellos van con su casa a cuestas
y asoman a los jardines un cuerpo que no logramos entender
Cada día su voluntad apenas debe esforzarse
para desentrañar el minúsculo milagro del terreno

Adheridos a hierbas que tiemblan y crecen bajo ellos
no duermen por la noche sino vigilan
el paso de un zorro con hambre
o el de un viejo borracho que cruza el jardín
en busca de la cama donde yace en el sueño su mujer

No hay misterio que escape a su cuidado
y con él no desean los caracoles otra cosa que conservarlo en las antenas
Quedan ahí las noticias de un mundo que nace
y se corrompe cada segundo
Han aprendido a cuidar su humildad
para corresponder con ella a su apariencia y su tamaño
sin embargo atesoran el saber de quien observa el mundo desde el suelo
entre las hojas libre y solo
Así escriben sus libros y luego los dejan perecer a su lado
en medio de una trampa de sal
ante la vejez o los depredadores que los atraviesan con picos
con uñas y tridentes
Saben no obstante
que la razón de un libro no comienza o termina en sus lectores
que la última finalidad de una palabra en nadie descansa sino en algo

Reconocen cada día cuando el rocío los reanima
y Madigan pone su pie junto a ellos
que un signo en el cielo completa el espectáculo de sus puntos de vista

Los caracoles se arrastran por el jardín
y sus huellas llegan a cruzarse sin que uno u otro se toquen
Su paso y sus acciones en busca de una hoja mejor
al acoso de algún organismo muy pequeño
cubren el terreno con la trama invisible
que el podador o el perro no atestiguan o comprenden

Los caracoles dejan sus casas vacías luego de morir
Queda su cuerpo sin vida para ser devorado por las hormigas
que se aproximan con cuidado y se ponen a comer a cortar
a trasladar la carne húmeda y fría
Poco a poco dejan hueca la morada
y cuando la última hormiga sale de ella no puede evitar apresurarse
Las casas abandonadas asustan
Las casas vacías atesoran ecos que los débiles de corazón
los callados y razonables los enemigos de los sueños
los infieles del azar y la risa
no logran ni quieren entender
Las casas donde alguien ha muerto conservan un fantasma para siempre

El caracol nunca aguarda una pareja
sólo para abandonarse en un orgasmo repentino
Su espera intenta descargar la soledad de un encuentro especular
No tiene sentido hablar de sexo cuando dos caracoles
se aproximan a un contacto moroso
Uno y otro se corresponden con huecos que la casualidad propicia

El estupor de todo amante frente a un sexo que desconoce
es un evento que los caracoles ignoran
Su retiro se completa en su propio cuerpo y sus citas
-como obra fortuita de un deseo delicado que sin embargo llega a la desmesura-
sólo habrán de producir la perdurable fascinación
ante lo que nos proporciona una fugaz imagen de plenitud
y entonces el jardín padece la aproximación de una mano
que puntualmente los priva de reposo
sin atender el grito un gemido los murmullos.

* * * * * 

Tres goles
(En Luvina 51, verano de 2008)

Es el 22 de junio de 1986. Transcurre el mediodía, y en un estadio de México, un hombre llamado Diego juega un partido de futbol como parte del seleccionado que representa a su país. Lo entusiasma e impulsa su deseo de lucir ante quienes, dispersos en el mundo, aplauden y gritan al intuir que es él la prueba de una colusión maravillosa: lo intrascendente que alcanza una instantánea eternidad, el héroe sin tragedia, la emoción que lo reinstala en la vaguedad de una fe rutinaria. Por eso, el acoso de sus frustrados rivales y el rumor de un estadio lleno producen en el jugador reflejos y arrebatos que le permiten anotar dos goles legendarios. En el primero, frente al marco rival, acciona sus músculos al máximo y se suspende por un momento en el aire, ocultándole al juez del encuentro parte de su acción, pues en desacato de una regla impulsa con una mano la pelota que era inalcanzable para su frente. Aquélla roza luego la red del marco rival y produce un sonido que es apagado de inmediato por un atronar de voces y aplausos. El árbitro da por bueno el tanto sin atender reclamos ni protestas de los otros jugadores. Y, minutos después, Diego realiza la maniobra que lo fijará en la perpetuidad de los hombres: tras recibir el balón algunos diez metros atrás de la media cancha, cerca de la banda derecha del ataque de su equipo, corre con el esférico pegado a los pies; así burla a uno, rebasa a otro y se cuela entre dos rivales más hasta penetrar en el área chica inglesa, donde aún le quedan gracia y equilibrio como para burlar la salida del portero, anotando lo que muchos calificarán como «el gol del siglo». En ese momento el jugador argentino entiende haber alcanzado la inmortalidad y siente el sabor de la gloria: un dulce que lo embriaga y habrá de ensimismarlo para siempre.

Dieciséis años antes, el 17 de junio de 1970, durante otro campeonato mundial también celebrado en México, en el estadio Jalisco, de Guadalajara, se realizó un juego entre Uruguay y el inolvidable equipo brasileño donde alineaba un jugador que, igual que el argentino llamado Diego, lucía como el pontífice del encuentro, tal cual si su habilidad y energía correspondieran a seres mitológicos que irrumpen en la vida del hombre. Y Edson, el brasileño, en algún momento del partido descubrió que la pelota rodaba hacia él, impulsada por un compañero y con trayectoria hacia la esquina izquierda del área chica vigilada por el portero uruguayo al que se tenía como «el mejor del mundo». En un instante el jugador calculó lo que ninguna máquina, artilugio o estratega hubieran completado. Evocó durante una milésima de segundo su propia figura; trazó en ese lapso diagramas y un golpe de intuición le indicó qué hacer: confrontarse a sí mismo. Por eso, viendo que el portero se aproximaba veloz, a unos centímetros del roce entre ambos, tocó la pelota con su pie izquierdo, impulsándola en la misma dirección que ésta viajaba. Y él, por su parte, prosiguió con la suya, en sentido contrario a la esférica. De este modo, burlado el portero rival, Edson dobló a su derecha y dio alcance al balón para completar el famoso autopase. El marco oponente quedaba frente a él, a su izquierda, con un forzado ángulo de entrada. Eso complicaba la intención del jugador que, no obstante, apegado a ella, reguló la fuerza de su botín derecho y el ladeo de su empeine. Luego soltó su golpe y observó gratificado que la pelota correspondía a su destreza y pasaba rozando el lado externo del poste derecho. Hubiera sido un gran gol, pensó Edson, apodado Pelé, mientras reconocía su acierto y probaba el sabor de su gloria: una miel que no era para otros.

lunes, octubre 10, 2016

Gonzalo Vega (1946-2016)

En cine, genial en Nocaut (1984), El lugar sin límites (1978) o Ante el cadáver de un líder (1974), en televisión en Cuna de Lobos (1986), en teatro en Don Juan Tenorio o La Señora Presidenta. El riesgo de actuar en cualquier papel más allá de los estereotipos, de transformarse y hacernos creer esas personalidades, de ser crítico, el legado de un gran primer actor.



Nostalgia - Joseph M. Catalá Doménech

«El término nostalgia surge del encuentro entre las palabras griegas nostos, retorno, y algos, dolor. Significa, pues, regresar con dolor: el regreso imposible del exiliado a su país de origen. Un sentimiento que ahora nos define a nosotros, modernos exiliados de la realidad. La realidad ha dejado en nuestra memoria sus dolorosos trazos y nosotros tratamos de reproducirla a través de las imágenes. ¿Logra alguna vez el exiliado vencer los rigores que le impone su nuevo entorno? ¿Consigue por fin convertirlo en inexistente para que su lugar lo ocupe el espacio de su memoria? Ciertamente, como lo han probado tantos pobladores del exilio, desde Joyce a Tarkovsky: Zurich queda eclipsado por Dublín, Italia es absorbida por Rusia. Al final de Nostalgia, de Tarkovsky, la casa campesina rusa aparece en el interior de las ruinas de una inmensa catedral italiana: la catedral parece envolverla, pero es sólo un efecto óptico; en realidad, tan sólo la casa rusa sobrevive porque es un germen, la imagen memorística de una realidad lejana, extinguida, mientras que la catedral, en su colosal materialidad, no es otra cosa que ruinas, una gran carcasa de la que nace, poderosa, esa pequeña imagen destinada a contenerlo todo, como la bola de cristal que deja caer Kane en el instante de su muerte y en cuyo interior reside el paisaje de su infancia. Vivimos pendientes de lo que se ha dado en llamar simulacros del mismo modo que el exiliado trata de reproducir sobre la nueva realidad, la realidad original perdida: Little Italy en Nueva York, Russian Hill en San Francisco, Little Havana en Miami, Paris en Texas; chinatows, japantowns, barrios mejicanos, coreanos, vietnamitas, filipinos: de Norteamérica partió la cultura de la imagen, no en vano es el país de la nostalgia. El gusto estadounidense por el hiperrealismo tiene su fuente en ese no haber vivido nunca en la realidad, sino en la imagen extraída de la memoria. Cada cual llegó con la suya, la que se trajo a través de Ellis Island o Angel Island; realidades del Este y del Oeste en forma de alucinaciones incrustadas más tarde en los estucos de las calles, en las formas de los edificios, en el sortilegio de la comida. Entre 1900 y 1910, llegaron a los Estados Unidos casi nueve millones de emigrantes. Nada en común, excepto la voluntad de reproducir sobre el vasto país las imágenes del pasado. A sus hijos les dejaron un inmenso territorio vacío que éstos poblaron primero con los sueños del cine y luego con el espacio hiperreal de la televisión. América no ha existido jamás, excepto quizá en la imaginación de Kafka (lúcida imaginación que veía la estatua de la Libertad empuñando una espada en lugar de una antorcha) y en los jeroglíficos que sobre el tejado de los rascacielos trazaban con sus pies Frederik Austerlitz y Virginia McMath o lo que no es lo mismo, Fred Astaire y Ginger Rogers.»

sábado, octubre 08, 2016

Libros sin firma - Eusebio Ruvalcaba

«Y entonces se paró, buscó en su clóset, puso en un bote de basura las doscientas páginas que yo había escrito para ella, y las quemó. Yo vi aquellas llamas y me dio exactamente lo mismo. Nunca le he dado el menor valor a lo que escribo. Para mí era como si se estuviera friendo una quesadilla de flor de calabaza. Pero ella se puso a llorar y me amó como nunca lo había hecho). Si la admiración era la cadena con que la tenía atada, pues entonces tenía que hacerla inquebrantable. Y de mi cuenta corría que esa admiración no cesara. Uno tras otro, los poemas que escurrían de mi pluma no tenían otro cometido más que hacerla mía, más que mía: mi sombra. De por vida. Ahora comprendo que no debí ser tan ambicioso.

»Atrás de la literatura no hay nada. Nos hace girar como marionetas manejadas por un novato, para luego arrojarnos contra la pared y dejarnos embarrados como moscas. Y pensamos que estamos escribiendo páginas valiosas. Vemos nuestra foto en los diarios, nuestra imagen en la tv, guau, qué maravilla, ya eres un grande, así haz de escribir. Nada de esto pasaría si los libros fueran anónimos, si no figurara el nombre del autor en la portada. Que simple y llanamente se escribiera por el solo hecho de escribir. La vanidad entonces se desplomaría como las torres gemelas. Debería haber una editorial que sólo publicara libros sin firma. Yo compraría esos libros; pero quién sabe si publicaría ahí.

"Confesiones porcinas", en La Crónica

viernes, octubre 07, 2016

Ficción y no ficción

"En mi cabeza, la ficción y la no ficción se mantenían tan separadas la una de la otra que durante años yo juraría que no tenían mayor relación que la que pueden tener la ficción y la hostelería. Escribir una novela, incluso cuando va bien, me resulta muy difícil, y escribir un artículo, incluso un artículo difícil, es fácil. Creo que la no ficción me resulta fácil precisamente porque la ficción es difícil; siempre preferiría producir un artículo que enfrentarme al siguiente capítulo de mi novela. Pero he llegado a darme cuenta de que mientras que todos esos años de escribir ficción habían mejorado mi capacidad como escritora en general, todos esos años de escribir artículos… me habían convertido en un caballo de tiro, y que esa, a su vez, era una habilidad que yo llevaba de vuelta a mis novelas".

Ann Patchett, en Gabriella Literaria.

jueves, octubre 06, 2016

Autocrítica - Julian Barnes

«Así, con el libro a punto de ser publicado, yo ya estaba preparado para el fracaso. Yo sabía las debilidades de mi propia novela (siempre lo hacemos). Y autoprotectoramente decidí escribir de antemano la opinión más extravagante y condenatoria que posiblemente podría recibir sobre Metroland. Fue elaborada por "Mack the Knife" y "apareció" en el Daily Sniveller. Así comenzaba:
Hubo un tiempo en que hubo una criatura llamada el joven sensible. A menudo se le concedió ganarse las mayúsculas, así: el Joven Sensible. Floreció en el tiempo, a la sombra y, a veces, escondido en el hombro de Oscar Wilde. Escribió novelas no porque tuviera algo que decir, sino porque quería ser novelista. Ser novelista es, pensaba, algo bueno.
Mack the Knife trabajaba luego en el libro, sobre su falta de originalidad, su indiferencia hacia el modernismo, su insipidez. Condescendiente, admitió que Barnes "no escribe de manera poco elegante" y "ocasionalmente da con una frase afortunada", al tiempo que señalaba que "un puñado de francés no puede ocultar la pobreza de la imaginación del autor, y la brevedad de la novela no es, por desgracia, garantía contra el tedio". Concluyó:
En los viejos tiempos, el Joven Sensible, después de producir su novela, pudo volver a caer en la oscuridad del libro-examen y del vino-y-soda; en su edad madura puede escribir muchas cartas a los periódicos; y en la vejez, atarse a una silla de ruedas en su club, él se revela a si mismo como un filisteo incesante, lo que había buscado ocultar en su manifestación anterior. Debemos desearle bien al Sr. Barnes al embarcarse en este viaje inevitable.
Mi "plan" era que si cualquier revisor identificaba todas las fallas que Mack señaló, renunciaría a la escritura de ficción. Pero quizás algo de mi suerte fue que, en 1980, todavía existía una generosa tradición que las primeras novelas (y los primeros novelistas) debían ser tratados con indulgencia. Y así Metroland escapó bastante a la censura, e incluso entró en las ediciones de bolsillo. Su publicación también activó algún disparador psico-literario en mí: para mi sorpresa, las ideas para novelas posteriores comenzaron a llegar con bastante rapidez. Parecía que no iba a ser novelista de una sola novela, después de todo. Aunque todavía estaba de piel sensible y desconfiaba de los juicios, continué con mi tradicional avance de auto-revisión de mi segunda novela, Antes de conocernos ("Cuando el señor Barnes no está siendo sensible es vulgar, aparentemente obsesionado en esta ocasión con ruidos inferior del intestino; parece incapaz de apreciar que la mayor parte de la vida tiene lugar en el punto medio entre 'ser sensibles' 'y 'pedo'"). Después de esto, me rendí al masoquismo.»

Fragmento de "Why I wrote an extravagantly damning review of my own debut novel", en The Guardian.

martes, octubre 04, 2016

Manual para embaucadores - Walter Serner (traducción: HDCA)

Tomado de Translatonia


- Cuando estés mal, harás bien en intentar ocultarlo. Pero si gozas de éxito, a tu alrededor surgirán odios y envidias, así que finge un malestar pulmonar o un dolor de riñones y cómprate una sepultura: toda enemistad se desvanecerá.

- Haz como si tomaras la vida en serio. Los listos, si te creen, te considerarán digno de confianza; si no te creen, te tomarán por listo.

- En aquellas inevitables horas en que te invade la nostalgia indomable por calma interior, el asco hacia ti mismo –que, por lo demás, te hace particularmente lúcido frente a lo desastroso de tu estado y dolorosamente consciente de la Gran Nada: bebe dos tazas de chocolate caliente, trágate una aspirina y ve a la cama. (Estas horas se podrían eludir si la predisposición a tales recaídas espirituales, surgida del mal sueño o el esfuerzo excesivo, pudiera a su vez ser evitada.)

- Llegar más allá de los sesenta años no causa ningún placer y de hecho es a menudo un malheur. Ten esto en cuenta cuando tengas treinta y no seas avaro contigo mismo. (Además: los ahorrativos jamás triunfan.)

- Problemático es sólo aquello que no es evidente. Y lo que no es evidente no merece ser discutido.

- El mundo es cada vez más pequeño. No lo olvides. De lo contrario te podría suceder que, creyéndote lejos del disparo, te halles de hecho en la ruta de la bala.

- No dramatices nunca. Simplifica siempre.

- ¿Cuándo eres verdaderamente viejo? Cuando ya no te causa placer tener un público.

- Durante siglos a todas las cosas se les suscribieron profundidades que en verdad nunca han tenido. Esto ha sido la causa de grandes desgracias. Banaliza todo; cosecharás éxitos y sembrarás oportunidades.

- Si te acomete la Gran Ira, emprende algo de inmediato. Si no tienes nada más al alcance de la mano, explica a una niña de seis años el poder de la luz de la luna.

- No debes hablar cínicamente con mucha frecuencia. Pero debes serlo siempre.

- Habla irónicamente sin sonreír. Sonríe sin hablar.

- Alaba a menudo. Admira rara vez. No critiques nunca.

- No seas demasiado interpretativo. El hombre es mucho más irreflexivo y confuso de lo que piensan aquellos a quienes un destino envidioso ha convertido en poetas.

- Demuestra lo que dices sólo cuando estés entre idiotas o profesores (y suscriptores de revistas).

- No te ocupes del psicoanálisis, la política, la literatura o las ciencias. Te roban tiempo y fuerza sin promoverte de modo alguno.

- Dirige tus chistes también contra ti mismo. Tienen el efecto de un purgante espiritual. Pero evita hacerlo fuera de tu círculo. Pronto se comenzaría a hacer tus chistes (contra ti mismo).

- Si de repente no tienes más fuerzas para mentir, sé al menos cruel.

- Jamás disculpes. Parece arrogante. Tampoco digas eso; también lo parece. Limítate a olvidar manifiestamente lo sucedido.

- Nadie es tan tonto como para que no puedas, después de tres días, convencerlo de que es un genio.


* Por la traducción: Copyright / Derechos reservados de autor HDCA

lunes, octubre 03, 2016

Luis González de Alba (1944-2016)

Nació en Charcas, San Luis Potosí, el 6 de marzo de 1944. Premio Xavier Villaurrutia 1978 por El riesgo del placer. Premio Nacional de Periodismo en 1997. Autor de El vino de los bravos (y unos tequilas), Booket, 2014; Las mentiras de mis maestros (il. Jis y Falcón), Cal y Arena, 2002; AMLO, la construcción de un liderazgo fascinante, Cal y Arena, 2007; las novelas Y sigo siendo sola, Joaquín Mortiz, 1979; Jacob el suplantador, Joaquín Mortiz, 1988; Agapi mu (amor mío), Cal y Arena, 1993; Cuchillo de doble filo, Cal y Arena, 2008 y el testimonial Los días y los años, ERA, 1971.

El 2 de octubre lo eligió para marcar su vida y en su muerte él eligió el 2 de octubre. Horas antes, en su ultima columna en Milenio escribió su despedida, titulada justamente "Podemos adivinar el futuro...":
«Escribo esta predicción la noche del 4 de agosto. Cuando se publique será domingo 2 de octubre. Habrá una manifestación de chavos que no saben qué es lo que “no se olvida” porque ya lo olvidaron o nunca lo han sabido. Habrá hordas de vándalos robando, quemando, golpeando. Si no los detiene la policía serán infiltrados al servicio de la policía y pretexto para reprimir a los ordenados manifestantes. Pero, si logra detener a algunos, mágicamente se transformarán en “presos políticos”, chivos expiatorios del vandalismo de los infiltrados por la policía. […] Ya es 5 de agosto en la madrugada. El 2 de octubre será como describo. Repetiré: Qué bella cabeza tienes, Augusto joven, camarada. Ven, recuéstate en mi pecho, te paso un brazo por debajo de tu cabeza y tú pasas un brazo bajo mi espalda... Cómo hueles bien. A marroquinería italiana fina, a bolso de piel en Verona. Mélekj, vasiliá, rex, rey... ¡Ven por mí! ¡Anda, cabroncito del color canela, anda, vámonos al diablo!»

Lean también  de su autoría "Al carajo con Frida".

domingo, octubre 02, 2016

En los otros ochenta, cien veranos que marcharon - Derek Walcott

En los otros ochenta, cien veranos que marcharon
como la luz de un paraíso doméstico, la idea del cielo
de un hedonista era el aparador de una cocina francesa,
manzanas y garrafas de arcilla de Chardin a los Impresionistas,
el arte era une tranche de vie, queso o pan horneado en casa-
la luz, en su opinión, era lo mejor que el tiempo ofrecía.
El ojo era la única verdad, y aquello que atraviesa
la retina se desvanece al amanecer; la profundidad de nature morte
era que la propia muerte es sólo otra superficie
como el lienzo, pues pintar no puede capturar el pensamiento.
Cien veranos que se fueron, con el acordeón que hace olas,
faldas almohadilladas, grupos en botes, golpes blancos como zinc en el agua,
muchachas cuyas mejillas ruborizadas no sobrevivieron a sus rosas.
Entonces, como tubos desecados, los soldados retorcidos
se amontonaron en el Somme y Verdun. Y los muertos
menos reales que una explosión fatal de crisantemos,
idéntico carmesí para la naturaleza muerta y la matanza
de jóvenes. Tenían razón -todo le vale
al pintor con su caballete puesto como un fusil en los hombros.

sábado, octubre 01, 2016

Iceberg


Por si sirve de algo, yo siempre intento escribir según el principio del iceberg. Hay siete octavos de iceberg bajo el agua por cada parte que se muestra en la superficie. Puedes eliminar cualquier cosa que conozcas y sólo fortalecerás tu iceberg.
Ernest Hemingway

Y vas a la muerte derecho como un iceberg que se desprende del polo
Cae la noche buscando su corazón en el océano 

Vicente Huidobro

Entonces unas extensiones echan el ancla se despliegan por
el fondo de mi mirada cerrada
Icebergs que irradian los hábitos de los mundos venideros
André Breton

Enloquecido en lo que he sido
me hundo
La orquesta del Titanic sigue tocando
Alexei Petrovich
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