lunes, noviembre 30, 2015

Tempestad

Nuestro convite ha terminado. Estos actores nuestros, 
como os dije, eran todos espíritus, y 
se han fundido en el aire, en delgado aire, 
y, como el telón infundado de esta visión, 
las torres coronadas de nubes, los fenomenales palacios, 
los solemnes templos, y en sí la gran esfera, 
con todo lo que le pertenece, se disolverá, 
y, como este efímero espectáculo, 
no dejará rastro alguno. Nuestra sustancia 
es la misma de la que están hechos los sueños, y nuestra pequeña vida 
está cercada por un sueño.

domingo, noviembre 29, 2015

Para leer el futuro... y escribirlo: Vila-Matas

Fragmentos del discurso de EVM al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2015 que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Tomados del discurso completo publicado en la revista Nexos. Subrayados de este bloguero.
Nota bene: Saber que ya empezó la
@FILGuadalajara sin poder ir y ver de nuevo la primera temporada de "Prision Break" produce sueños loquísimos.

De cara a la narrativa que yo creía que estaba por venir, uno de mis puntos de orientación era el anartista Marcel Duchamp. Artista no, decía de sí mismo: anartista. En diferentes ocasiones, pensando en su legado, insinué que tal vez no sólo íbamos a dejar atrás por fin la anquilosada narrativa del pasado, sino que iríamos hacia una novela conceptual: un tipo de novela que recogería el intento de Marcel Duchamp de reconciliar arte y vida, obra y espectador. Tenía presente lo que decía Octavio Paz de esa reconciliación propuesta por Duchamp: “El arte fundido a la vida es arte socializado, no arte social ni socialista, y aún menos actividad dedicada a la producción de objetos hermosos o simplemente decorativos. Arte fundido a la vida quiere decir poema de Mallarmé o novela de Joyce: el arte más difícil. Un arte que obliga al espectador y al lector a convertirse en un artista y en un poeta”.

Creía que se abriría paso ese arte difícil y que espectadores y lectores devendrían artistas y poetas. Y creía que surgirían libros, donde la forma fuera el contenido y el contenido fuera la forma. Libros de los que alguien pudiera, por ejemplo, quejarse de que el material a veces no pareciera escrito en su lengua. Y a quien pudiéramos decirle: pero es que no está escrito después de todo, no está escrito para ser leído, o no sólo para ser leído; se ha creado para ser mirado y escuchado; mira, su escritura no es acerca de algo, es algo en sí mismo. Cuando el sentido es dormir, las palabras se van a dormir. Cuando el sentido es bailar, las palabras bailan. Los novelistas engendran obras discursivas porque se centran en hablar sobre las cosas, sobre un asunto, mientras que el arte auténtico no hace eso: el arte auténtico es la cosa y no algo sobre las cosas: no es arte sobre algo, es el arte en sí.

Por eso me gustaban más Bouvard y Pecuchet y Finnegans Wake, las obras imperfectas que se abren paso en Flaubert y Joyce después de sus grandes obras, Madame Bovary y Ulises, respectivamente. Veía en esas obras desatadas e imperfectas caminos geniales hacia el futuro. Creía que todos devendríamos artistas y poetas, pero luego las cosas se torcieron y, entre sombras de Grey, ahora triunfa la corriente de aire, siempre tan limitada, de los novelistas con tendencia obtusa al “desfile cinematográfico de las cosas”, por no hablar de la corriente de los libros que nos jactamos groseramente de haber leído de un tirón, etc.

A la caída de la capacidad de atención ha contribuido una industria editorial que está erradicando de la literatura todo aquello que nos quiere hacer creer que es demasiado pesado, o que va demasiado cargado de sentido, o que puede parecer intelectual. Y el panorama, desde el punto de vista literario —si es que ese punto de vista aún existe— es desolador.

“¿Y por qué los escritores son, más que otra gente, presa fácil de las depresiones?”, pregunta alguien en un relato de Mario Levrero. Y alguien dice: “Se deprimen porque no pueden tolerar la idea de tener que vivir en un mundo estropeado por los imbéciles”.

En un mundo en el que quienes leen son una pavorosa minoría, un escritor ya bastante hace con sobrevivir. Cada día son más inencontrables, pero quedan todavía algunos —podríamos llamarles “los escritores de antes”— que se salvan gracias a que aun saben arreglárselas para tratar de escribir lo que escribirían si escribiesen. Pero de estos cada vez hay menos. Son supervivientes de una especie en extinción; tipos complicados, gente de un coraje tan antiguo como el coraje mismo, gente zumbada; trastornada si ustedes quieren; gente esencialmente obsesiva, fascinantemente obsesiva.

A un amigo escritor le preguntó una dama en un coloquio cuándo iba a dejar de escribir sobre tipos que parecen moverse por el Far West y aniquilan a escritores falsos.

—Cuando me salga bien, dejaré de hacerlo —contestó.

En arte cuenta mucho la insistencia desaforada, la presencia del maniático detrás de la obra. Los escritores supervivientes saben que el futuro ya no va a llegar a través de las ondas; no va a llegar, como en el año en que nací, con las alegres formas de una música distinta.

Nortec: Tijuana Sound Machine - "Akai 47" (Music Video)

viernes, noviembre 27, 2015

La canción del croupier del Mississipi - Leopoldo María Panero

Canción pirata

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
- ginebra y cerveza, por ejemplo -
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en "Dulce pájaro de juventud"
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre "Le livre des masques" de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas

"Poesía" 1970 - 1985

jueves, noviembre 26, 2015

Dentro de El túnel de Sabato

Tomado de El Escritor y sus fantasmas, 1963.

¿Es El Túnel un relato autobiográfico? ¿Se identifica usted con el protagonista? 
Ninguno de los episodios fundamentales de esa narración está meramente tomado de la vida real, empezando por el crimen: hasta hoy no he matado a nadie. Aunque las ganas no me han faltado. Y es probable que esas ganas expliquen en buena medida el crimen de Castel. Porque en un sentido más profundo, no hay novela que no sea autobiográfica, si en la vida de un hombre incluimos sus sueños y pesadillas. En tales condiciones ¿cómo puedo identificarme y cómo puedo no identificarme con Castel? El representa un momento o aspecto de mi yo, en tanto que otro momento quizá esté representado por María. Castel expresa, me imagino, el lado adolescente y absolutista, María el lado maduro y relativizado. Y también Allende representa algo mío, y también Hunter.

Castel vive en una total e irremediable soledad, el encuentro con los otros le resulta imposible. ¿Se siente usted en una situación similar?
No. El representa una situación extrema, cosa que a menudo sucede con los personajes novelescos de nuestro tiempo. Naturalmente, yo mismo he sentido en momentos de mi vida una incomunicación parecida, pero jamás hasta ese punto. La diferencia, además, entre un novelista y un loco es que el novelista puede ir hasta la locura y volver. Los locos no vuelven, ni son capaces de escribir una novela de locos. Una novela es un cosmos, un orden. Y el demente vive en el desorden total.

¿Qué se propuso con El Túnel? ¿Es una descripción del problema de los celos, o un intento de describir el drama de la soledad y de la incomunicación? 
Mientras escribía esa narración, arrastrado por sentimientos confusos e impulsos no del todo conscientes, muchas veces me detuve perplejo a juzgar lo que estaba saliendo, tan distinto de lo que había previsto. Y, sobre todo, me intrigaba la creciente importancia que iban adquiriendo los celos y el problema de la posesión física. Mi idea inicial era la de escribir un cuento, el relato de un pintor que se volvía loco al no poder comunicarse con nadie, ni siquiera con la mujer que parecía haberlo entendido a través de su pintura. Pero al seguir el personaje me encontré con que se desviaba de este tema para «descender» a preocupaciones casi triviales de sexo, celos y crimen. Esa derivación no me agradó mucho y repetidas veces pensé en abandonar el relato que que me alejaba tan decididamente de lo que me había propuesto. Más tarde comprendí la raíz del fenómeno: los seres humanos no pueden representar nunca las angustias metafísicas al estado de puras ideas, sino que lo hacen encarnándolas, oscureciéndolas con sus sentimientos y pasiones. Los seres carnales son esencialmente misteriosos y se mueven a impulsos imprevisibles, aun para el mismo escritor que sirve de intermediario entre ese singular mundo irreal pero verdadero de la ficción y el lector que sigue el drama. Las ideas metafísicas se convierten así en problemas psicológicos, la soledad metafísica se transforma en el aislamiento de un hombre concreto en una ciudad bien determinada, la desesperación metafísica se transforma en celos, y la novela o relato que estaba destinado a ilustrar aquel problema termina siendo el relato de una pasión y de un crimen. Castel trata de apoderarse de la realidad-mujer mediante el sexo. Empeño vano.

miércoles, noviembre 25, 2015

Tantos latidos como nos sea posible - Thomas Carlyle

«Tenemos un intervalo, y luego el lugar que ocupamos deja de pertenecernos. Algunos pasan este intervalo en una especie de letargo, otros lo dedican a la pasión, los más sabios, al menos entre "los hijos de este mundo", al arte y las canciones. Porque nuestra única oportunidad es expandir ese intervalo, en lograr tantos latidos como nos sea posible durante ese tiempo».

martes, noviembre 24, 2015

Victrola vieja - Gonzalo Rojas

No confundir las moscas con las estrellas:
oh, la vieja victrola de los sofistas.
Maten, maten poetas para estudiarlos.
Coman, sigan comiendo bibliografía.

Libros y libros, libros hasta en las nubes,
pero la poesía se escribe sola.
Se escribe con los dientes, con el peligro,
con la verdad terrible de cada cosa.

No hay proceso que valga, ni teoría,
para parar el tiempo que nos arrasa.
Vuela y vuela el planeta, ¿y el muerto?: inmóvil,
¡y únicamente el viento de la Palabra!

Qué te parece el disco de los infusos:
páginas y más páginas de cemento.
Que entren con sus guitarras los profesores
y el originalista de quince dedos.

Ése que tiene el récord y anda que te anda
descubriendo el principio de los principios.
El alfabeto mismo le queda corto
para decir lo mismo que estaba dicho.

Y al que le venga el cuero que se lo ponga
antes que lo dejemos feo y desnudo.
Bajarse del caballo. La cosa empieza
por el ser más abstracto. O el más abstruso.

Dele con los estratos y la estructura
cuando el mar se demuestra pero nadando.
Siempre vendrán de vuelta sin haber ido
nunca a ninguna parte los doctorados.

Y eso que vuelan gratis: tanto prestigio,
tanto arrogante junto, tanto congreso.
Revistas y revistas y majestades
cuando los eruditos ponen un huevo.

Ponen un huevo hueco tan husserlino,
tan sibilinamente heideggeriano,
que, exhaustivos y todo, los hermeneutas
dejan el laberinto más enredado.

Paren, paren la música de esta prosa:
vieja la vieja trampa de los sofistas.
A los enmascarados y enmascarantes
este cauterio rojo de poesía.

lunes, noviembre 23, 2015

La condición del personaje - Álvaro Salvador

Te he buscado por bares y por días
sin saber encontrarte.
Recorrí las callejas de tu barrio
-donde vivo también, de vez en cuando-
y he dejado los rastros de mi paso
por si acaso los vieras, telegramas
que cortejan tu nombre en las aceras.

Te he buscado por noches, entre copas
duras seguramente y excesivas,
esperando alcanzar la madrugada
de tus ojos cachorros: y encontrarte.

He pensado en llegarme hasta tu calle,
preguntar por tu puerta y proponerte
una cita, unas flores, un poema
para tenderme un puente, como entonces
cuando la juventud, y la ilusión, y eso...

Te he buscado en mi agenda y en mis discos
sin preguntar por ti, sin visitarte,
porque a veces los años se parecen
a esas juergas que sólo dan resaca.

Mas, a pesar de todo, te dedico estos versos
no sólo porque hacerlo es un vicio querido
sino porque con ellos quizás pueda mostrarte
la condición que exhiben algunos personajes:
«hombre cansado ya de muchas cosas
con papeles en regla de anteriores afectos
no demasiado joven y sin ningún dinero,
llama a tu corazón. No tiene fecha».

sábado, noviembre 21, 2015

Cenizas - Alejandra Pizarnik

La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.

Pronto nos iremos

Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.

¿Qué haré conmigo?

Porque a Ti te debo lo que soy

Pero no tengo mañana

Porque a Ti te...

La noche sufre.

viernes, noviembre 20, 2015

"Te beso como si fueras tu retrato"

El poema que contiene el verso de Sabines que da título a esta entrada fue motivo de discusión y análisis en algunas recientes clases. ¿Ausencia? ¿Recuerdo? ¿Indiferencia? ¿Ansiedad?

La memoria y la construcción de recuerdos, de lecturas, de interpretaciones erradas acerca de la "realidad" es un tema en el que pienso constantemente.

Me siento a veces a punto de un estallido, de un ataque de pánico y luego pienso, trato de hacer memoria, es decir, creo recuerdos. Mi mente es todo lo que tengo, en lo que  habito, aunque lo que habito sea falso.

Prefiero llamarlo ficción.

Dicen que recordar es volver a pasar por el corazón, pero es por la mente, como menciona un interesante artículo de El estado mental, Cine y falsos recuerdos, del que comparto unos fragmentos:

«Las fuentes de distorsión de nuestros recuerdos pueden ser variadas, pero el cine y las series de televisión están entre los sospechosos comunes. Vivimos en un mundo en el que la internet y las redes sociales obligan al procesamiento rápido de la información, lo que produce memorias de baja calidad. Nicholas Carr, finalista del Pulitzer con Superficiales, un libro un tanto apocalíptico sobre cómo la red está cambiando nuestro cerebro, sostiene que las nuevas formas de comunicación digital no crean las condiciones químicas necesarias para los recuerdos profundos. En ese contexto, las narraciones audiovisuales siguen siendo una fuente poderosa de memorias de largo plazo, es decir, recuerdos bioquímicamente saludables. Las películas gozan de algo cada vez más esquivo en el mundo real: nuestra atención.

»No se trata de una influencia menor. La neurociencia lleva años utilizando retratos de celebridades para medir la actividad cerebral de "lo familiar". De hecho, la reacción ante la fotografía de Angelina Jolie es una forma efectiva de medir cuán grave es una amnesia por contusión. Estudios con imágenes de resonancia magnética confirman algo más o menos esperable: que reconoces con mucha más intensidad el rostro de un famoso que el de alguien a quien vuelves a ver días después de conocerlo; por ejemplo, en la última boda a la que te invitaron. El personaje célebre activa regiones que se creen vinculadas a la memoria de largo plazo que no responderán cuando te reencuentres con una persona con la que estuviste hablando; por ejemplo, la guapa prima de la novia.

»Los experimentos de Elizabeth Loftus evidencian que nuestra memoria es frágil, pero también capaz de generar arquetipos muy enraizados. La memoria infantil del rostro de tu hermano es sólida (aunque podríamos discutir si esa memoria es la de su rostro actual o el de esos años, ¿cuántas versiones de rostros guardamos según la edad?). La memoria de tu mejor amigo del colegio es ciertamente sólida. La de tu segundo mejor amigo, probablemente también. Pero ¿qué hay del tercer o cuarto amigo, el chico que se sumaba al grupo a veces, del que no conservas fotografías? ¿Puedes visualizar ese rostro? ¿Qué tan nítido es? Imagina que te das a la tarea de reconstruir una escena en la que participa esa persona. Como nuestro cerebro es poderoso, el rostro aparecerá. La pregunta es si ese será el rostro original. Y lo mismo puede aplicarse a alguien que conociste cierto verano en la playa, un ser espléndido que acuñó —verbo peligroso— desde entonces tu idea de belleza, y que nunca volviste a ver. ¿Prevalecerá esa cara? ¿O es que apelaremos a la vasta galería interior, a una especie de archivo facial? La mujer de mediana edad que te encontró cuando te perdiste en el supermercado poseerá un rostro en el mismo instante en que te creas la historia. ¿Pero cuál? ¡Si ni siquiera existe! En Searching for Memory, Daniel Schacter cuenta el caso del australiano Donald Thompson, detenido por la policía acusado de violar a una mujer. Afortunadamente Thompson tenía una coartada que era también la explicación del hecho: minutos antes del ataque, él había aparecido en una entrevista, en vivo, en la televisión. La mujer lo había visto y había atribuido ese rostro a su atacante. Este caso es especial, pues la violencia y lo traumático de la experiencia influyen en la malformación del recuerdo, pero lo que asombra es la forma como un rostro específico puede colocarse con tal precisión en la memoria.»

jueves, noviembre 19, 2015

Leer como un profesor - Thomas C. Foster

«Creo que actuamos así: al leer historias nos gusta lo extraño, pero también necesitamos lo familiar. Queremos que una novela nueva se distinga de todo cuanto hemos leído antes. Al mismo tiempo, precisamos que se parezca lo bastante a otras lecturas como para cobrar sentido. Si un texto consigue las dos cosas al mismo tiempo, extrañeza y familiaridad, se producen vibraciones, armonías que acompañan la melodía de la historia principal. Y dichas armonías provocan una sensación de amplitud, solidez, resonancia. Puede que esas armonías procedan de la Biblia, de Shakespeare, de Dante o de Milton, pero también de textos más humildes y familiares.

»Lean lo que les guste. En cualquier librería o biblioteca encontrarán novelas, poemas, obras de teatro, cuentos que cautiven su imaginación y su inteligencia. Lean la "gran literatura", por supuesto, pero lean también buenos textos. Muchas de las cosas que más me gusta leer las encontré por accidente revolviendo estantes. Y no esperen a que los escritores mueran para leerlos; a los vivos les vendrá bien el dinero. La lectura tiene que ser entretenida. Lo de obras literarias es solo un nombre. En realidad, es una forma de juego. Así que jueguen, queridos lectores, jueguen.
Y que les vaya bien...»

miércoles, noviembre 18, 2015

Llave

"Un pensamiento fugaz: podría quedarme aquí, abandonar mi búsqueda, colgarme por siempre en el vacío, a salvo, helado y solo. No. Hacemos lo que debemos hacer".

Convocado por Destino
         ("huele a polvo y a las bibliotecas de la noche.
         Sus pisadas no dejan huellas. No proyecta sombra alguna"),
azuzado por Deseo
          ("nunca es una posesión, siempre es quien posee"),

después de diez mil años, ir al infierno por Nada
(siempre vamos al infierno, propuesto o aceptado, por Nada, como Nadie en la Odisea)

y encontrarlo vacío: la no pelea como venganza
y tener que aceptar la llave.

"¿Por qué me culpan a mí de todas sus pequeñas fallas? […] Hablan de mí como si anduviera por doquier, comprando almas, como mujer de pescador en día de mercado, sin jamás detenerse a preguntarse el porqué. Yo no necesito almas. ¿Y cómo puede uno ser dueño de un alma? No, ellos se pertenecen a sí mismos... pero simplemente odian tener que reconocerlo. Sí, yo me rebelé. Fue hace mucho tiempo.  ¿Durante cuánto tiempo se supone que debía pagar por esa sola acción? Pero ahora se acabó..."

El infierno es ahora parte de la ensoñación.

Oír voces (amenazas, negaciones, negociaciones).
Y volver a dormir.
Y crear.
Y recrear.

Y sí, me encantó Sandman, de Neil Gaiman, tomo 4, "Estación Niebla". Que vengan muchos infiernos (e infiernitos).

martes, noviembre 17, 2015

Moaxajas, vueltas y mudanzas

El castellano fue arabe, andaluz, judio, es mezcla e influencia. Convivencia. Léxico y pronunciación son parte de ese legado en el que occidente y oriente tuvieron mil y una noche juntos. En Al-Ándalus se hablaban el dialecto romance y el árabe, cristianos viviendo entre musulmanes y viceversa. Sus resultados fueron las moaxajas, la jarchas y los zéjel. Las moaxajas —"cancioncillas al estilo de los cristianos", como decían los arabes, o "formas métricas que la gente de al-Andalus ha usado mucho; [su tema] es el del nasīb y el gazal y son difíciles de escuchar, guardadas en los bolsillos y en los corazones. El primero que hizo las formas métricas de las moaxajas e inventó sus reglas fue, según tengo entendido, Muhammed Ibn Mahmud, el ciego de Cabra", escribió Julián Ribera— constaban de Qufl (vuelta) y Gusn (mudanza), y remataban con Markaz o Jarŷa (jarcha).

Tomado de la Biblioteca Virtual Cervantes.

Qufl
El amor juguetea con mi corazón
que se queja y llora por la pasión.

Gusn
¡Oh gentes! Mi corazón está prendado,
y es quien ansía amar, desconcertado;
le engaño y es mi llanto, el derramado.

Qufl
¿Quién te ha enseñado, ¡oh garzón!,
a lanzar miradas que matan a un león?

Gusn
En noche oscura, luna llena,
en rama granada, fruta plena,
esbelta cintura y mejilla morena.

Qufl
Ven, amado mío, a la unión,
para la huida de mí, no hay razón.

Gusn
Me contestó: mi mejilla es flor venenosa,
mis ojos desenvainan espada filosa.
¡Cuidado, mi unión es peligrosa!

Qufl
Quien desee atraparle, va a la perdición,
pero yo continúo detrás, con tesón.

Gusn
Mi corazón engañado se derrite de amor;
su amor entre tinieblas es puro resplandor;
prisionero entre sus manos está todo mi ardor;

Markaz o Jarŷa
No encuentro para la calma ninguna razón,
derramar lágrimas es mi único blasón.

lunes, noviembre 16, 2015

Carlos, José, Pávido y Rigo



Creo que la primera vez que oí ésta de El Pavido Návido fue de niño, cuando toda la familia fuimos a una boda en un rancho (hoy colonia) llamado El Aguaje. La pusieron mínimo diez veces. Y desde entonces me pareció una oda amorosa al surrealismo (o viceversa). Carlos ayer se reunió con José, y nadie le hizo un Chubasco.



El éxito de Rigo Domínguez fue en los 80, ¿no? Empezaba la cumbia a nivel más comercial, más "aceptada" socialmente. Old is Cool. Su grupo Audaz, su comercial de los cigarros Fiesta suavecitos, su versión de Macumba. Cuentan que una de las bailarinas era su hermana y otra su mujer. O ambas o ninguna. Sabe. No había fiesta donde no pusieran sus rolas.

domingo, noviembre 15, 2015

Guerra

"Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos 
hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios 
antes de lanzarse a exterminar a su prójimo".
Voltaire

"¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión 
de que un hombre tenga derecho a matarme porque habita al otro lado del agua 
y su príncipe tiene una querella con el mío aunque yo no la tenga con él?"
Blaise Pascal

"No se puede decir que la civilización no avance, 
en cada guerra pueden matarte de una manera distinta".
Will Rogers

"Todas las guerras son santas, 
os desafío a que encontréis un beligerante 
que no crea tener el cielo de su parte". 
Jean Anouilh

sábado, noviembre 14, 2015

Non, Je Ne Regrette Rien - Edith Piaf

Recogimiento - Charles Baudelaire

Cálmate, dolor mío, y tu angustia serena.
Anhelabas la noche. Ya desciende. Aquí está.
Una atmósfera oscura cubre a París. Traerá
a unos cuantos la paz, a otros muchos la pena.

Mientras la muchedumbre que se rinde al placer
­Su verdugo inclemente­ por las calles anhela
Cazar remordimientos bajo la fiesta en vela,
Tú, dolor, ven a mí. Dame la mano al ver

Que es posible escaparse de los ya muertos años
Con sus antiguos trajes en el balcón celeste.
Ya brotan, como salen del mar, los desengaños,

Cuando el sol, bajo un arco, se muere en lontananza.
Ahora, tal un sudario que desciende del este.
Observa, mi dolor: la inmensa noche avanza.

viernes, noviembre 13, 2015

Si pudiéramos ir - Víctor Hugo

Él decía a su amada: Si pudiéramos ir
los dos juntos, el alma rebosante de fe,
con fulgores extraños en el fiel corazón,
ebrios de éxtasis dulces y de melancolía,

hasta hacer que se rompan los mil nudos con que ata
la ciudad nuestra vida; si nos fuera posible
salir de este París triste y loco, huiríamos;
no se adónde, a cualquier ignorado lugar,

lejos de vanos ruidos, de los odios y envidias,
a buscar un rincón donde crece la hierba,
donde hay árboles y hay una casa chiquita
con sus flores y un poco de silencio, y también

soledad, y en la altura cielo azul y la música
de algún pájaro que se ha posado en las tejas,
y un alivio de sombra... ¿Crees que acaso podemos
tener necesidad de otra cosa en el mundo?

En abril de 1944, París todavía respiraba - Paul Éluard

Descendíamos hacia el río fiel: ni su ola ni nuestros ojos habían
                                                                                 abandonado a París.
No pequeña ciudad, sino ciudad infantil y maternal.
Ciudad que todo lo atraviesa, como un sendero de verano,
lleno de flores y de pájaros, como un beso profundo, lleno también
de niños sonrientes, y de madres frágiles.
No una ciudad en ruinas, sino una ciudad compleja, marcada por
                                                                                           su desnudez.

Ciudad entre nuestras muñecas como una atadura rota, entre nuestros
ojos como un ojo ya visto, ciudad repetida indefinidamente como un
                                                                                                        poema.
Ciudad siempre semejante a sí misma.
Vieja ciudad... Entre la ciudad y el hombre no había ni siquiera el espesor
                                                                                                    de un muro.
Ciudad de la transparencia, ciudad inocente.

Entre el hombre abandonado y la ciudad desierta, había más que
                                                                                                    el espesor de un espejo.
Sólo había una ciudad que presentaba los colores del hombre, tierra
                                                                                                 y carne, sangre y savia.

El día que juguetea en el agua, la noche que muere sobre la tierra.
El ritmo del aire puro es más fuerte que la guerra.
Ciudad con la mano tendida, y, entonces, todo mundo  ríe y todo mundo
                                                                                           goza. Ciudad ejemplar.

Nadie pudo saltar los puentes que nos conducían al sueño y del sueño
                                       a nuestros sueños y de nuestros sueños a la eternidad.
Ciudad perdurable, donde viví un día nuestra  victoria sobre la muerte.

La lenta muerte de la universidad - Terry Eagleton

Fragmentos tomados de THE CHRONICLE REVIEW

«Así como los profesores se convierten en gerentes, los estudiantes se convierten en consumidores. Las universidades caen una sobre otra en una indigna pelea por asegurar sus honorarios. Una vez que dichos clientes están seguros dentro de sus puertas, se ejerce presión sobre sus profesores para que no fallen, y por lo tanto no se pongan en riesgo de perder sus honorarios. La idea general es que si el estudiante falla, es culpa del profesor, algo así como un hospital en el que cada muerte es un error humano tras la puerta del personal médico. Uno de los resultados de esta búsqueda caliente del bolso del estudiante es el crecimiento de los cursos "a medida", de lo que está actualmente de moda entre chicos de 20 años de edad. En mi propia disciplina de Inglés, eso significa vampiros más que victorianos, sexualidad en lugar de Shelley, fanzines en lugar de Foucault, el mundo contemporáneo en lugar de lo medieval. Por lo tanto, las fuerzas políticas y económicas profundas vienen a dar forma a los planes de estudios. Cualquier departamento de Inglés que centre sus energías en la literatura anglosajona o el siglo XVIII estaría cortando su propia garganta.

«Hambrientas de más honorarios, algunas universidades británicas están ahora permitiendo a los estudiantes con títulos universitarios mediocres acceder a estudios de postgrado, mientras que los estudiantes de ultramar (que por lo general se ven obligados a pagar hasta por la nariz) pueden comenzar un doctorado en inglés con un dominio incierto del idioma. De haber tenido a la escritura creativa por tanto tiempo despreciada como un asunto americana vulgar, ahora los departamentos de inglés ahora están desesperados por contratar a algún novelista menor, o poeta en su defecto, con el fin de atraer a las hordas salvajes de potenciales Pynchons, y arrancarles su dinero con pleno conocimiento, cínico, de que las posibilidades de conseguirles que su primera novela o libro de poesía sea editada en Londres son probablemente menos que las posibilidades de despertar para descubrir que los han convertido en un escarabajo gigante.

«La educación debe de hecho ser sensible a las necesidades de la sociedad. Pero esto no es lo mismo que verse a sí misma como una estación de servicio para el neocapitalismo. De hecho, se deberían abordar las necesidades de la sociedad mucho más eficazmente para desafiar este modelo totalmente alienado de aprendizaje. Las universidades medievales sirvieron a la sociedad en general magníficamente, pero lo hicieron por los pastores que producen, abogados, teólogos y funcionarios administrativos que ayudaron a sostener a la Iglesia y el Estado, y no por fruncir el ceño ante cualquier forma de actividad intelectual...»

jueves, noviembre 12, 2015

Danza Invisible - Libro Abierto

Día Nacional del Libro (1)


Escribir no lleva a la miseria, nace de la miseria. 
Montaigne

Lo cierto es que no puedo vivir en este presente. Me volvería loco si lo hiciese. 
Fowles

Cualquiera puede hacer historia. Sólo un gran hombre puede escribirla.
Wilde



Yo soy un escritor. 
¡Yo creo para vivir! ¡Yo creo! ¡Y este es mi uniforme!
Fink

La gente que escribe libros, rara vez son intelectuales. 
Los intelectuales son gente que hablan sobre los libros que han escrito otros.
Sagan

El relato no hace ver, no imita; la pasión que puede inflamarnos al leer una novela no es la de una «visión» (de hecho, nada vemos), es la del sentido, es decir, de un orden superior de la relación, el cual también posee sus emociones, sus esperanzas, sus amenazas, sus triunfos: «lo que sucede» en el relato no es, desde el punto de vista referencial (real), literalmente, nada; «lo que pasa», es sólo el lenguaje, la aventura del lenguaje, cuyo advenimiento nunca deja de ser festejado.
Barthes

martes, noviembre 10, 2015

Hay que volver a la voz - Oscar Wilde

«Desde que apareció la imprenta y el fatal hábito de la lectura se desarrolló entre las clases medias y las bajas, la literatura ha tendido a apelar cada vez más a la vista y cada vez menos al oído, que es el sentido al que se debería querer complacer, todo ello considerándolo desde el punto de vista del arte puro, y por cuyos cánones de placer debería regirse siempre. […] De hecho, hemos convertido la escritura en una forma de composición musical, para luego tratarla como a un dibujo elaborado. En cambio, los griegos consideraban la escritura una forma más de contar historias. Lo probaban con la voz hablada en todas sus relaciones musicales y métricas. La voz era el medio, y el oído el crítico. A veces me ha dado por pensar que la ceguera de Homero no es sino un mito artístico, creado en tiempos de crítica, que sirve para recordarnos no sólo que un gran poeta es siempre un vidente, que ve menos con los ojos del cuerpo que con los del alma, sino que también es un cantante que construye su canción con música, repitiéndose una y otra vez cada frase hasta encontrar el secreto de su melodía, recitando en la oscuridad palabras que tienen alas luminosas. […] Sí, la escritura ha hecho mucho daño a los escritores. Hay que volver a la voz. Esa es la prueba a superar...»

lunes, noviembre 09, 2015

Lector de mí mismo - Rodrigo Fresán

«Hay ciertas zonas del acto de escritura sobre las que no me interesa pensar demasiado ni me interesa aclararme tampoco. Cuando uno va a un espectáculo de magia, se encuentra con dos tipos de espectadores: aquellos que intentan averiguar cómo se realiza el truco y aquellos que se rinden a la ilusión. En este sentido como escritor y como lector, no me interesa saber absolutamente todo; creo que los escritores, que los hay y todo mi respeto hacia ellos, que trabajan con fórmulas, esquemas y sistemas y que se ponen a escribir desde la conciencia previa de la certeza se divierten menos porque renuncian a una parte muy interesante de la escritura: la lectura de la misma escritura. Yo los momentos en los que más disfruto escribiendo son aquellos en los que me descubro como lector de mí mismo, sorprendido por lo que se me ocurrió.»

«Cuando se publicó, me preguntaban de qué iba La parte inventada y yo solía decir que es una novela sobre una de los temas más transgresores, escandalizantes e incómodo que pueda existir hoy: leer y escribir. Son actividades cada vez menos frecuentes y más extrañas; no hay narcotraficantes ni millonarios sadomasoquistas, ni tampoco drogas duras o afán de épater que sea tan inquietante como leer y escribir. Evidentemente, para mí no es nada inquietante, yo no puedo hacer otra cosa que leer y escribir, y tampoco quiero hacer otra cosa que no sea leer y escribir.»

viernes, noviembre 06, 2015

Échame a mí la culpa - José Ángel Espinoza

René Girard (1923-2015)

«En el seno de cada cultura cada individuo se siente "diferente" de los demás y concibe las "diferencias" como legítimas y necesarias. Lejos de ser radical y progresista, la exaltación actual de la diferencia no es más que la expresión abstracta de una perspectiva común a todas las culturas. En cada individuo hay una tendencia a sentirse "más diferente" de los otros que los demás y, paralelamente, en cada cultura, una tendencia a imaginarse a sí misma no sólo como diferente de las demás sino como la más diferente de todas, porque cada cultura mantiene en los individuos que la componen este sentimiento de "diferencia"».

«Creemos que el deseo es objetivo o subjetivo, pero, en realidad, depende de otro que da valor a los objetos: el tercero más próximo, el prójimo. De modo que, para mantener la paz entre los hombres, hay que definir lo prohibido en función de este temible hecho probado: el prójimo es el modelo de nuestros deseos. Eso es lo que llamo deseo mimético».

«Los deseos vanidosos son los reflejos empañados de los deseos auténticos. Luego son siempre los deseos de los Otros los que traducen esta vanidad, pues todos tenemos la impresión de desear más intensamente que los Otros».

«Una rivalidad no es el fruto de una convergencia accidental de dos deseos en relación al mismo objeto. El sujeto desea el objeto porque su rival también lo desea».

jueves, noviembre 05, 2015

La estupidez y sus leyes

Tomado de info.nodo50.org

Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación.

Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:
1. personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;
2. día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.

Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.


Tercera Ley Fundamental (o de Oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.

El análisis de costes y beneficios de Carlo M. Cipolla permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, cada uno de los cuales ocupa un cuadrante en un sistema de coordenadas. Si representamos en el eje de abcisas el beneficio, positivo o negativo, que obtiene el individuo y en el eje de ordenadas el beneficio (+) o coste (-) que causa a los demás, podemos definir y estimar las coordenadas de los siguientes tipos:



Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.

Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

miércoles, noviembre 04, 2015

Cultura y transculturalidad

«La cultura cotidiana, aquella con que nos desayunamos, comemos y cenamos diariamente, es una "cultura de riesgo". Es un sistema aparentemente abierto a la transculturalidad, pero atado desde el punto de vista de los sentidos a imágenes negativas que construyen y destruyen. Un sistema de imágenes integradas que ponen de manifiesto los problemas de los excluidos ajenos al sistema cultural, navegando por el plano superficial y mostrativo sin interrogarse por las causas remotas del conflicto. Alain Touraine en su certera Crítica a la Modernidad (1993:378-380) establecía que cuando el espíritu moderno se preocupa ante todo de agitar el orden tradicional, la razón y la voluntad de libertad individual parecen asociadas la una a la otra, pero cuanto más sustituye la organización de la producción y los aparatos de gestión al orden heredado, más se deshace esa asociación, mientras se refuerza la de las dos caras del Sujeto, la cara defensiva y la cara liberadora, la referencia a la comunidad y la apelación a la libertad personal. Desde ese prisma el Sujeto se construye socialmente como proyecto y memoria. "De ahí la dificultad y la importancia de la integración de los recién venidos a la nación. Porque no basta que adquieran por integración social, asimilación cultural y naturalización las normas, los géneros de vida y los derechos de los ciudadanos; también es preciso que participen en una memoria que su presencia debe, a su vez, transformar. Es tan falso exigirles que adquieran una memoria en la que no tienen sitio como contentarse con un multiculturalismo carente de sentido real. Es necesario que la memoria colectiva esté viva, que se transforme constantemente para desempeñar su papel de integración en lugar de imponer a los recién venidos una lección de historia intangible y convertida en mitología nacionalista".»

César San Nicolás Romera, "Transculturalidad y conflicto: una reflexión sobre etnocentrismo y medios de comunicación dentro de la dinámica semio/socio/comunicativa", Razón y Palabra, 2002.