miércoles, diciembre 31, 2014

Esta noche como cada año

Esta noche como cada año se reunen Hipnos, Yohualtetzahuitl, Náay, Bes, Sandman, Cernumnos, Morfeo, Luzbel, Dios y otros, cada cual con sus huestes a prudente distancia. Estrépito de alas. Rayos. Blasfemias. Acostumbrados a influir y hasta apostar sobre los destinos de los humanos, esta noche dejarán que cada ser humano empiece un sueño. Se ríen, se enternecen, a veces discuten qué tan válido es ese deseo. Nos llaman ilusos. Ya después verán si se cuelan en sueños o pesadillas, en coincidencias y caminos.

martes, diciembre 30, 2014

Las uvas del tiempo - Andrés Eloy Blanco

Madre: esta noche se nos muere un año.
En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro, como todos tienen su madre cerca...
¡Yo estoy tan solo, madre,
tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado que se queda.
Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombres
vestidos de locura, con cacerolas viejas,
tambores de sartenes,
cencerros y cornetas;
el hálito canalla
de las mujeres ebrias;
el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,
anda por esas calles inventando piruetas,
y por esta balumba en que da brincos
la gran ciudad histérica,
mi soledad y tu recuerdo, madre,
marchan como dos penas.

Esta es la noche en que todos se ponen
en los ojos la venda,
para olvidar que hay alguien cerrando un libro,
para no ver la periódica liquidación de cuentas,
donde van las partidas al Haber de la Muerte,
por lo que viene y por lo que se queda,
porque no lo sufrimos se ha perdido
y lo gozado ayer es una perdida.

Aquí es de la tradición que en esta noche,
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compás de las horas,
las doce uvas de la Noche Vieja.
Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,
como en los pueblos de mi tierra;
en este gozo hay menos caridad; la alegría
de cada cual va sola, y la tristeza
del que está al margen del tumulto acusa
lo inevitable de la casa ajena.

¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes,
sin conocerse, con la buena nueva!
Las manos que se buscan con la efusión unánime
de ser hormigas de la misma cueva;
y al hombre que está solo, bajo un árbol,
le dicen cosas de honda fortaleza:
"¡Venid compadre, que las horas pasan;
pero aprendamos a pasar con ellas!"
Y el cañonazo en la Planicie,
y el himno nacional desde la iglesia,
y el amigo que viene a saludarnos:
"feliz año, señores", y los criados que llegan
a recibir en nuestros brazos
el amor de la casa buena.

Y el beso familiar a medianoche:
«La bendición, mi madre»
«Que el Señor la proteja...»
Y después, en el claro comedor, la familia
congregada para la cena,
con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,
y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.
¡Madre, cómo son ácidas
las uvas de la ausencia!

¡Mi casona oriental! Aquella casa
con claustros coloniales, portón y enredaderas,
el molino de viento y los granados,
los grandes libros de la biblioteca
-mis libros preferidos: tres tomos con imágenes
que hablaban de los reinos de la Naturaleza-.
Al lado, el gran corral, donde parece
que hay dinero enterrado desde la Independencia;
el corral con guayabos y almendros,
el corral con peonías y cerezas
y el gran parral que daba todo el año
uvas más dulces que la miel de las abejas.

Bajo el parral hay un estanque;
un baño en ese estanque sabe a Grecia;
del verde artesonado, las uvas en racimos,
tan bajas, que del agua se podría cogerlas,
y mientras en los labios se desangra la uva,
los pies hacen saltar el agua fresca.

Cuando llegaba la sazón tenía
cada racimo un capuchón de tela,
para salvarlo de la gula
de las avispas negras,
y tenían entonces
una gracia invernal las uvas nuestras,
arrebujadas en sus talas blancas,
sordas a la canción de las abejas...

Y ahora, madre, que tan sólo tengo
las doce uvas de la Noche Vieja,
hoy que exprimo las uvas de los meses
sobre el recuerdo de la viña seca,
siento que toda la acidez del mundo
se está metiendo en ella,
porque tienen el ácido de lo que fue dulzura
las uvas de la ausencia.

Y ahora me pregunto:
Por qué razón estoy yo aquí? Que fuerza pudo
más que tu amor, que me llevaba
a la dulce aninomia de tu puerta?
¡Oh miserable vara que nos mides!
¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!
¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,
cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!

Y esta es la lucha ante los hombres malos
y ante las almas buenas;
yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
Dónde hallaré camino mejor que la vereda
que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
por los campos frutales, pintada de hojas secas,
siempre recién llovida,
con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,
hombres que dicen: "Buenos días, niño",
y el queso que me guardas siempre para merienda?
Esa es la Gloria, madre, para un hombre
que se llamó Fray Luis y era poeta.

¡Oh mi casa sin cítricos, mi casa donde puede
mi poesía andar como una reina!
Qué sabes tú de formas y doctrinas,
de metros y de escuela?
Tú eres mi madre, que me dices siempre
que son hermosos todos mis poemas;
para ti, soy grande; cuando dices mis versos,
yo no sé si los dices o los rezas...
¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempo
toda una vida absurda, la promesa
de vernos otra vez se va alargando,
y el momento de irnos está cerca,
y no pensamos que se pierde todo!
¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta
y en la última uva libo la última gota
del año que se aleja,
pienso en que tienes todavía, madre,
retazos de carbón en la cabeza,
y ojos tan bellos que por mí regaron
su clara pleamar en tus ojeras,
y manos pulcras, y esbeltez de talle,
donde hay la gracia de la espiga nueva;
que eres hermosa, madre, todavía,
y yo estoy loco por estar de vuelta,
porque tú eres la Gloria de mis años
y no quiero volver cuando estés vieja!...

Uvas del Tiempo que mi ser escancia
en el recuerdo de la viña seca,
¡Cómo me pierdo, madre, en los caminos
hacia la devoción de tu vereda!
Y en esta algarabía de la ciudad borracha,
donde va mi emoción sin compañera,
mientras los hombres comen las uvas de los meses,
yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.
Mi labio está bebiendo de tu seno,
que es el racimo de la parra buena,
el buen racimo que exprimí en el día
sin hora y sin reloj de mi inconsciencia.

Madre, esta noche se nos muere un año;
todos estos señores tienen su madre cerca,
y al lado mío mi tristeza muda
tiene el dolor de una muchacha muerta...
Y vino toda la acidez del mundo
a destilar sus doce gotas trémulas,
cuando cayeron sobre mi silencio
las doce uvas de la Noche Vieja.

lunes, diciembre 29, 2014

Amorosa - Guy de Maupassant

(Tomado de Ciudad Seva)

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Después de comer en su casa, Jacobo de Randal dio permiso al criado para salir, y se puso a despachar su correspondencia. Tenía costumbre de acabar así la última noche del año, solo, escribiendo; recordaba cuánto le había ocurrido en doce meses, todo lo acabado, todo lo muerto, y al surgir entre sus meditaciones la imagen de un amigo, escribía una frase afectuosa, el saludo cordial de Año Nuevo.

Se sentó, abrió un cajón y sacando una fotografía, después de mirarla y darle un beso, la dejó encima de la mesa y empezó una carta:

«Mi adorable Irene: Habrás recibido un recuerdo mío; ahora, solo en mi casa, pensando en ti...»

No pasó adelante; dejando la pluma, se levantó; iba y venia...

Desde marzo tenía una querida, no una querida como las otras, mujer de aventuras, actriz, callejera o mundana; era una mujer a la que había pretendido y logrado con verdadero amor. Él ya no era un joven; pero distando todavía de ser viejo, miraba seriamente las cosas a través de un prisma positivo y práctico.

«Hizo balance» de su pasión, como lo hacía siempre al terminar el año, de sus amistades y de todas las variaciones y sucesos de su existencia. Ya calmado su primer apasionamiento ardoroso, podía examinar con precisión hasta qué punto la quería y cuál podía ser el porvenir de aquellos amores. Descubrió arraigado en su alma un cariño profundo, mezcla de ternura, encanto y agradecimiento, poderosos lazos que sujetan para toda la vida.

Un campanillazo lo hizo estremecer. Dudó. ¿Abriría? Es preciso abrir a un desconocido, que al pasar llama en la noche de Año Nuevo. Cogió una bujía, salió al recibimiento, hizo girar la llave, trajo hacia sí la puerta... y vio en el descansillo a su querida, pálida como un cadáver y apoyando una mano en la pared. Sorprendido, preguntó:

-¿Qué te pasa?

Ella dijo:

-¿Puedo entrar?

-¡Ya lo creo!

-¿No me verá nadie?

-Absolutamente nadie.

-¿Ibas a salir?

-No.

Entró -como quien tiene muy conocida la casa- y desplomándose, casi desmayada, en el diván del gabinete, rompió a llorar, con la cara entre las manos. Él, arrodillado junto a ella, procuraba suavemente descubrir y ver sus ojos, repitiendo:

-Irene, Irene mía, ¿por qué lloras? Te lo suplico. ¡Dime por qué lloras!

La mujer balbució entre sollozos:

-¡No puedo... vivir así!

No la comprendía.

-¿Vivir así? ¿Cómo?

-No puedo vivir así... en mi casa. No quise decírtelo nunca, pero es horrible... No puedo... sufro demasiado... Me atormenta... ¡Me ha maltratado!...

-¿Tu marido?

-Sí...

-¡Ah!...

Lo sorprendió, porque no imaginaba -¡cómo imaginarlo!- que fuera brutal con su querida el marido; un hombre de finos modales, que frecuentaba el casino, la sala de armas, paseos y escenarios; jinete y tirador; muy conocido y estimado en sociedad, correcto y cortés; hombre de pocos alcances y de limitados conocimientos, pero con la inteligencia indispensable para discurrir como todas las gentes de su mundo y respetar las preocupaciones y rutinas elegantes.

Parecía ocuparse de su mujer como debe hacerlo un hombre acaudalado y aristócrata: atendiendo a sus caprichos, a su salud, a sus trajes y dejándola perfectamente libre. Desde que Randal fue presentado a Irene y ella le recibió con agrado, tuvo derecho a las deferencias que todo marido culto sabe guardar a los contertulios de su mujer. Cuando Randal pasó de ser amigo a ser amante, las deferencias del esposo aumentaron, como es natural. Y como nada le hizo sospechar que hubiese tempestades íntimas en aquel matrimonio, le sorprendía mucho esta revelación inesperada.

-¡Te ha maltratado! No llores y dime cómo fue.

Irene contó una historia muy larga: sus desavenencias, al principio triviales, más hondas de día en día, la incompatibilidad de sus temperamentos. Empezaron las disputas, acabando en una separación completa; el marido se mostró suspicaz, violento. Más adelante, celoso, celoso de Randal; y acababa de maltratarla.

-... No vuelvo a mi casa, no. Dime lo que debo hacer.

Jacobo se había sentado muy cerca, y le cogió las manos.

-Piénsalo mucho, y no lo hagas ciegamente; que todas las culpas caigan sobre tu marido; tú salva tu posición de mujer irreprochable.

Mirándolo con inquietud, Irene le preguntó:

-¿Qué me aconsejas?

-Vuelve a tu casa y sufre con resignación hasta encontrar un pretexto para separarte con todos los honores.

-¿No es algo cobarde tu consejo?

-Es prudente. No puedes arrojar por la ventana tu honra y las atenciones que debes a tu familia. ¡Qué dirán de ti si renuncias a todo en un momento de locura!

Irene se levantó excitada, violenta:

-No puedo más. Todo acabó. ¡Se acabó, se acabó y se acabó!

Luego, apoyando ambas manos en el pecho de su amante, lo miró a los ojos.

-¿Me quieres?

-Mucho.

-¿De veras?

-¡Tan de veras!

-Pues bien; viviremos juntos en tu casa.

Randal exclamó asombrado:

-¿En mi casa? ¿Conmigo? ¿Te has vuelto loca? ¿Comprometerte, deshonrarte para toda la vida?

Ella repuso lentamente, con seriedad, midiendo las palabras:

-Oye, Jacobo. Me ha prohibido que te vea. Yo no soy mujer de las que mienten y engañan. Si vuelvo a mi casa, no volveré más a la tuya. Elige.

-Si te divorciases, nos casaríamos.

-Sería necesario esperar dos o tres años... Tu cariño, ¿tiene tanta paciencia? ¿No se sublevaría en ese tiempo?

-Reflexiona. Si te quedas hoy aquí, mañana te reclamará; es tu marido: el derecho le asiste, le ampara la ley.

-No me interesa quedarme aquí, lo que yo quiero es ir contigo a cualquier parte. Si me quieres, vámonos a donde tú digas, y si no me quieres, adiós.

Jacobo la detuvo:

-Irene, ten calma.

Ella no quería oírle; con los ojos llenos de lágrimas, repetía:

-Déjame... déjame... déjame...

La hizo sentar a la fuerza y se arrodilló de nuevo a sus pies. Trató -acumulando reflexiones y consejos- de hacerle comprender lo irreparable de aquella resolución. Estuvo elocuente, y hasta en su mismo cariño halló argumentos convincentes. Le suplicó una y mil veces que le atendiera, que razonara como él, que no se ofuscase.

Fría, serena, cuando Jacobo calló, Irene dijo:

-Está bien; permite que me levante y que me vaya.

-No; eso, no.

-Déjame. Tú me rechazas, me voy

-Te vas pensando que no te quiero.

-Me rechazas.

-¡Dime si tu resolución, si tu loca resolución, de la cual te arrepentirás luego, es irrevocable!

-Sí... Pero ¡déjame!

-No; si estás decidida, mi casa es tu casa. Nos iremos lo antes posible a un lugar seguro; te acompañaré, te seguiré...

-No; no quiero que te sacrifiques. Comprendo... que te sacrificas.

-Espera; hice cuanto pude para convencerte; no quise contribuir a perjudicarte. Pero lo que tú hagas, yo lo acepto.

Irene volvió a sentarse, lo miró a los ojos fijamente y dijo:

-Habla; explícame cómo te convenciste cuando te proponías convencerme; dime lo que has pensado.

-No he pensado nada. Te advierto que haces una locura, una terrible y dolorosa locura. Insistes, y te pido mi parte; lo de cada uno debe ser de los dos: tu locura, como todo.

-Tampoco me convences.

-Óyeme bien. No se trata ni de sacrificio ni de abnegación. Cuando comprendí que te amaba, pensé lo que debieran pensar todos los amantes en situaciones parecidas: «El hombre que pretende a una mujer, que la enamora, que la consigue, contrae un sagrado compromiso. Naturalmente, cuando se trata de una como tú y no de una mujer fácil y casquivana. El matrimonio, que tiene mucha importancia social, un gran valor legal, a mi juicio, vale poco, moralmente, por las condiciones que lo determinan. Así, cuando una mujer sujeta por ese lazo jurídico, pero que no quiere a su esposo, que no puede quererle, cuyo corazón es libre, siente cariño por un hombre y se hace suya, ese hombre se compromete más en ese mutuo consentimiento que formalizando legalmente un matrimonio. Y si ella y él son personas honradas, la unión debe ser más íntima y estrecha que si la consagraran todas las ceremonias. En tales circunstancias, la mujer se arriesga mucho. Y, porque no lo ignora, porque lo da todo, su corazón, su cuerpo, su alma, su honor, su vida; porque se ha resignado a sufrir todas las miserias y todas las derrotas; porque realiza su amor heroicamente; porque se ha resuelto a desafiar las iras de su marido, que puede matarla, y el desprecio del mundo, que puede perderla, ¡es digna de respeto! Por eso también su amante, al pretenderla, debió pensarlo y prevenirlo todo, preferirla siempre a todo, en cualquier circunstancia. No tengo nada que añadir. Advertí primero, como un hombre prudente; ahora ya puedo hablar como un hombre apasionado. ¡Soy tuyo!

Radiante de alegría, Irene selló sus labios con un beso.

-Viviremos como siempre; no ha pasado nada: he fingido... Quise ver cuánto me querías... Una prueba muy arriesgada... Ya la hice... ¡Qué feliz Año Nuevo me ofreces!

viernes, diciembre 26, 2014

Batmán y Hiedra


Y creó la noche.
Y creó los grandes monstruos.
A nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; varón y hembra. 

                                        —Buscarás la epopeya con el sudor de tu frente.

Y les dio pesadillas.
Y soltó la carcajada.

martes, diciembre 23, 2014

Poema 12 - Oliverio Girondo

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.

lunes, diciembre 22, 2014

Angustia desperdiciada - Italo Calvino

«Quisiera señalar el fin en mi vida de la “angustia desperdiciada”: nunca me he arrepentido tanto de algo como de tener preocupaciones individuales, anacrónicas en cierto sentido, mientras que las preocupaciones generales, preocupaciones sobre el tiempo (o en cualquier caso las que pueden reducirse a eso, como tu problema para pagar la renta, por ejemplo) son muchas y muy vastas y tan “de mí”, que siento que son suficientes para llenar mi “preocupabilidad” e incuso mi interés y mi gozo de vivir. Así que desde ahora quiero dedicarme por entero a estas últimas ―pero estoy consciente ya de las trampas de esta cuestión y por eso de un tiempo para acá mi primera necesidad ha sido “desperiodizarme”, quitarme la correa que ha dominado los últimos años de mi vida: leer libros y reseñarlos inmediatamente, comentar sobre algo incluso antes de tener tiempo para hacerme una opinión sobre ello. Quiero construirme una nueva forma de programa diario en la que finalmente pueda profundizar en algo, algo definitivo (dentro de los límites de las posibilidades históricas), algo ni deshonesto ni insincero (a diferencia de como son los periodistas de hoy en día, de una forma u otra). Por esa razón he hecho varios planes para mí mismo, para mantener contacto con la realidad y con el mundo, pero siendo cuidadoso, claro, de no perderme en actividades innecesarias, y también para crear mi propio trabajo individual no más como “periodista”, sino como “investigador”, con lecturas sistemáticas, notas, comentarios, cuadernos y una cantidad de cosas que nunca he hecho; y también para, eventualmente, escribir una novela.»

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jueves, diciembre 18, 2014

Habla y escritura - Modiano

¡Cómo se identifica uno con otras palabras, con ciertas visiones! Fragmento del discurso de Patrick Modiano al recibir el Premio Nobel de Literatura, 7 de diciembre de 2014.

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Esta es la primera vez que tengo que dar un discurso ante una gran asamblea y siento cierta aprensión. Algunos pueden sentirse tentados a creer que para un escritor, es natural y fácil disfrutar de este ejercicio. Pero para un escritor -o por lo menos un novelista- a menudo las relaciones son difíciles con el habla. Y si tenemos en cuenta la distinción académica entre lo escrito y oral, un novelista es mejor escribiendo que hablando. El escritor, que suele ser tranquilo, a la hora de entrar en un nuevo escenario debe mezclarse con la multitud. El escritor escucha conversaciones sin que se note, y si termina involucrado en éstas, es para hacer algunas preguntas discretas para entender mejor a mujeres y hombres. Tiene una voz vacilante, debido a su costumbre de destruir sus escritos. Por supuesto, después de múltiples tachaduras, su estilo puede parecer claro. Pero cuando habla, no tiene los recursos para corregir sus vacilaciones.

Y yo pertenezco a una generación en la que no nos dejaban hablar a los niños, excepto en raras ocasiones y si pedíamos permiso. Pero no nos escuchaban, y a menudo nuestro discurso fue interrumpido. Esto explica la dificultad de palabra de algunos de nosotros, nuestro ritmo a veces indeciso, o demasiado rápido, como si temiéramos cada instante la interrupción. Tal vez esa sea la razón por la que el deseo de escribir se apoderó de mí, como le sucede a muchos otros, al final de la niñez. Uno espera que los adultos lo lean. Se verían obligados a escuchar sin interrumpir y a saber de una vez por todas lo que uno tiene en el corazón.

El anuncio del premio parecía irreal y yo estaba ansioso por saber por qué fui elegido. Hasta ese día, creo que nunca me había percatado tan intensamente de cómo un novelista es ciego a sus propios libros y cómo los lectores saben mejor que él lo que él escribió. Un novelista nunca puede ser el protagonista, excepto para corregir los errores de sintaxis en sus manuscritos, o las repeticiones, o para eliminar un párrafo. Él tiene una representación confusa y parcial de sus libros, como un pintor ocupado haciendo un fresco en el techo: la mentira de los andamios, que funciona en detalle, demasiado cerca, cuando de otro lado, más lejos, hay una visión global de lo pintado.

Actividad solitaria y curiosa la del escritor. Pasa por momentos de desaliento al escribir las primeras páginas de una novela. Tiene todo el día el pálpito de que algo anda mal. Y a continuación, es grande la tentación de volver atrás y empezar de otra manera. El escritor no debe sucumbir a esta tentación, sino seguir la misma ruta. Es como estar al volante por la noche en invierno y seguir manejando en medio de la bruma y la nieve, sin visibilidad. Usted no tiene otra opción, no se puede dar marcha atrás. Debe seguir avanzando por el camino diciéndose que con el tiempo será más seguro y la niebla se disipará.

Cuando ya está a punto de terminar un libro, parece que la obra comienza a separarse de usted y usted, el escritor, ya respira el aire de la libertad, y empieza a parecerse a los niños en el salón de clases la víspera de los días festivos. Esos niños son ruidosos y distraídos y no escuchan a su maestro.
Yo diría que al escribir los últimos párrafos, el libro hasta empieza a demostrar cierta hostilidad en su prisa por deshacerse de usted. Y luego uno ha llegado a la última palabra. Se acabó, el libro ya no lo necesita a usted, él ya lo ha olvidado. En estos momentos un escritor se prueba a sí mismo. Tiene en ese momento un gran vacío y la sensación de ser abandonado. Y también una especie de insatisfacción debido a este vínculo entre el libro y él. Le puede parecer que todo ha ido demasiado rápido. Esta insatisfacción y esa sensación de algo inacabado lo empujará a escribir el próximo libro para restablecer el equilibrio —que nunca se alcanza. A medida que pasan los años, los libros siguen y lectores hablan de un "trabajo". Pero se tiene la sensación de que era sólo un largo vuelo hacia adelante.

Sí, el lector sabe más de un libro que el propio autor. Sucede entre una novela y su lector, un fenómeno similar a la del revelado de fotos, tal como se practicaba antes de la fotografía digital. En el momento de la impresión en el cuarto oscuro, la imagen se hace visible gradualmente. A medida que avanzamos en la lectura de una novela, tiene lugar el mismo proceso químico. El novelista nunca obliga a su lector —en el sentido de un cantante que se dice que fuerza su voz— pero lo conduce imperceptiblemente, dejando suficiente espacio para que se sumerja en el libro gradualmente. Es un arte que se asemeja a la acupuntura: al insertar la aguja en un lugar muy específico, el efecto se propaga a través del sistema nervioso.

miércoles, diciembre 10, 2014

Dicen que soy un payaso, que somos - Kierkegaard

"En un teatro se declaró un incendio en los bastidores. Salió el payaso a dar la noticia al público. Pero éste, creyendo que se trataba de un chiste, aplaudió. Repitió el payaso la noticia y el público aplaudió más aún. Así pienso que perecerá el mundo, bajo el júbilo general de cabezas alegres que creerán que se trata de un chiste”.

martes, diciembre 09, 2014

Amistad a lo largo - Jaime Gil de Biedma

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.

Mirad:
somos nosotros.

Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
—ésas que ya no dicen cosas—,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.

Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.

Ay el tiempo! Ya todo se comprende.



miércoles, diciembre 03, 2014

Estado de la nación: Casa tomada - Julio Cortázar

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.

Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.

Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.

Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.

Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.

Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:

-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.

Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.

-¿Estás seguro?

Asentí.

-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.

Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.

Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.

—No está aquí.

Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.

Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.

Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:

—Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?

Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.

(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.

Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)

Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.

No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.

—Han tomado esta parte —dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.

—¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? —le pregunté inútilmente.

—No, nada.

Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.


Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.

lunes, diciembre 01, 2014

Epílogo - W. H. Auden

Los mundos ficticios e intemporales
de significado manifiesto
no deleitarían,

uno fuera el nuestro
uno temporal donde nada
eslo que parece.

.  .  .  

Un poema; un cuento:
pero cualquiera bueno
nos empuja a querer saber.

.  .  .

Sólo los pájaros poco melodiosos,
guerreros inarticulados,
necesitan un plumaje llamativo.

.  .  .
En una casa de citas, tanto
las damas como los caballeros
tienen motes únicamente.

.  .  .

El Mal enmudecido
tomó prestado el lenguaje del Bien
y a ruido lo redujo.

.  .  .

Un día triste y árido.
¿Qué falsedad pirata
ha decapitado tu raudal de Verdad?

.  .  .

En momentos afortunados parecemos a punto
de decir de veras lo que creemos que creemos: r
pero, incluso entonces, el ojo honrado debería guiñar.

.  .  .

La Naturaleza, consecuente y augusta,
no puede enseñarnos qué escribir o hacer:
con Ella lo real siempre es cierto,
y lo que es cierto también es justo.

.  .  .

El tiempo te ha enseñado
                                         cuanta inspiración
te aportaron tus vicios,
                                        la deuda de la imaginación
con la tentación
                                a la que cediste,
que más de un hermoso
                                          verso expresivo
no habría existido,
                                      si hubieras ofrecido resistencia:
como poeta, tú
                               sabes que es cierto,
y aunque en la Iglesia
                                            a veces rezas
para sentirte contrito,
                                             no funciona.
felix culpa, dices:
                                    igual tienes razón.

Esperas, sí,
                     que tus libros te justifiquen,
te salven del infierno:
                                            aun así,
sin parecer triste,
                                    sin que en modo alguno
dé la impresión de que te culpa
                                                             (no le hace falta,
bien sabe
                    a qué hace caso
un enamorado del arte como tú),
                                                              Dios puede hacer
el Día del Juicio,
                          que te deshagas en lágrimas de vergüenza,
recitando de memoria
                                              los poemas que
habrías escrito, si
                                    hubiera sido digna tu vida.



Versión de Eduardo Iriarte
"Canción de cuna y otros poemas"

domingo, noviembre 30, 2014

¡La mitad no quiero de nada! - Yevgueni Yevtushenko

La mitad no quiero de nada!
¡Que sea mío el cielo todo!
¡La tierra toda, mía!
Mares y ríos, el torrente de la montaña,
¡míos! No los comparto.

No me seducirás, vida, con una parte.
¡Será todo o nada! ¡Yo podré con todo!
No quiero ni la felicidad
ni el dolor a medias.

¡Quiero, sí, la mitad de la almohada
donde, pegado a tu mejilla,
como una pobre estrella fugaz,
fulgure el anillo de tu dedo…

miércoles, noviembre 26, 2014

Libro de los pasajes (fragmento) - Walter Benjamin

“Para el recuerdo, el saber humano es una obra fragmentaria en un sentido especialmente conspicuo: a saber, como el montón de piezas recortadas arbitrariamente que componen un puzzle. Una época poco amiga de la meditación conserva en el puzzle la actitud de ésta. Es en particular la del alegórico. El alegórico toma por doquier, del fondo caótico que le proporciona su saber, un fragmento, lo pone junto a otro, y prueba a encajarlos: ese significado con esta imagen, o esta imagen con ese significado. El resultado nunca se puede prever, pues no hay ninguna mediación natural entre ambos...”

lunes, noviembre 24, 2014

Primogénitos - Steven Pinker

«Al primogénito se le han pronosticado varias ventajas. El primogénito, simplemente por haber sobrevivido hasta la edad que tiene en un momento dado, es más valioso para los padres y, por supuesto, es mayor, más fuerte y más sabio y lo será en lo sucesivo mientras el más joven sea niño. Al haber llevado la batuta durante un año o más, el primogénito considera al recién nacido un usurpador. Por tanto, se identificará con sus padres, que han alineado sus intereses con los suyos y se resistirá a los cambios en un statu quo que siempre le ha sido favorable. Aprenderá así mismo el mejor modo de esgrimir el poder que el destino le ha concedido. En resumen, un primogénito será conservador y peleón. El segundo hijo debe enfrentarse a un mundo en el que se halla este obsequioso sargento. Dado que no puede abrirse camino con gamberrismo y adulación, tiene que cultivar las estrategias opuestas. Debe convertirse en un individuo apaciguador y cooperante.Y al haber mucho menos enjuego del statu quo, debe mostrarse receptivo al cambio. (Estas dinámicas dependen también, de los componentes innatos de las personalidades de los hermanos y de su sexo, tamaño y espaciamiento; nuestra distancia recorrida puede variar.)

»Sulloway analizó los datos tomados a partir de 120.000 personas en el marco de 196 estudios adecuadamente supervisados acerca del orden de nacimiento y la personalidad. Tal como había predicho, los primogénitos eran menos abiertos (más conformistas, tradicionales y se identificaban íntimamente con sus padres), más escrupulosos (más responsables, orientados al logro, serios y organizados), más antagónicos (menos agradables, accesibles, populares y tolerantes) y más neuróticos (menos adaptados, más ansiosos). Son así mismo más extrovertidos (más positivos, más líderes), aunque las pruebas son nebulosas dado que son más serios, lo cual les hace ser más introvertidos».

sábado, noviembre 22, 2014

De olvidos y pastiches - César Aira

“¿De qué se olvida uno? De recordar algo. Es decir: no se olvida de la cosa sino de su recuerdo. El recuerdo, la huella en la memoria, es lo único que hay…”.

“Si el pastiche es la imitación irónica de un estilo ajeno, ¿no existiría la posibilidad de que toda la literatura haya sido pastiche?"

viernes, noviembre 21, 2014

La tentación de existir - EM Cioran

"Al penetrar en el infierno literario, va usted a conocer sus artificios y su veneno; sustraído a lo inmediato, caricatura de usted mismo, ya no tendrá más que experiencias formales, indirectas; se desvanecerá usted en la Palabra. Los libros serán el único tema de sus charlas. En cuanto a los literatos, ningún provecho sacará de ellos. De esto sólo se dará cuenta usted demasiado tarde, tras haber perdido sus mejores años en un medio sin espesor ni sustancia. ¿El literato? Un indiscreto que desvaloriza sus miserias, las divulga, las reitera: el impudor desfile de reticencias es su regla; se ofrece. Toda forma de talento va acompañada de una cierta desvergüenza. No es distinguido más que el estéril, el que se borra con su secreto, porque desdeña exponerlo: los sentimientos expresados son un sufrimiento para la ironía, una bofetada al humor..."






jueves, noviembre 20, 2014

Corrido de Don Cenobio Moreno Bucio

El tercero de cuatro corridos a don Cenobio Moreno Bucio "fue escrito por el poeta, compositor y escultor Venancio Roque Escobedo, dado a conocer en la ceremonia del depósito de sus restos en el monumento erigido en honor del héroe, el 20 de noviembre de 1967; fue interpretado por el famoso dueto Las Michoacanas".

Aquí vamos a cantar
con gusto del mero bueno,
para más estimular
a Don Cenobio Moreno.

Cenobio Moreno Bucio,
Parácuaro no te olvida,
aunque la muerte se opuso
a que gozaras tu vida

A Don Francisco I. Madero
mucho, mucho le apreció,
porque siempre fue sincero
y a los traidores odió.

En Quinceo lo mataron
con grado de Coronel,
también las balas cegaron
otras vidas junto a él.

Dijo Cenobio Moreno
cuando estaba agonizando:
"Bonifacio también es bueno
para que los siga guiando".

Bonifacio al contestar,
ya con el rifle en la mano:
"muy caro les va a costar
lo que hicieron con mi hermano".

La muerte lo sorprendió
el mil novecientos trece,
su vida se exterminó
pero su nombre florece.

Aquí se acaba el corrido
de un hombre justo y sereno,
paracuarense muy querido
fue Don Cenobio Moreno.

miércoles, noviembre 19, 2014

Albert Camus: "Ni víctimas ni verdugos" (fragmento)

«Cuando la muerte se convierte en objeto administrativo y de estadística es que las cosas del mundo van mal. Pero si la muerte se hace abstracta es que la vida también lo es. Y la vida de cada uno no puede ser sino abstracta a partir del momento en que a uno se le ocurre someterla a una ideología. Desgraciadamente estamos en la época de las ideologías, y de las ideologías totalitarias, es decir, muy seguras de sí mismas, de su razón imbécil o de su mezquina verdad, como para supeditar la salvación del mundo solo a su propia admiración. Y querer dominar a alguien o a algo es desear la esterilidad, el silencio o la muerte de ese alguien.

»Alcanza, para constatarlo, con mirar en derredor nuestro. No hay vida sin diálogo. Y en la mayor parte del mundo el diálogo es reemplazado hoy por la polémica. El siglo XX es el siglo de la polémica y del insulto. La polémica ocupa, entre las naciones y los individuos, e incluso a nivel de las disciplinas antaño desinteresadas, el lugar que ocupaba tradicionalmente el diálogo reflexivo. Miles de voces, día y noche, cada una por su lado tras un monólogo tumultuoso vierte sobre los pueblos un torrente de palabras mistificadoras, ataques, defensa, exaltaciones.

»¿Pero cuál es el mecanismo de la polémica? Consiste en considerar al adversario como enemigo, en simplificarlo, en consecuencia, y en negarse a verlo. Al que insulto, no le conozco más el color de sus ojos, ni si sonríe y de qué manera. Convertidos en casi ciegos gracias a la polémica, no vivimos más entre hombres, sino en un mundo de siluetas.

»No hay vida sin persuasión. Y el mundo de hoy solo conoce la intimidación. Los hombres viven y solamente pueden vivir, con la idea de que tienen algo en común, en lo que pueden siempre reencontrarse. Pero nosotros hemos descubierto esto: hay hombres a los que no se persuade...»

lunes, noviembre 17, 2014

Falibilidad

"los falsacionistas o falibilistas dicen, a grandes rasgos, que aquello que no puede ser (por el momento) derrocado por la crítica, no merece (por el momento) ser considerado seriamente; mientras que aquello que puede ser derrocado de ese modo y sin embargo resiste todos nuestros esfuerzos críticos para conseguirlo, muy posiblemente será falso, pero no es inmerecedor de ser considerado seriamente y quizás de ser incluso creído —aunque sólo de modo tentativo... Los falsacionistas (el grupo de falibilistas al cual yo pertenezco) creen -como lo creen también la mayoría de los irracionalistas— que han descubierto argumentos lógicos que muestran que el programa del primer grupo no puede ser llevado a término: que nunca podemos dar razones positivas que justifiquen que una teoría es verdadera..."

Popper

viernes, noviembre 14, 2014

Improbable - Gabriel Zaid

No es imposible escribir un buen poema, es improbable.

Entre los millones escritos por aficionados (que en otros tiempos nunca se publicaban) lo más común es el borbollón sin forma. Algo brota y quiere decir algo, pero no lo dice. El querer decir, vivido como experiencia del que escribe, suspende la vida ordinaria, aparta de los demás, emociona, mueve la mano. Por momentos, se detiene. Espera la frase que llega, no se sabe cómo, ni de dónde. Aflora como un impulso que busca salida.

El desahogo puede ser terapéutico, pero no es un poema. El psicoanálisis puede estudiarlo como los sueños: manantial insignificante que se deja leer como significativo, así como la mántica leía las líneas de la mano, el azar de las cartas, el vuelo de los pájaros, los signos de los astros y también los sueños. Pero la crítica literaria no tiene nada que hacer. Es imposible criticar, ya no digamos corregir, lo que no tiene un mínimo de oficio.

"Poemas fallidos", Letras Libres

miércoles, noviembre 12, 2014

Memoria

"Memoria es lo mismo que fantasía... Y adquiere estas tres diferencias: que es memoria cuando recuerda las cosas; fantasía, cuando las altera y transforma; ingenio, cuando les da forma y pone en sazón y orden".
Gianbattista Vico

"Escribir es otra cosa, es poner en movimiento lo no controlado en lo controlado y viceversa".
Noé Jitrik

"Su memoria contenía una modesta galería mal iluminada donde cabían todas las personas que por un motivo u otro habían atraído su atención".
Vladimir Nabokov

"Antes el vuelo del ave, que pasa y no deja rastro,
que el paso del animal, que deja un recuerdo en el suelo.
El ave pasa y olvida, y así debe ser.
El animal, donde ya no está y por eso de nada sirve,
muestra que ya estuvo, lo que no sirve para nada.
El recuerdo es una traición a la Naturaleza,
porque la Naturaleza de ayer no es Naturaleza.
Lo que fue no es nada, y recordar es no ver.
¡Pasa, ave, pasa, y enséñame a pasar!"
Alberto Caeiro

martes, noviembre 11, 2014

Brevis (2)

¡Oh, Dios! —gimió María de Magdala— Pensé que sólo multiplicabas panes y peces, señor.
Ambos sonrieron.
Y al amanecer se fueron a caminar sobre el mar.

lunes, noviembre 10, 2014

He pasado toda la noche sin dormir - Fernando Pessoa

He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.

Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.

Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,

y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.

Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.

No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.

Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
para no tener que dejarla luego.

No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
pensar en ella.

Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.

domingo, noviembre 09, 2014

El descanso del guerrero - Roque Dalton

Los muertos están cada día más indóciles.

Antes era fácil con ellos:
les dábamos un cuello duro una flor
loábamos sus nombres en una larga lista:
que los recintos de la patria
que las sombras notables
que el mármol monstruoso.

El cadáver firmaba en pos de la memoria:
iba de nuevo a filas
y marchaba al compás de nuestra vieja música.

Pero qué va
los muertos
son otros desde entonces.

Hoy se ponen irónicos
preguntan.

Me parece que caen en la cuenta
de ser cada vez más la mayoría.

sábado, noviembre 08, 2014

Agonías y emergencias

(apuntes para "Fronteras y rupturas en el lenguaje de las artes escénicas", panel organizado en La Guarida del Coyote y en el que estuvimos Aldo Córdoba, Edén Coronado, Arturo Garrido y Antonio Trejo, el pasado 30 de octubre)

1. Agón: contienda, desafío. Todos estamos hoy en agonía en México, pero pocos son/somos protagonistas, los primeros en hablar. Buscamos fin fe la última emisión de un sonido. Arrebatos pero no de palabra. Nos falta el diálogo, nos falta volver a ser coro, una sola voz como eco de las luchas que suceden fuera del escenario, de las esperanzas y necesidades que necesitan reflejarse en el foro. La acción está ahí afuera.

2. Ni anfiteatro ni ágora, el teatro se glocaliza. Necesitamos ser mímesis, aliteración de reclamos, de voces que exigen, que dudan, prevenir al que alza hoy la voz a la mitad del foro o al que puede y no sabe que en su actuación está el cambio de rumbo. Arenga y epístola del epígrafe al epitafio.

3. Tercera llamada o cierre del telón. Agonía: la primera fase de la muerte o la última de la vida.

4. Sentimos y significamos, todo es escénico y nos gusta el drama: happenings, danza de especifidad espacial, butoh, coreocartografía, sicodrama, live art, teatro invisible, flashmob, low technology.

5. Todos mienten. Por lo menos en el teatro sabemos que todo es apariencia.

6. Lecturas, música y gestos en el bar, en la calle, en la escuela, con la condición de no molestar, de imbuirse e inmiscuirse. Como los performanceros de los camiones urbanos, como los que crean su escenario con las bocinas a todo volúmen y nos hacen entrar a fuerza en su dinámica y una ruta que no es la nuestra. Quizá necesitan aplausos.

7. Quizá sí, somos todos, quizá no. Pero la incongruencia mayor es que no estamos todos los que somos. Si no somos no hacemos, si no somos nos hacemos. Nos faltan. 

martes, noviembre 04, 2014

Escribir - António Lobo Antunes

"Ahora es la mano que sujeta la pluma la que recorre la frente con los dedos, despacito. Vuelvo a escribir y el hombre escribe también. Yo escribo esto. Él, aunque me imite en todo, juraría que escribe cualquier otra cosa. ¿Qué? Poniéndome en su lugar, supongo que imagina que soy yo quien escribe cualquier otra cosa. Probablemente, ninguno de nosotros escribe esto. Probablemente ambos escribimos cualquier otra cosa. ¿Cuántos seré?...

"No sé si os parecerá extraño lo que voy a decir, pero hay momentos en que siento junto a mí a las personas que han muerto. Un peso de presencias como cuando sabemos, por un pálpito, en la espalda, que nos observan al pasar. Nos volvemos y es verdad: ahí hay una cara fija en nosotros que se desvía enseguida. La cara de un extraño o de una extraña que no volveremos a encontrar. Hay momentos en que da la impresión de que las cosas repiten mi nombre. ¿Qué harán las personas que han muerto cuando no están conmigo? ¿Cómo logran adivinar que estoy aquí?...

"Escribir es como drogarse, se empieza por puro placer y acabas organizando tu vida como los drogados, en torno a tu vicio. Y esa es mi vida. Hasta cuando sufro lo vivo como un desdoblamiento: el hombre está sufriendo, y el escritor está pensando en cómo aprovechar ese sufrimiento para su trabajo..."

domingo, noviembre 02, 2014

"Y murieron felices para siempre"


Derl testamento de Don Quijote

»Iten, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.

Capítulo LXXIV

sábado, noviembre 01, 2014

Fragmentos para dominar el silencio - Alejandra Pizarnik

I
Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, en la negra arena, yace una niña densa de música ancestral. ¿Dónde la verdadera muerte? He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz. Los ramos se mueren en la memoria. La yacente anida en mí con su máscara de loba. La que no pudo más e imploró llamas y ardimos.

II
Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo.
Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus máscaras aunque regresarán para sollozar entre flores.
No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
III
La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aun si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino.

viernes, octubre 31, 2014

Edad, dos poemas de Karmelo Iribarren

Una edad

36 años. Ni tan joven ya,
ni todavía viejo. Una edad rara
—dicen—, seria; una edad gris.
No lo sé. Suficiente, eso sí,
para que a veces sientas
que los mejores días han volado.
Y, lo que es peor aún,
que no fueron tan buenos.

* * * * *

No hay más

Al principio
quieres cambiar
el mundo,
y al final te conformas
con dejar el tabaco.

No hay más.

Así de cómico,
y así de trágico.

miércoles, octubre 29, 2014

Brevis (1)

Los perros ladran, señal de que me ven cara de gato, de que me entretengo con madejas imaginarias, de que los imagino. Ladran, señal de que saben que ronroneo cuando pienso en ella, de que saben que soy pardo, señal de que me imagino cómo ladran a la luna, de que escribo que los perros ladran. Miau.

lunes, octubre 27, 2014

Personalidad dividida - Alvaro Menén Desleal

—Tengo razones fundadas, doctor —dijo el hombre de impoluto traje blanco, pacientemente recostado en el diván del psiquiatra—, para suponer que padezco de una personalidad dividida.

El psiquiatra anotó en su libretita que, tentativamente, desechaba la presencia de una esquizofrenia: en general, una persona afectada de tal dolencia evita la consulta con el médico.

La consulta duró casi dos horas. Hubo preguntas cortas y respuestas largas. Aparentemente más tranquilo, el hombre se despidió del psiquiatra, pagó a una secretaria el valor de la consulta, y ganó la puerta.

En la calle, vestido de negro riguroso, le esperaba otro hombre.

—¿Lo confirmaste? —preguntó el hombre de negro.

—No sé —fue la respuesta del hombre de blanco. Luego se fundieron en un solo individuo, enfundado en un traje gris.


sábado, octubre 25, 2014

Yo no soy inocente - Chantal Maillard

Yo no soy inocente. ¿Lo es usted?
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo-que-ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece en cada instante:
todo lo que acontece se desborda
y no estamos seguros del refugio.

Bien pensado, es posible que Platón
no sea responsable de la historia:
delegamos con gusto, por miedo o por pereza,
lo que más nos importa.

jueves, octubre 23, 2014

Los enfermos y los médicos - Antonin Artaud

La enfermedad es un estado,
la salud no es sino otro,
más desagraciado,
quiero decir más cobarde y más mezquino.
No hay enfermo que no se haya agigantado, no hay sano que un buen día
no haya caído en la traición, por no haber querido estar enfermo,
como algunos médicos que soporté.

He estado enfermo toda mi vida y no pido más que continuar estándolo,
pues los estados de privación de la vida me han dado siempre mejores indicios
sobre la plétora de mi poder que las creencias pequeño burguesas de que:
BASTA LA SALUD

Pues mi ser es bello pero espantoso. Y sólo es bello porque es espantoso.
Espantoso, espanto, formado de espantoso.

Curar una enfermedad es criminal
Significa aplastar la cabeza de un pillete mucho menos codicioso que la vida
Lo feo con-suena . Lo bello se pudre.

Pero, enfermo, no significa estar dopado con opio, cocaína o morfina.
Y es necesario amar el espanto de las fiebres.
la ictericia y su perfidia
mucho más que toda euforia.

Entonces la fiebre, la fiebre ardiente de mi cabeza,
-pues estoy en estado de fiebre ardiente desde hace cincuenta años que tengo de vida-
me dará
mi opio,
-este ser-
éste
cabeza ardiente que llegaré a ser, opio de la cabeza a los pies.
Pues,
la cocaína es un hueso,
la heroína, un superhombre de hueso.

Ca itrá la sará cafena
Ca itrá la sará cafá

y el opio es esta cueva
esta momificación de sangre cava ,
este residuo de esperma de cueva,
esta excrementación de viejo pillete,
esta desintegración de un viejo agujero,
esta excrementación de un pillete,
minúsculo pillete de ano sepultado,
cuyo nombre es:
mierda, pipí,
Con-ciencia de las enfermedades.
Y, opio de padre a higa,
higa, que a su vez, va de padre a hijo,-
es necesario que su polvillo vuelva a ti
cuando tu sufrir sin lecho sea suficiente.

Por eso considero
que es a mí, enfermo perenne,
a quien corresponde curar a todos los médicos,
-que han nacido médicos por insuficiencia de enfermedad-
y no a médicos ignorantes de mis estados espantosos de enfermo,
imponerme su insulinoterapia,
salvación de un mundo postrado.

Publicado en "Les Quatre Vents", N°8 (1947)
Versión de Aldo Pellegrini

miércoles, octubre 22, 2014

Escribo... — Octavio Paz

Los trabajos del poeta, VII:

Escribo sobre la mesa crepuscular, apoyando fuerte la pluma sobre su pecho casi vivo, que gime y recuerda al bosque natal. La tinta negra abre sus grandes alas. La lámpara estalla y cubre mis palabras una capa de cristales rotos. Un fragmento afilado de luz me corta la mano derecha. Continúo escribiendo con ese muñón que mana sombra. La noche entra en el cuarto, el muro de enfrente adelanta su jeta de piedra, grandes témpanos de aire se interponen entre la pluma y el papel. Ah, un simple monosílabo bastaría para hacer saltar al mundo. Pero esta noche no hay sitio para una sola palabra más.

sábado, octubre 18, 2014

Odio - Ángel González

A veces,
mi egoísmo
me llena de maldad,
y te odio casi
hasta hacerme daño
a mí mismo:
son los celos, la envidia,
el asco
al hombre, mi semejante
aborrecible, como yo
corrompido y sin
remedio,
mi querido
hermano y parigual en la
desgracia.

A veces -o mejor dicho:
casi nunca-,
te odio tanto que te veo
distinta.
Ni en corazón ni en alma
te pareces
a la que amaba sólo
hace un instante,
y hasta tu cuerpo cambia
y es más bello
-quizá por imposible
y por lejano-.
Pero el odio también me
modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme
cuenta
soy otro
que no odia, que ama
a esa desconocida cuyo
nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú,
el cabello largo.
Cuando sonríes,
yo te reconozco,
identifico tu perfil
primero,
y vuelvo a verte,
al fin,
tal como eras, como
sigues
siendo,
como serás ya siempre,
mientras te ame.

viernes, octubre 17, 2014

El mentalés - Steven Pinker

«Una vez que hemos cerrado un libro, olvidamos casi todo acerca del fraseo y la tipografía de las oraciones así como.el lugar que ocupan en la página. Nos quedamos con el contenido o lo esencial. (En los tests de memoria, las personas «reconocen» llenas de confianza oraciones que nunca han visto como si fueran paráfrasis de las oraciones que ya habían visto.) El mentalés es el medio en que se capta o reproduce fielmente el contenido o lo esencial […] El mentalés es su linguafranca, el tráfico de información entre los módulos mentales que nos permite describir lo que vemos, imaginar lo que se nos describe, llevar a cabo instrucciones y así sucesivamente.

En Cómo funciona nuestra mente

miércoles, octubre 15, 2014

El licenciado Vidriera (fragmento) - Miguel de Cervantes Saavedra

(Completo en Cervantes Virtual)

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Seis meses estuvo en la cama Tomás, en los cuales se secó y se puso, como suele decirse, en los huesos, y mostraba tener turbados todos los sentidos. Y, aunque le hicieron los remedios posibles, sólo le sanaron la enfermedad del cuerpo, pero no de lo del entendimiento, porque quedó sano, y loco de la más estraña locura que entre las locuras hasta entonces se había visto. Imaginóse el desdichado que era todo hecho de vidrio, y con esta imaginación, cuando alguno se llegaba a él, daba terribles voces pidiendo y suplicando con palabras y razones concertadas que no se le acercasen, porque le quebrarían; que real y verdaderamente él no era como los otros hombres: que todo era de vidrio de pies a cabeza.

Para sacarle desta estraña imaginación, muchos, sin atender a sus voces y rogativas, arremetieron a él y le abrazaron, diciéndole que advirtiese y mirase cómo no se quebraba. Pero lo que se granjeaba en esto era que el pobre se echaba en el suelo dando mil gritos, y luego le tomaba un desmayo del cual no volvía en sí en cuatro horas; y cuando volvía, era renovando las plegarias y rogativas de que otra vez no le llegasen. Decía que le hablasen desde lejos y le preguntasen lo que quisiesen, porque a todo les respondería con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de carne: que el vidrio, por ser de materia sutil y delicada, obraba por ella el alma con más promptitud y eficacia que no por la del cuerpo, pesada y terrestre.

Quisieron algunos experimentar si era verdad lo que decía; y así, le preguntaron muchas y difíciles cosas, a las cuales respondió espontáneamente con grandísima agudeza de ingenio: cosa que causó admiración a los más letrados de la Universidad y a los profesores de la medicina y filosofía, viendo que en un sujeto donde se contenía tan extraordinaria locura como era el pensar que fuese de vidrio, se encerrase tan grande entendimiento que respondiese a toda pregunta con propiedad y agudeza.

Pidió Tomás le diesen alguna funda donde pusiese aquel vaso quebradizo de su cuerpo, porque al vestirse algún vestido estrecho no se quebrase; y así, le dieron una ropa parda y una camisa muy ancha, que él se vistió con mucho tiento y se ciñó con una cuerda de algodón. No quiso calzarse zapatos en ninguna manera, y el orden que tuvo para que le diesen de comer, sin que a él llegasen, fue poner en la punta de una vara una vasera de orinal, en la cual le ponían alguna cosa de fruta de las que la sazón del tiempo ofrecía. Carne ni pescado, no lo quería; no bebía sino en fuente o en río, y esto con las manos; cuando andaba por las calles iba por la mitad dellas, mirando a los tejados, temeroso no le cayese alguna teja encima y le quebrase. Los veranos dormía en el campo al cielo abierto, y los inviernos se metía en algún mesón, y en el pajar se enterraba hasta la garganta, diciendo que aquélla era la más propia y más segura cama que podían tener los hombres de vidrio. Cuando tronaba, temblaba como un azogado, y se salía al campo y no entraba en poblado hasta haber pasado la tempestad.

Tuviéronle encerrado sus amigos mucho tiempo; pero, viendo que su desgracia pasaba adelante, determinaron de condecender con lo que él les pedía, que era le dejasen andar libre; y así, le dejaron, y él salió por la ciudad, causando admiración y lástima a todos los que le conocían.

Cercáronle luego los muchachos; pero él con la vara los detenía, y les rogaba le hablasen apartados, porque no se quebrase; que, por ser hombre de vidrio, era muy tierno y quebradizo. Los muchachos, que son la más traviesa generación del mundo, a despecho de sus ruegos y voces, le comenzaron a tirar trapos, y aun piedras, por ver si era de vidrio, como él decía. Pero él daba tantas voces y hacía tales estremos, que movía a los hombres a que riñesen y castigasen a los muchachos porque no le tirasen.

Mas un día que le fatigaron mucho se volvió a ellos, diciendo:

¿Qué me queréis, muchachos, porfiados como moscas, sucios como chinches, atrevidos como pulgas? ¿Soy yo, por ventura, el monte Testacho de Roma, para que me tiréis tantos tiestos y tejas?

Por oírle reñir y responder a todos, le seguían siempre muchos, y los muchachos tomaron y tuvieron por mejor partido antes oílle que tiralle.

Pasando, pues, una vez por la ropería de Salamanca, le dijo una ropera:

En mi ánima, señor Licenciado, que me pesa de su desgracia; pero, ¿qué haré, que no puedo llorar?

Él se volvió a ella, y muy mesurado le dijo:

Filiae Hierusalem, plorate super vos et super filios vestros.

Entendió el marido de la ropera la malicia del dicho y díjole:

Hermano licenciado Vidriera (que así decía él que se llamaba), más tenéis de bellaco que de loco.

No se me da un ardite ­respondió él­, como no tenga nada de necio.

Pasando un día por la casa llana y venta común, vio que estaban a la puerta della muchas de sus moradoras, y dijo que eran bagajes del ejército de Satanás que estaban alojados en el mesón del infierno.

Preguntóle uno que qué consejo o consuelo daría a un amigo suyo que estaba muy triste porque su mujer se le había ido con otro.

A lo cual respondió:

Dile que dé gracias a Dios por haber permitido le llevasen de casa a su enemigo.

Luego, ¿no irá a buscarla? ­dijo el otro.

¡Ni por pienso! ­replicó Vidriera­; porque sería el hallarla hallar un perpetuo y verdadero testigo de su deshonra.

Ya que eso sea así ­dijo el mismo­, ¿qué haré yo para tener paz con mi mujer?

Respondióle:

Dale lo que hubiere menester; déjala que mande a todos los de su casa, pero no sufras que ella te mande a ti.

Díjole un muchacho:

Señor licenciado Vidriera, yo me quiero desgarrar de mi padre porque me azota muchas veces.

Y respondióle:

Advierte, niño, que los azotes que los padres dan a los hijos honran, y los del verdugo afrentan.

Estando a la puerta de una iglesia, vio que entraba en ella un labrador de los que siempre blasonan de cristianos viejos, y detrás dél venía uno que no estaba en tan buena opinión como el primero; y el Licenciado dio grandes voces al labrador, diciendo:

Esperad, Domingo, a que pase el Sábado.

De los maestros de escuela decía que eran dichosos, pues trataban siempre con ángeles; y que fueran dichosísimos si los angelitos no fueran mocosos.

Otro le preguntó que qué le parecía de las alcahuetas. Respondió que no lo eran las apartadas, sino las vecinas.

sábado, octubre 11, 2014

Premios Bellas Artes de Literatura 2014

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en coordinación con los gobiernos de los estados de Campeche, San Luis Potosí, Durango, Morelos, Michoacán, Chihuahua, Tlaxcala, Puebla, Baja California, Tabasco y Coahuila, así como con la Universidad de Colima, el Patronato del Teatro Isauro Martínez y el Museo Francisco Cossío, anuncian los resultados de los Premios Bellas Artes de Literatura 2014.

Los galardonados son:
Karen Álvarez Villedas, Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2014 por Cuadrado de cabeza.
Lorel Hernández Manzano, Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2014 por Acá pura matanza.
Alejandro García Neria, Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2014 por Quebranto de espejos. La mujer en la narrativa de José Revueltas.
Daniel Salinas Basave, Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros.
Alberto Chimal, Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 2014 por Manda fuego.
Francisco Gerardo Haghenbeck, Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 2014 por Deidades menores.
Alejandro Ricaño y Sara Pinet, Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niños 2014 por Lo que queda de nosotros.
Gustavo Marcovich, Premio Bellas Artes Testimonio Carlos Montemayor 2014 por Papel es traza.
Joel Flores Lechuga, Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela 2014 por Nunca más su nombre.
Martín Jesús Zapata Quiroz, Premio Bellas Artes Baja California de Dramaturgia 2014 por Camino a Fort Collins.
Margarito Cuéllar, Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 2014 por Las edades felices.

1. Cuadrado de cabeza ganó la edición 2014 del Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada, convocado anualmente el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Campeche, a través de la Secretaría de Cultura de Campeche.
Esta obra ganó por unanimidad y pertenece a Karen Álvarez Villedas, quien participó bajo el seudónimo Barba Azul. El jurado encargado de dar este premio estuvo compuesto por Cessia Chuc, Francisco Hinojosa y María Eugenia Negrín, quienes destacaron en el acta que recibió el premio “por su buen sentido del humor, el planteamiento de un fenómeno del absurdo, además de que presenta imágenes y hace una personalización de un animal”.

2. Guadalupe Nettel, Orlando Ortiz y Eraclio Zepeda decidieron otorgar el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2014 a Acá pura matanza, que participó bajo el seudónimo El claro Abelardo y que pertenece a Lorel Hernández Manzano.
Convocado anualmente por elConaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de San Luis Potosí, por medio de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí y el Museo Francisco Cossío, el premio fue otorgado por mayoría del jurado debido a “la forma eficaz en que aborda la temática rural y los ámbitos suburbanos, y su búsqueda novedosa del lenguaje”.

3. El Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2014 fue entregado por unanimidad a Alejandro García Neria por Quebranto de espejos. La mujer en la narrativa de José Revueltas.
Este texto, que participó con el seudónimo Leo, obtuvo el galardón gracias a que se trata “de un ensayo original, sobre un aspecto poco estudiado en la narrativa de José Revueltas. El trabajo ganador incluye entre sus intertextos la novela naturalista del siglo XIX y el cine mexicano de la época de oro”, según consta en el acta que el jurado firmó, conformado por los escritores Juan José Doñán, Álvaro Ruiz Abreu y Edith Negrín.
Este premio es convocado anualmente por el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Durango, a través del Instituto de Cultura del Estado de Durango y la Casa de Cultura Gómez Palacio.

4. El jurado integrado por Elsa Cross, Laura Emilia Pacheco y Daniel González Dueñas decidió entregar por unanimidad el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 a Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros, que llegó firmado por el seudónimo Ánimas Rocafuerte y pertenece al escritor  Daniel Salinas Basave.
De la obra, el jurado destaca que “el tema del trabajo es de gran relevancia y tiene un interés tanto literario como histórico, por su excepcional retrato de la época de los primeros años del México independiente. Por otra parte, es un texto cuya argumentación se sustenta en una investigación sólida y cuya narrativa se presenta de manera ágil y atractiva, capaz de despertar el interés por indagar en sus múltiples ramificaciones”, consta en el acta.
Este premio es convocado anualmente por el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Morelos, por medio de la Secretaría de Cultura de Morelos.

5. Alberto Chimal obtuvo el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 2014 por su libro Manda fuego, editado por el Fondo Editorial Estado de México. Este premio es anualmente convocado por el Conaculta, el INBA y la Universidad de Colima.
“Los textos que componen el volumen muestran una agilidad emotiva ejemplar, una amplia percepción de mundos fantásticos y una visión propia acerca de la realidad. Como antología personal se expone una evolución y una reflexión madura y vital, contrastante para nuestra época, con un estilo que sorprende al lector tanto por su claridad como por la diversidad temática”, destacó el jurado conformado por Rodolfo Mendoza Rosendo, Juan José Rodríguez y Bernardo Ruíz, quienes decidieron otorgar este premio por unanimidad.

6. El Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 2014 es para Francisco Gerardo Haghenbeck, quien participó bajo el seudónimoMonomito con la obra Deidades menores. El jurado decidió reconocer este trabajo por unanimidad, ya que “es una novela que contiene diversas historias bien llevadas, convincentes. Una narración, por su estructura, posmoderna y que incorpora e-mails, guiones cinematográficos, notas de libros y cómics con un sentido metaficcional y contemporáneo”, señala el acta.
Integraron este jurado los escritores René Avilés Fabila, Raúl Casamadrid y Humberto Guzmán. Este premio es convocado anualmente por el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Michoacán, a través de la Secretaría de Cultura de Michoacán.

7. El Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niños es convocado por el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Coahuila, por medio de la Secretaría de Cultura de Coahuila y el Patronato del Teatro Isauro Martínez.
En su edición 2014, el jurado, compuesto por los escritores Maribel Carrasco, Juan Carlos Quezadas y Haydeé Boetto, decidió premiar por unanimidad a Alejandro Ricaño y Sara Pinet, por su obra Lo que queda de nosotros, que concursó bajo el seudónimo Simona.
Los motivos que llevaron al jurado a elegirla como la ganadora, fue “por ser una obra de estructura sólida, un texto inteligente, de trascendencia en el tema, desarrollo claro de la trama, así como por la complejidad del personaje protagónico”, según consta en el acta.

8. Papel es traza es el título del texto que ganó el Premio Bellas Artes de Testimonio Carlos Montemayor 2014, el cual pertenece a Gustavo Marcovich, quien participó bajo el seudónimo Ventana Ventura.
El jurado resaltó que mereció el reconocimiento por unanimidad debido a que es “una reveladora narración de un universo significativo, el del cultivo de estupefacientes en Estados Unidos –tan clandestino como alejado de la conversación pública-, con un estilo ágil y mordaz, y una prosa pulcra y económica. Destaca el ritmo de la narración y la pertinencia de la escritura”.
El jurado otorgó una mención honorífica al trabajo titulado Días sin treguaO ¿cómo está papá?, firmado con el seudónimo Don Beto, que trata acerca del “impacto de los huracanes Ingrid y Manuel en el estado de Guerrero, su alto costo humano y su imbricación con las tragedias personales del autor”.
Este premio es convocado anualmente por el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Chihuahua, a través del Instituto Chihuahuense de Cultura.

9. Nunca más su nombre es el título de la obra ganadora del Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela 2014, que pertenece al escritor Joel Flores Lechuga, quien participó bajo el seudónimo Paula San Juan.
El jurado destacó que ganó por unanimidad ya que “consigue mantener la tensión dramática de principio a fin mediante un estilo directo, duro; sus personajes poseen la densidad necesaria como para humanizarlos desde el primer momento, y conmover al lector a lo largo de todas las escenas que constituyen la trama. El autor, además, demuestra en esta obra una madurez narrativa difícil de encontrar en una primera novela, lo que puede advertirse en el manejo de la estructura, los cambios temporales y el modo en el que los últimos instantes de la narración anuda todas las emociones desplegadas en la historia”.
Hernán Lara Zavala, Eduardo Antonio Parra y Eusebio Ruvalcaba fueron los integrantes del jurado de este premio que anualmente es convocado por el Conaculta, el INBA, el Gobierno del Estado de Tlaxcala a través del Instituto Tlaxcalteca de Cultura y el Gobierno del Estado de Puebla por medio del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla.

10. El Premio Bellas Artes Baja California de Dramaturgia 2014 lo recibió la obra Camino a Fort Collins de Martín Jesús Zapata Quiroz, quien participó bajo el seudónimo David He Sant y que ganó este concurso por unanimidad, “por  su novedoso uso del tiempo, su síntesis y su capacidad dramatúrgica, en la que destacan los personajes y el lenguaje”, según consta en el acta que escribió el jurado, conformado por Francisco Beverido, Rosa María Bianchi y Richard Viqueira.
El jurado dio una mención honorífica al trabajo firmado bajo el seudónimo de Sean Brennan.
El Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Baja California, por medio del Instituto de Cultura de Baja California, convocan a este premio anualmente.

11. El Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 2014 fue para Margarito Cuéllar por su libro Las edades felices, que el jurado, integrado por Benjamín Valdivia, Dionicio Morales y Blanca Luz Pulido, decidió otorgar por unanimidad. Este libro fue publicado por Ediciones Hiperión.
“El libro posee un estilo a la vez maduro y fresco. La poesía de Margarito Cuéllar en este volumen ha alcanzado una síntesis en la cual lo cotidiano, mezclado con lo trascendental, adquiere cuerpo por medio de una escritura lúdica, de la que no está exenta una visión crítica del mundo. El tono y el lenguaje reflejan un oficio elaborado y consistente”, escribió el jurado en el acta con respecto al libro ganador.
El jurado resaltó, asmismo, la gran calidad de muchos de los libros participantes.
Este premio es anualmente convocado por el Conaculta, el INBA y el Gobierno del Estado de Tabasco, a través del Instituto Estatal de Cultura de Tabasco.