martes, julio 19, 2016

Acerca de (ciertas) educaciones

Dice Vicente Verdú en su blog:
"Pocas veces ha sido mi tema la piedad. Pero trato de mostrar piedad ahora por todo el mundo universitario de buena voluntad, profesores y alumnos que se encuentran en esa bendita institución y cuyo universo va cayendo en pedazos, algunos mefíticos. Mi memoria de la Universidad de los años sesenta (aún bajo el franquismo) es tan gloriosa y la de mi padre, tan excelente, que cualquiera se sentiría tan humillado, defraudado y atormentado hoy por el nivel, la categoría, la mediocridad y el desaliento de quienes hoy componen esa organización. Siempre hay excepciones, por supuesto, pero el tufo que desprende su generalidad es igual a ingresar en una atmósfera entre podrida y miserable. Insalubre, desalentadora, ignorante, canalla. Así es como ahora veo, junto a muchos otros, a la Institución que veneramos y en la que estimamos tantos de sus directores. Gentes responsables a las que con tanta veneración admiré y con tanta ilusión correspondida obtuve de sus conocimientos y de su ejemplaridad. ¿Adiós a todo esto? No lo padezco directamente pero sus efluvios me llegan como un tósigo que jamás podría llegar a imaginar y mucho menos temer".
Y George Steiner en La Nación comenta:
"Estoy asqueado por la educación escolar de hoy, que es una fábrica de incultos y que no respeta la memoria. Y que no hace nada para que los niños aprendan las cosas de memoria. El poema que vive en nosotros vive con nosotros, cambia como nosotros, y tiene que ver con una función mucho más profunda que la del cerebro. Representa la sensibilidad, la personalidad. [Y sin embargo soy] Enormemente optimista. Vivimos una gran época de poesía, sobre todo en los jóvenes. Y escuche una cosa: muy lentamente, los medios electrónicos están empezando a retroceder. El libro tradicional vuelve, la gente lo prefiere al Kindle... prefiere agarrar un buen libro de poesía en papel, tocarlo, olerlo, leerlo. Pero hay algo que me preocupa: los jóvenes ya no tienen tiempo... de tener tiempo. Nunca la aceleración casi mecánica de las rutinas vitales ha sido tan fuerte como hoy. Y hay que tener tiempo para buscar tiempo. Y otra cosa: no hay que tener miedo al silencio. El miedo de los niños al silencio me da miedo. Solo el silencio nos enseña a encontrar en nosotros lo esencial".
En Yorokobu hay un interesante artículo sobre arquitectura y educación:
"El papel de la arquitectura y el diseño de interiores no sólo resulta importante en las etapas más tempranas de la enseñanza. En la formación universitaria, moldear al futuro profesional de acuerdo a lo que se esperará de él una vez ingrese en el mercado laboral resulta más efectivo cuando el espacio educativo se concibe como una oficina real en la que aquel podría trabajar. En el caso de Teamlabs, su concepto de ‘campus’ no tiene nada que ver con el convencional. «Los estudiantes se distribuyen en laboratorios de aprendizaje en equipos, es decir, las oficinas desde donde realizan los proyectos reales con los que aprenden». En Madrid, por ejemplo, la casa-palacio del Duque de Alba funciona como hogar-oficina de los alumnos, y en Barcelona, estos conviven con más emprendedores en un espacio de coworking".

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