viernes, mayo 27, 2016

Tres breves

“Escribo porque me gusta, lo que no significa que necesariamente la pase bien mientras estoy escribiendo. Hay días en que la cosa no funciona y reniego, pero es el renegar de alguien que disfruta lo que está haciendo. Es como esos tipos que arman rompecabezas de un millón de piezas: nadie dice que es algo fácil de hacer pero nadie tampoco los está obligando a hacerlo. Si usan su tiempo para armar rompecabezas es porque lo disfrutan”.


“Yo soy fundamentalmente un novelista y, para mí, la mezcla de géneros es consustancial a la novela; así inventó el género Cervantes: como un género de géneros, donde todos los géneros tienen cabida (incluidos los no literarios). Esta es una de las principales virtudes del género -su capacidad para fagocitarlo todo, su camaleonismo crónico, su casi infinita versatilidad-; también, una garantía de su perdurabilidad: contra los que dicen que la novela está muerta (lo dicen desde que la novela nació), yo creo que está en pañales. El problema es que no veo que los novelistas aprovechemos esa virtud capital del género, porque lo que mayoritariamente seguimos escribiendo, me temo, son novelas aferradas al modelo tradicional, decimonónico. Es decir: no estamos explotando a fondo la lección de libertad que nos dio Cervantes”.


“Durante tres días seguidos escribid, sin falsedad ni hipocresía, todo lo que se os pase por la cabeza. Escribid lo que pensáis de vosotros mismos, de vuestras mujeres, de la guerra con los turcos, del Juicio Final, de vuestros superiores; y una vez transcurridos esos tres días os quedaréis pasmados de la cantidad de ocurrencias inauditas que habéis tenido. En esto consiste el arte de convertirse en tres días en un escritor original”.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario