sábado, febrero 28, 2015

Sueños lúcidos

«Los soñadores lúcidos son conscientes de que sueñan mientras duermen, a veces, pueden tener incluso un papel activo en sus sueños. La mayoría tiene esta experiencia solo algunas veces al año, son unos pocos quienes la viven cada noche.

»El equipo de Elisa Filevich ha descubierto que la corteza prefrontal anterior, que es la zona del cerebro que controla los procesos cognitivos conscientes y desempeña un papel clave en la habilidad de la autorreflexión, es más grande en los soñadores lúcidos.

»Esto sugiere que los soñadores lúcidos, cuando están despiertos, poseen una mayor capacidad de autorreflexión que la gente que no tiene sueños lúcidos.»

viernes, febrero 27, 2015

Escribir, pensar... - Thomas Bernhard

«Qué más da lo que yo escriba; en resumidas cuentas siempre son catástrofes. Esto es lo deprimente del destino del escritor: nunca consigues trasladar al folio lo que has pensado o imaginado; la mayoría se pierde durante el traslado. Lo que llegas a plasmar no es más que un pálido y ridículo reflejo de lo que habías imaginado. Esto es lo que más deprime a un autor como yo. En el fondo no puedes comunicarte. Todavía no lo ha conseguido nadie...

»Por más que abusemos, siempre se puede seguir pensando. Al final todo nos pone nerviosos, menos pensar. El que piensa puede envejecer sin problemas. O tener durante toda la vida una idea loca, una sola idea loca. Escuchar, leer, mirar, todo eso no es nada comparado con esa sola loca idea, pero ése es mi problema. (...) Una solución matemática naturalmente, resuelta de manera puramente matemática. Qué mal me siento a veces, como si estuviera moribundo y de pronto todo está bien otra vez, porque pienso. Pensando lo supero todo.»


Citas en El lamento de Portnoy

jueves, febrero 26, 2015

Ciberespacio - Slavoj Žižek

Hay dos usos estándar de la narrativa del ciberespacio: la lineal, laberíntica aventura de un solo camino y la “posmoderna”, indeterminada e hipertextual forma de ficción en rizoma. La laberíntica aventura de un solo camino guía al interactor hacia una única solución dentro de la estructura de una competencia ganador-perdedor (derrotar al enemigo, encontrar la salida...). De este modo, con todas las posibles complicaciones y desvíos, el camino global está claramente predeterminado: todos los caminos conducen a una meta final. En contraste, el rizoma hipertextual no privilegia ningún orden e lectura ni interpretación: no hay una síntesis última o “mapa cognitivo”, ninguna posibilidad de unificar los fragmentos dispersos en un marco narrativo abarcativo, uno está irreductiblemente tentado en direcciones conflictivas; nosotros los interactores, sólo tenemos que aceptar que estamos perdidos en una inconsistente complejidad de múltiples referencias y conexiones. La paradoja es que esta definitiva e indefensa confusión, esta falta de una orientación final, lejos de causar una angustia insoportable, es extrañamente reaseguradora: la misma falta de un punto final de clausura sirve como un tipo de negación que nos protege de enfrentar el trauma de nuestra finitud, del hecho de que nuestra historia debe terminar en algún punto. No hay un punto definitivo e irreversible, desde que, en este universo múltiple, hay siempre otros caminos que explorar, realidades alternativas en las cuales uno se puede refugiar cuando parece alcanzar un punto muerto. […]

[…] Es solamente de este modo, a través de tocar el núcleo de lo Real, que el ciberespacio puede ser usado para contrarrestar lo que uno estaría tentado en llamar la práctica ideológica de la desidentificación. Es decir, uno debería invertir la noción estándar de ideología como proveedora de la firme identificación a sus sujetos, constriñéndolos a sus “roles sociales”: ¿qué sería si, en un nivel diferente (pero no menos irrevocable y estructuralmente necesario), la ideología es efectiva precisamente por medio de la construcción de un espacio de falsa desidentificación, o falsa distancia hacia las reales coordenadas de la existencia social del sujeto? (13). ¿Es esta lógica de desidentificación indiscernible del caso más elemental de “No soy solamente un americano (marido, trabajador, demócrata, gay...), sino, bajo todos esos roles y máscaras, un ser humano, una compleja y única personalidad” (donde la misma distancia hacia la característica simbólica que determina mi lugar social garantiza la eficiencia de esta determinación), hasta el caso más complejo el ciberespacio jugando con nuestras múltiples identidades? La mistificación operativa en el perverso “es sólo un juego” del ciberespacio es entonces doble: no sólo son los juegos que jugamos en él más serios de lo que tendemos a suponer (no es que, al modo de una ficción, de “es sólo un juego”, un sujeto puede articular y escenificar -sadismo, “perverso”, etc. —características de su identidad simbólica que nunca sería capaz de admitir en sus contactos intersubjetivos “reales”?), sino que también cabe lo contrario, por ejemplo: el muy celebrado juego con múltiples, cambiantes personas (identidades construídas libremente) tiende a confundir (y así falsamente liberarnos de) los constreñimientos del espacio social en los cuales nuestra existencia es atrapada.

miércoles, febrero 25, 2015

Canto a un dios mineral - Jorge Cuesta

Capto la seña de una mano y veo
que hay una libertad en mi deseo;
ni dura ni reposa;
las nubes de su objeto el tiempo altera
como el agua la espuma prisionera
de la masa ondulosa.

Suspensa en el azul la seña, esclava
de la más leve que socava
el orbe de su vuelo,
se suelta y abandona a que se ligue
su ocio al de la mirada que persigue
las corrientes del cielo.

Una mirada en abandono y viva,
si no una certidumbre pensativa,
atesora una duda;
su amor dilata en la pasión desierta
sueña en la soledad, y está despierta
en la conciencia muda.

Sus ojos errabundos y sumisos,
el hueco son, en que los fatuos rizos
de nubes y de frondas
se apoderan de un mármol de un instante
y esculpen lafigura vacilante
que complace a las ondas.

La vista en el espacio difundida
es el espacio mismo, y da cabida
vasto y mismo al suceso
que en las nubes se irisa y se desdora
e intacto, como cuando se evapora,
está en las ondas preso.

Es la vida allí estar, tan fijamente,
como la helada altura transparente
lo finge a cuanto sube
hasta el purpúreo límite que toca,
como si fuera un sueño de la roca,
la espuma de la nube.

Como si fuera un sueño, pues sujeta,
no escapa de la física que aprieta
en la roca la entraña,
la penetra con sangres minerales
y la entrega en la piel de los cristales
a la luz, que la daña.

No hay solidez que a tal prisión no ceda
aun la sombra más íntima que veda
un receloso seno
¡en vano! pues al fuego no es inmune
que hace entrar en las carnes que desune
las lenguas del veneno.

A las nubes también el color tiñe,
túnicas tintas en el mal les ciñe,
las roe, las horada,
y a la crítica nuestra, si las mira,
por qué al museo su ilusión retira
la escultura humillada.

Nada perdura, ¡oh, nubes!, ni descansa.
Cuando en una agua adormecida y mansa
un rostro se aventura,
igual retorna a sí del hondo viaje
y del lúcido abismo del paisaje
recobra su figura.

Íntegra la devuelve al limpio espejo,
ni otra, ni descompuesta en el reflejo
cuyas diáfanas redes
suspenden a la imagen submarina,
dentro del vidrio inmersa, que la ruina
detiene en sus paredes.

¡Qué eternidad parece que le fragua,
bajo esa tersa atmósfera de agua,
de un encanto el conjuro
en una isla a salvo de las horas,
áurea y serena al pie de las auroras
perennes del futuro!

Pero hiende también la imagen, leve,
del unido cristal en que se mueve
los átomos compactos:
se abren antes, se cierran detrás de ella
y absorben el origen y la huella
de sus nítidos actos.

Ay, que del agua el imantado centro
no fija al hielo que se cuaja adentro
las flores de su nado;
una onda se agita, y la estremece
en una onda más desaparece
su color congelado.

La transparencia a sí misma regresa,
y expulsa a la ficción, aunque no cesa;
pues la memoria oprime
de la opaca materia que, a la orilla,
del agua en que la onda juega y brilla,
se entenebrece y gime.

La materia regresa a su costumbre.
Que del agua un relámpago deslumbre
o un sólido de humo
tenga en un cielo ilimitado y tenso
un instante a los ojos en suspenso,
no aplaza su consumo.

Obscuro parecer no la abandona
si sigue hacia una fulgurante zona
la imagen encantada.
Por dentro la ilusión no se rehace;
por dentro el ser sigue su ruina y yace
como si fuera nada.

Embriagarse en la magia y en el juego
de la áurea llama, y consumirse luego,
en la ficción conmueve
el alma de la arcilla sin contorno:
llora que pierde un venturero adorno
y que no se renueve.

Aun el llanto otras ondas arrebatan,
y atónitos los ojos se desatan
del plomo que acelera
el descenso sin voz a la agonía
y otra vez la mirada honda y vacía,
flota errabunda fuera.

Con más encanto si más pronto muere,
el vivo engaño a la pasión se adhiere
y apresura a los ojos
náufragos en las ondas ellos mismos,
al borde a detener de los abismos
los flotantes despojos.

Signos extraños hurta la memoria,
para una muda y condenada historia,
y acaricia las huellas
como si oculta obsecación lograra,
a fuerza de tallar la sombra avara
recuperar estrellas.

La mirada a los aires se transporta,
pero es también vuelta hacia dentro, absorta,
el ser a quien rechaza
y en vano tras la onda tornadiza
confronta la visión que se desliza
con la visión que traza.

Y abatido se esconde, se concentra,
en sus recónditas cavernas entra
y ya libre en los muros
de la sombra interior de que es el dueño
suelta al nocturno paladar el sueño
sus sabores obscuros.

Cuevas innúmeras y endurecidas,
vastos depósitos de breves vidas,
guardan impenetrable
la materia sin luz y sin sonido
que aún no recoge el alma en su sentido
ni supone que hable.

¡Qué ruidos, qué rumores apagados
allí activan, sepultos y estrechados,
el hervor en el seno
convulso y sofocado por un mudo!
Y grava al rostro su rencor sañudo
y al lenguaje sereno.

Pero, ¡qué lejos de lo que es y vive
en el fondo aterrado, y no recibe
las ondas todavía
que recogen, no más, la voz que aflora
de un agua móvil al rielar que dora
la vanidad del día!

El sueño, en sombras desasido, amarra
la nerviosa raíz, como una garra
contráctil o bien floja;
se hinca en el murmullo que la envuelve,
o en el humor que sorbe y que disuelve
un fijo extremo aloja.

Cómo pasma a la lengua blanda y gruesa,
y asciende un burbujear a la sorpresa
del sensible oleaje:
su espuma frágil las burbujas prende,
y las pruebas, las une, las suspende
la creación del lenguaje.

El lenguaje es sabor que entrega al labio
la entraña abierta a un gusto extraño y sabio:
despierta en la garganta;
su espíritu aún espeso al aire brota
y en la líquida masa donde flota
siente el espacio y canta.

Multiplicada en los propicios ecos
que afuera afrontan otros vivos huecos
de semejantes bocas,
en su entraña ya brilla, densa y plena
cuando allí late aún, y honda resuena
en las eternas rocas.

Oh, eternidad, oh, hueco azul, vibrante
en que la forma oculta y delirante
su vibración no apaga,
porque brilla en los muros permanentes
que labra y edifica, transparentes,
la onda tortuosa y vaga.

Oh, eternidad, la muerte es la medida,
compás y azar de cada frágil vida,
la numera la Parca.
Y alzan tus muros las dispersas horas,
que distantes o próximas, sonoras
allí graban su marca.

Denso el silencio trague al negro, obscuro
rumor, como el sabor futuro
sólo la entraña guarde
y forme en sus recónditas moradas,
su sombra ceda formas alumbradas
a la palabra que arde.

No al oído que al antro se aproxima
que el banal espacio, por encima
del hondo laberinto
las voces intrincadas en sus vetas
originales vayan, más secretas
de otra boca al recinto.

A otra vida oye ser, y en un instante
la lejana se une al titubeante
latido de la entraña;
al instinto un amor llama a su objeto;
y afuera en vano un porvenir completo
la considera extraña.

El aire tenso y musical espera;
y eleva y fija la creciente esfera,
sonora, una mañana:
la forman ondas que juntó un sonido,
como en la flor y enjambre del oído
misteriosa campana.

Ése es el fruto que del tiempo es dueño;
en él la entraña su pavor, su sueño
y su labor termina.
El sabio que destila la tiniebla
es el propio sentid o que otros puebla
y el futuro domina.

martes, febrero 24, 2015

Epigramas - Ernesto Cardenal

1. Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña.
Los he escrito sencillos para que tú los entiendas.
Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan,
un día se divulgarán tal vez por toda Hispanoamérica.
Y si al amor que los dictó, tú también lo desprecias,
otras soñarán con este amor que no fue para ellas.
Y tal vez verás, Claudia, que estos poemas,
(escritos para conquistarte a ti) despiertan
en otras parejas enamoradas que los lean
los besos que en ti no despertó el poeta.

*

2. De estos cines, Claudia, de estas fiestas,
de estas carreras de caballos,
no quedará nada para la posteridad
sino los versos de Ernesto Cardenal para Claudia
(si acaso)
y el nombre de Claudia que yo puse en esos versos
y los de mis rivales, si es que yo decido rescatarlos
del olvido, y los incluyo también en mis versos
para ridiculizarlos.

*

3. Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

*

4. Esta será mi venganza:
Que un día llegue a tus manos el libro de un poeta famoso
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
y tú no lo sepas.

*

5. Me contaron que estabas enamorada de otro
y entonces me fui a mi cuarto
y escribí ese artículo contra el Gobierno
por el que estoy preso.

*

6. Yo he repartido papeletas clandestinas,
gritando: ¡VIVA LA LIBERTAD! en plena calle
desafiando a los guardias armados.
Yo participé en la rebelión de abril:
pero palidezco cuando paso por tu casa
y tu sola mirada me hace temblar.

lunes, febrero 23, 2015

Autobiografía... (fragmento) - Doris Lessing

Una cita de Goethe —Goethe otra vez— me parece que va al corazón del prob­lema, de cómo juzgamos, cómo leemos. Es de su autobiografía.
Es obligación de todos inves­ti­gar lo que es interno y pecu­liar en un libro que nos interesa en par­tic­ular y, al mismo tiempo y sobre todo, la relación que guarda con nues­tra nat­u­raleza inte­rior, y el grado en que esa vital­i­dad excita y vuelve fruc­tífera la nues­tra. Por otro lado, todo lo externo que es inútil para nosotros o es objeto de duda, debe ser sometido a la crítica, la cual, incluso si es capaz de desar­tic­u­lar y desmem­brar al con­junto, nunca ten­drá éxito en despo­jarnos del piso al que nos afer­ramos, ni siquiera al dejarnos per­ple­jos durante un momento respecto a nues­tra antigua confianza.
Esta con­vic­ción, surgida de la fe y la obser­vación, la cual en todo caso recono­ce­mos como lo más impor­tante, es per­ti­nente y for­t­ale­ce­dora, reside en la fuente de la moral así como el edi­fi­cio lit­er­ario de mi vida, y…
Y, con Goethe, volve­mos al prin­ci­pio de este ensayo, cuando dice que es un hom­bre viejo y que sólo ha apren­dido a leer. ¿Qué quiere decir? Creo que ha apren­dido cierta pasivi­dad en la lec­tura, tomando lo que el autor ofrece y no lo que el lec­tor piensa que debe ofre­cer, sin inter­pon­erse él mismo (o ella misma) entre el autor y lo que debería ema­nar del autor. Es decir, no leer el libro a través de una pan­talla de teorías, ideas, cor­rec­ción política y demás. Esta clase de lec­tura es ver­dadera­mente difí­cil, pero una puede apren­der esta especie de lec­tura pasiva, de esta man­era la esen­cia y la médula del autor se abre ante ti. Estoy seguro de que todos han tenido la expe­ri­en­cia de leer un libro y encon­trarlo vivo, vibrante, col­orido y urgente. Y luego, tal vez, algu­nas sem­anas más tarde, al leerlo otra vez, encon­trarlo plano y vacío. El libro no cam­bió, cam­bi­aste tú.

viernes, febrero 20, 2015

Arte poética - Tony Raful

La poesía es un alto manantial de imágenes
un atajo de llamas para alcanzar el fuego
una soflama del alba para tejer metáforas
un mar azul a golpe de olas y misterio
alquimia de las alas
adamantina alondra del universo
anterior al vasto cielo y al mármol
cantina de aguas y sueños
la poesía es la luz cantada
filigrana sutil del verbo
esencia glamorosa
donde balancea el alma
sus fantasmas de sonidos y amor.

jueves, febrero 19, 2015

Consejos de Francis Scott Fitzgerald para escritores

(tomados de Librópatas, y ahí de OpenCulture)

1. Empieza por tomar notas

“Tienes que empezar por tomar notas. Quizás tengas que estar tomando notas durante años… Cada vez que se te ocurra algo, cada vez que recuerdes algo, anótalo y ponlo donde corresponda. Anótalo mientras lo estás pensando. Es posible que no puedas volves a capturarlo igual de vívido una segunda vez”.

2. Haz un completo esquema de la historia

“Inventa un sistema a lo Zola… pero necesitas un archivador. En la primera página, escribe un bosquejo de tu novela a una escala enorme (no te preocupes, se contraerá con el tiempo) y trabaja detallando el plan durante dos meses. En el punto central del archivador describe el gran clímax, y trabaja hacia delante y hacia atrás completando los detalles durante otros tres meses. A continuación, crea algo tan complicado como una continuidad con todo lo que ya tienes, y fíjate un horario”.

3. No le cuentes a nadie en qué estás trabajando

“Creo que una buena norma es no decir nada sobre lo que estás escribiendo hasta que esté acabado. Cuando se hace, siempre parece perder algo. Nunca volverá a pertenecerte tanto como antes”.

4. Crea personajes, no tipos literarios

“Comienza con un personaje y antes de que te des cuenta habrás creado un tipo. Comienza con un tipo y acabarás no creando nada”.

5. Usa palabras comunes

“Nunca debes usar una palabra desconocida a menos que la hayas buscado para expresas un delicado matiz y sea así como lo hayas conseguido. Creo que esta es una muy buena regla para la prosa. Excepciones: a) necesaria para evitar repeticiones, b) necesaria por ritmo, c) etc”.

6. Usa verbos, y no adjetivos, para mantener las frases en movimiento

Acerca de los adjetivos: toda la buena literatura se basa en los verbos llevando las frases. Ellos son los que consiguen que las oraciones avancen. Probablemente, el mejor poema (técnicamente) en inglés sea ‘La víspera de Santa Inés’ de Keats. Un verso como “La liebre salió cojeando temblando a través de la hierba helada” está tan vivo que puedes sentirlo, apenas sin darte cuenta, pues el poema se ha coloreado con su movimiento – el cojear, temblar y helar camina delante de tus propios ojos”.

7. Sé despiadado

“[Tirar lo escrito a la basura y empezar de nuevo] Esta es una de las decisiones más difíciles que un escritor tiene que hacer. Por ponerlo filosóficamente, antes de haberte agotado durante horas tratando de reanimar un cadáver o desenredando una madeja mojada, es una prueba de si eres o no eres realmente un profesional. Hay ocasiones o en la decisión es doblemente difícil. En las últimas etapas de una novela, por ejemplo, cuándo no hay algo concreto que tirar a la basura, sino que un personaje favorito tiene que ser cogido por los talones, chillando, y arrastrando media docena de buenas escenas con él”.

miércoles, febrero 18, 2015

"No saben que tienen alas" - Vladimir Nabokov

"Aunque parezca extraño, el escarabajo Gregor no llega a descubrir que tiene alas bajo el caparazón de su espalda (ésta es una observación que quiero que atesoreis toda vuestra vida. Algunos Gregorios, Pedros y Juanes, no saben que tienen alas)".

Vladimir Nabokov sobre La Metamorfosis de Franz Kafka, Curso de literatura europea.

martes, febrero 17, 2015

Humedad

Tus miradas, innumerables galerías,
gama de enojos merecidos,
las guardo en mi áspera almohada.

Sin darte cuenta urbanizaste
mi naturaleza salvaje.

Consiénteme concientemente,
ármame a bocajarro, deprisa y tierna,
zigzagueante,
dílo desquiciada como canto de cantina.

Me mojo los labios antes de decir tu nombre.
Lo digo: me vuelvo a humedecer.

Tu nombre, sustantivo,
ya enunciado es oración.

El que se moja pierde.
Ganaste.

lunes, febrero 16, 2015

Decálogo de Etgar Keret para jóvenes escritores

1. Asegúrate de que disfrutas escribir.

A los escritores siempre les gusta decir lo difícil que es el proceso de escritura y cuánto sufrimiento les produce. Están mintiendo. A la gente no le gusta admitir que vive de algo que de verdad disfruta.

Escribir es una manera de vivir otra vida. Muchas otras vidas. Las vidas de incontables personas que nunca has sido, pero que son tú por completo. Cada vez que te sientes y te encuentres con la página en blanco y lo intentes –aun cuando no tengas éxito– agradece la oportunidad de expandir los alcances de tu vida. Es divertido. Es groovy. Es dandy. Y no dejes que nadie te diga lo contrario.


2. Ama a tus personajes.

Para que un personaje sea real, tiene que haber por lo menos una persona en este mundo capaz de amarlo y entenderlo, sin importar si le gusta lo que el personaje hace o deja de hacer. Tú eres la mamá y el papá de los personajes que creas. Si tú no puedes amarlos, nadie podrá.


3. Cuando escribes no le debes nada a nadie.

En la vida real si no te comportas puedes terminar en la cárcel o en un hospital psiquiátrico, pero en la escritura todo se vale. Si en tu cuento hay un personaje que te atrae, bésalo. Si en tus historias hay una alfombra que odias, préndele fuego justo en medio de la sala. Cuando se trata de escribir, puedes destruir planetas enteros y erradicar civilizaciones completas con sólo presionar una tecla, y una hora después, cuando la viejita del piso de abajo te encuentre en el pasillo, ella te va a decir hola de todos modos.


4. Empieza siempre por en medio.
El principio es como el borde quemado de un pastel que tocó el molde. Lo necesitas sólo para empezar, pero no es realmente comestible.


5. Intenta no saber cómo acaba.
La curiosidad es una fuerza poderosa. No la dejes ir. Cuando vas a escribir un cuento o un capítulo, toma el control de la situación y de los motivos de tus personajes, pero siempre déjate sorprender por los giros en la trama.


6. No uses nada sólo porque «así es siempre».
Los párrafos, las comillas, los personajes que se llaman igual a pesar de haber cambiado de página: todo eso son sólo convenciones que existen a tu servicio. Si no te sirven, olvídate de ellas. El hecho de que una regla en particular funcione en todos los libros que has leído no quiere decir que también funcione en el tuyo.


7. Escribe como tú mismo.
Si intentas escribir como Nabokov, siempre habrá por lo menos una persona (cuyo nombre es Nabokov) que lo hará mejor que tú. Pero cuando se trata de escribir como tú escribes, tú siempre serás el campeón mundial de ser tú mismo.


8. Asegúrate de estar solo cuando escribes.
A pesar de que escribir en cafeterías suene romántico, tener gente a tu alrededor probablemente hará que te comportes, te des cuenta o no. Cuando no hay nadie cerca, puedes hablar solo o sacarte un moco, incluso sin darte cuenta. Escribir es una especie de ese hurgar en la nariz, y cuando hay gente cerca, la tarea puede volverse menos natural.


9. Deja que las personas a las que les gusta lo que escribes te den confianza.
Y trata de ignorar a todos los demás. Lo que sea que hayas escrito simplemente no es para ellos. No te preocupes. Hay muchos otros escritores en el mundo. Si buscan lo suficiente, seguro que encontrarán a uno que cumpla sus expectativas.


10. Oye lo que todos tienen que decir, pero no escuches a nadie (sólo a mí).
La escritura es el terreno más privado en el mundo. Así como nadie puede enseñarte realmente cómo te gusta el café, nadie puede enseñarte realmente cómo escribir. Si alguien te da un consejo que suena bien y que se siente bien, úsalo. Si alguien te da un consejo que suena bien, pero que se siente mal, no pierdas ni un segundo en él. Puede funcionar para alguien más, pero no para ti.


(Bonus)
11. Amor difícil.
El «bloqueo del escritor» es un término inventado por escritores muy consentidos y quejumbrosos para referirse a los periodos en que no se sienten inspirados. La asunción que se esconde tras este término es que la creatividad es una fuente eterna y con máxima potencia, por lo que si en determinado momento queremos escribir pero nada excepcional sale del otro lado de nuestro teclado o de nuestra pluma, debe haber alguna falla obstruyendo el ciclo natural de la creatividad continua.

Me gustaría plantear una perspectiva alternativa. La creatividad, como el amor, es un regalo. Y no te dan regalos todo el tiempo. Si vas a una cita y no te gusta el chico o la chica con el que saliste, no es que estés experimentando «bloqueo del enamorado»–sino que simplemente no estás amando en ese preciso momento, y si eres lo suficientemente paciente experimentarás amor en el futuro (probablemente en el lugar y la hora en que menos lo esperes). Si no escribes bien, sigue escribiendo cosas malas (no te preocupes, la mala escritura es completamente ecológica –no daña la capa de ozono ni hace que te de cáncer). Si se vuelve muy frustrante, deja de hacerlo –mejor juega bádminton, colecciona aviones a escala, o haz todas esas cosas que hace la gente que no escribe. Pero principalmente, espera pacientemente. (Pacientemente, en oposición a impacientemente, o enojadamente, o amargadamente –porque esa clase de espera no lleva a la buena escritura en el futuro. La paciencia sí.)

Escribir no es un hábito. Es una forma de expresión única. Y nadie te debe esa experiencia especial todos los días o semanalmente. Pero si haces un esfuerzo, en su ausencia, por seguir viviendo tu vida y experimentar nuevas cosas, eventualmente regresará. Y cuando lo haga, disfrútala tanto como puedas, antes de que se vaya otra vez.













[*] Traducción de José Miguel Rentería, con permiso del autor. Estos consejos estaban hasta ahora inéditos en español.

sábado, febrero 14, 2015

Diálogos

—¿Por qué?
—No lo sabría decir, quisiera decirlo sin fragmentarte, abarcarte con una palabra como hacen los alemanes, ese todo que me saca de mí, encontrándome en ti. Cualquier cosa que diga sería escamotear la realidad, que eres tú.
—¿Cuánto?
—No se trata de una solución cuantitativa sino cualitativa. Eso sí: es certeza basada en toda la experimentación posible: observación, participación, bibliografía, apropiación.

viernes, febrero 13, 2015

Futuro

Porque vienes del futuro
crees que sabes todo de mí.
No es que yo fuera ya un laberinto:
lo creaste al rehacer mi vida
a estas alturas.
No sé en que loop apareciste
pero espero repetirme
todos los días contigo.

martes, febrero 10, 2015

Proyectos de poemas - Joan Brossa

1. Una A pintada sobre una bola de billar.

2. Recitar poemas con unas gafas en la boca.

3. Con un sello pegado en los labios meter la cabeza en un saco
y contar hasta cien.

4. Hacer sombras chinescas con una letra pintada en cada mano.

5. Ponerse un brazalete amarillo y fumar un cigarro; ponerse
un brazalete rojo y beber un vaso de agua.

6. Dibujar en una pared un paraguas abierto y titularlo Diana;
dibujar una flecha clavada en una diana y titularla Paraguas.

7. Escribir un poema sirviéndose de mondadientes para formar
las letras.

8. Arrancar una hoja de un libro de poemas y quemarla,
concentrando sobre ella los rayos del sol con una lupa.

9. Comenzar la proyección de una película con luz de día de
modo que durante la proyección transcurra el crepúsculo y se
haga noche cerrada.

10. Asomados al balcón recortar las letras de un soneto una
por una.

11. Iniciar en voz alta la lectura de un poema largo sabiendo que
un compañero, desde otra habitación, va a cortar la corriente
eléctrica de un momento a otro.

12. Disparar un cohete, dibujarse un ojo en el ombligo y destruir
una jaula.

miércoles, febrero 04, 2015

Pacto con el diablo

—¿En qué idioma está el contrato, Mefistófeles?

Sonrió.

—Tienes que inventarlo para leerlo.
—¿Pero cómo podría?
—Te dejo el alma por mientras, para que puedas crearlo. En cuanto tengas todas las palabras regreso por ella. Firma.
—¿Cómo, si no sé lo que dice? No puedo comprender lo que voy a firmar...
—¿No es lo que siempre haces?

Sonreímos.
Y firmé.



lunes, febrero 02, 2015

Poesía y música - Paul Verlaine

"El verso debe ser antes que nada música; una armonía de sonidos que hace soñar [...] la arquitectura sólida del poema, la elocuencia y el orden romántico o parnasiano resultan inútiles para traducir lo impreciso, el matiz, las sugestiones, las leves sensaciones [...]. Con un plan incierto, palabras vagas, grupos de sonidos inesperados y evocadores, se podría despertar la sensibilidad del lector y transferir en ella parte de la sensibilidad del poeta..."