«Creemos que el deseo es objetivo o subjetivo, pero, en realidad, depende de otro que da valor a los objetos: el tercero más próximo, el prójimo. De modo que, para mantener la paz entre los hombres, hay que definir lo prohibido en función de este temible hecho probado: el prójimo es el modelo de nuestros deseos. Eso es lo que llamo deseo mimético».
«Los deseos vanidosos son los reflejos empañados de los deseos auténticos. Luego son siempre los deseos de los Otros los que traducen esta vanidad, pues todos tenemos la impresión de desear más intensamente que los Otros».
«Una rivalidad no es el fruto de una convergencia accidental de dos deseos en relación al mismo objeto. El sujeto desea el objeto porque su rival también lo desea».
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