martes, noviembre 17, 2015

Moaxajas, vueltas y mudanzas

El castellano fue arabe, andaluz, judio, es mezcla e influencia. Convivencia. Léxico y pronunciación son parte de ese legado en el que occidente y oriente tuvieron mil y una noche juntos. En Al-Ándalus se hablaban el dialecto romance y el árabe, cristianos viviendo entre musulmanes y viceversa. Sus resultados fueron las moaxajas, la jarchas y los zéjel. Las moaxajas —"cancioncillas al estilo de los cristianos", como decían los arabes, o "formas métricas que la gente de al-Andalus ha usado mucho; [su tema] es el del nasīb y el gazal y son difíciles de escuchar, guardadas en los bolsillos y en los corazones. El primero que hizo las formas métricas de las moaxajas e inventó sus reglas fue, según tengo entendido, Muhammed Ibn Mahmud, el ciego de Cabra", escribió Julián Ribera— constaban de Qufl (vuelta) y Gusn (mudanza), y remataban con Markaz o Jarŷa (jarcha).

Tomado de la Biblioteca Virtual Cervantes.

Qufl
El amor juguetea con mi corazón
que se queja y llora por la pasión.

Gusn
¡Oh gentes! Mi corazón está prendado,
y es quien ansía amar, desconcertado;
le engaño y es mi llanto, el derramado.

Qufl
¿Quién te ha enseñado, ¡oh garzón!,
a lanzar miradas que matan a un león?

Gusn
En noche oscura, luna llena,
en rama granada, fruta plena,
esbelta cintura y mejilla morena.

Qufl
Ven, amado mío, a la unión,
para la huida de mí, no hay razón.

Gusn
Me contestó: mi mejilla es flor venenosa,
mis ojos desenvainan espada filosa.
¡Cuidado, mi unión es peligrosa!

Qufl
Quien desee atraparle, va a la perdición,
pero yo continúo detrás, con tesón.

Gusn
Mi corazón engañado se derrite de amor;
su amor entre tinieblas es puro resplandor;
prisionero entre sus manos está todo mi ardor;

Markaz o Jarŷa
No encuentro para la calma ninguna razón,
derramar lágrimas es mi único blasón.

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