miércoles, octubre 07, 2015

De letras y otras sopas (1)


«¿Cómo se come? Comemos de otro, comemos con otro: Primera zona libidinal del sujeto; al comer con otros, nos comemos al otro, tabú máximo de la antropofagia. Frases que quedan en lo cotidiano, como "Me gustás", "¡Qué rico sos!", "¡Amargo!", "¡Dulce!", hablan de la relación afectiva entre las personas en términos de gusto. También la frase "Es un gusto conocerte", o el saludo chino (que los delata) "¿Comiste?". Y si uno –monito primitivo– se cae, el reflejo de moro permite inicialmente abrazarse al otro, colgarse del otro, agarrarse de los pelos, escena primordial que abre al tema de la caricia y la relación entre la mano aplicada a la piel de sí y del otro. Los antojos maternos de comida se imprimen en la piel del bebé si no son satisfechos.»
Tomado de: Historia del comer. Lazo social y tradición cultural, de Lucía Rossi

«En ocasiones, como en la vida, la comida se convierte en auténtico protagonista de la historia como ocurre en banquetes y atiborramientos. La celebración pantagruélica no en balde es de origen literario. Este protagonismo de la comida hace que se muestre ostensiblemente y que como tal se relacione con la literatura erótica como otra exhibición más de los placeres humanos. En el caso del canibalismo, deseo alimenticio y erótico se unen. La comida excita y también calma los dolores y sufrimientos de los personajes, así que los ayuda a unirse y fundirse. Igualmente, la comida es el origen del terror y el sufrimiento (ser comido, pasar hambre).
De las literaturas en que la comida tiene mayor protagonismo no podemos negar que destaca la infantil, donde la comida no sólo toma un protagonismo absoluto en muchas obras, sino que llega hasta el título y se lo apropia, mientras que las pocas veces -comparativamente- que ocurre esto en la literatura para adultos, las palabras relacionadas con la comida o la cocina suelen tener un tono simbólico y el porcentaje de aparición es mucho menor.»

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