miércoles, septiembre 02, 2015

Umbrales

Photo: Steve Jurvetson/Flickr
Confieso que leo, que leo sobre todo lo que me recomiendan los libros que voy leyendo. Lectura rizomática, quizá. Enrique Vila-Matas mencionó a Rodrigo Fresán, Fresán a Sergio Pitol, Pitol a... no sé, no recuerdo, pero creo que me seguí con El loro de Flaubert, recomendado por mi maestro Luis Cortés Bargalló. Y El sistema periódico de Primo Levi.

Antes, hace ya tiempo, en otra lectura saltó el nombre de Oliver Sacks, o mejor dicho, saltó el título El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Neurología, casos de psiques distorsionadas, por exceso o carencia. Esto no es una pipa, no soy yo. Y empecé a buscarlo, y una vez encontrado Un antropólogo en Marte, lo seguí buscando como busco a autores que me hipnotizan: Nabokov, Calvino, Roth, Auster...

Usualmente, al leer me siento "peligrosamente bien", aunque confieso que en determinados libros he tenido microsueños, a veces de microsegundos, pero suficientes para a veces formar imágenes nítidas. No duran pero son intensos. Como los espacios entre palabras. Tuve algunos al leer Alucinaciones. Del exceso a la depresión, del salvajismo a la ausencia de sensaciones, de los fantasmas a la muerte, en los libros de Sacks se aborda el afuera y el adentro del paciente con una sensibilidad que abarca cuerpo y alma, ambos hemisferios y los lóbulos, que sabe que somos física y química, pero también traumas, miedos, golpes, familia.

Me preocupan los conceptos de "locura", "normalidad", "déficit", "excitación", "sueño".

El cerebro, ese palacio, alberga cientos de habitaciones, en las que muchos no se atreven a entrar; cubre carencias, remeda necesidades, previene, acelera o ralentiza. Crea locuras reales o aparentes para salvarse. ¿De qué?

He tenido sensaciones de alargarme, he visto figuras geométricas, oído voces que no proceden de ningún ser humano cercano. Esa sensación de ver el mundo desde dentro de este cuerpo, de sentir (padecer) un cuerpo se duplica a veces en los casos que con pluma romántica describe Sacks. Su lectura enseña muchas mentes, transforma otras. Confirma que el arte puede salvar a unas más.

En ocasiones quiero escribir mis memorias pero me salen olvidos.

"Cada uno de nosotros es una narración singular, que se construye, continua, inconscientemente, por, a través de y en nosotros... a través de nuestras percepciones, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones; y, en el mismo grado, nuestro discurso, nuestras narraciones habladas".

La duda ante la salud propia o del mundo. Ese (maldito) Yo que se monstruifica, que se ajena ante el caer de una hoja, ante un anuncio o un olor, que sufre de demasiada memoria o de tan poco y de tan corto plazo, el asombro, son los personajes de Sacks, reconocibles por muchos, que confundimos el libro de Sacks con un sombrero. Quizá lo sea.

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