viernes, septiembre 26, 2014

¡Santa literatura, Batman!

1

"Nunca había visto un murciélago con reloj", pensó Alicia, y lo siguió.

2

"Llamadme Batman".

3

En una noche de cuyo día no quiero acordarme no ha mucho tiempo vivía un caballero...

4

Canta, oh diosa, la cólera de Bruce...

5

Hipócrita Guasón, mi semejante, mi hermano.




jueves, septiembre 25, 2014

De la Biblioteca de Babel

Interesante proyecto el de La Biblioteca de Babel, experimento basado en el cuento homónimo de Jorge Luis Borges (completo aquí), donde todo está escrito:

El número de símbolos ortográficos es veinticinco. Esa comprobación permitió, hace trescientos años, formular una teoría general de la Biblioteca y resolver satisfactoriamente el problema que ninguna conjetura había descifrado: la naturaleza informe y caótica de casi todos los libros. Uno, que mi padre vio en un hexágono del circuito quince noventa y cuatro, constaba de las letras MCV perversamente repetidas desde el renglón primero hasta el último. Otro (muy consultado en esta zona) es un mero laberinto de letras, pero la página penúltima dice «Oh tiempo tus pirámides». Ya se sabe: por una línea razonable o una recta noticia hay leguas de insensatas cacofonías, de fárragos verbales y de incoherencias.

viernes, septiembre 19, 2014

Soy un temblor de tierra - Vicente Huidobro

Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra
Soy un temblor de tierra
Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo

Crujen las ruedas de la tierra
Y voy andando a caballo en mi muerte
Voy pegado a mi muerte como un pájaro al cielo
Como una fecha en el árbol que crece
Como el nombre en la carta que envío
Voy pegado a mi muerte
Voy por la vida pegado a mi muerte
Apoyado en el bastón de mi esqueleto

- - - - - - -
Altazor (fragmento del Canto I)

jueves, septiembre 18, 2014

Metáforas - Milan Kundera

"Con las metáforas no se juega.
El amor puede surgir de una sola metáfora".

La insoportable levedad del ser

martes, septiembre 16, 2014

Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio! - Marina Tsvetáieva

Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.

Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.

Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.

Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.

No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.

(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!

Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.

Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.

Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.

Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...

lunes, septiembre 15, 2014

Danza del Venado Etchojoa

Arte de escribir - Adolfo Bioy Casares

"Alguna vez pensé escribir un «arte de escribir». Antes de escribir bien, quería escribir una teoría de cómo escribir bien. Tengo una serie de recetas, a las que no siempre recurro, ya que acaso tenga la insolencia de una persona que ha escrito mucho, y que se larga de todos modos, a lo mejor equivocándose, aunque hay en mí mayor confianza de la que tenía antes. Soy partidario de «empezar las cosas más o menos en el medio de la acción», como decía Horacio. Creo que todo el mundo debiera leer de vez en cuando la Epístola a los Pisones, ahí está casi todo lo que hay que saber; aunque haya cosas que no sirvan, siempre quedará un remanente. In media res, no empezar con los antecedentes del asunto, hay que empezar pronto y tal vez con una primera frase no demasiado corta, como si fuera una especie de lazo que lleve al lector hacia adentro. Los personajes deben ser reconocibles uno del otro, si uno se llama «Ester», es mejor que el otro no se llame «Esteban»; son pequeñas cosas. Creo que las unidades existen, cuanto más comprimido sea todo, más fuerza tiene el relato. Si se trata de contar una historia que sucede en poco tiempo es mejor que no pase en demasiados lugares, que la acción sea esencialmente una, todo eso ayuda. No le diría a nadie —porque no me lo digo a mí mismo— que no se pueden probar otras cosas, pero en definitiva lo que da más resultado y lo más prudente, es eso...

"Creo que en la opinión de la gente sobre los libros contemporáneos, nadie se atiene a su propio juicio sino al prestigio del consenso.  […] Por estas cosas se cometen toda clase de injusticias, se admira a los admirados, se hunde a los hundidos. Aunque de vez en cuando alguien piensa que conviene levantar a un hundido. Sucedió con Roberto Arlt, con Horacio Quiroga, con Gombrowicz, con Faulkner. Hay una serie de autores que son inexpugnables, admirados por todo el mundo, y a mí nunca me han atraído. Siempre he querido aplicar mi juicio con entera libertad de las opiniones ajenas...

"Con los libros clásicos el asunto es mucho más difícil, el hecho de que el consenso esté con un libro, hace que ese libro sea el centro de una tradición y de una literatura. Por ejemplo, Wells dice que si escucháramos los versos de La Odisea cantados por Homero, nos parecerían los versos de un payador de segunda. Desde luego, él no usa la palabra «payador», pero es la idea que da en un comentario que hace en contra de los clásicos griegos. Pero ¿puede uno rechazar La Odisea cuando alrededor de ella hay cantidad de excelente literatura? Esa es la actitud que yo quiero tener con los contemporáneos. Me resulta bastante más difícil con los clásicos, con Dante, por ejemplo, Borges señala con inteligencia que el Infierno de Dante quiere ser muy terrible y sin embargo nunca es tan terrible el infierno que muestra. Esa es una especie de fracaso de Dante, pero los versos son tan lindos, y hay tantas cosas en ellos, que no nos importa...

"Me parece que cada uno tiene que ser respetuoso de su propio criterio, y desarrollarlo. ¿Qué somos los escritores? ¿Por qué vamos a ofrecer nuestros libros, y ser eco de todos los movimientos, que hay? ¡Entonces son libros de corderos, de ovejas! Un escritor es, precisamente, lo contrario de eso..."

miércoles, septiembre 10, 2014

Sueño y escritura - Derrida


«La oposición del sueño a la vigilia, ¿no es también una representación de la metafísica? Y ¿qué debe ser el sueño, qué debe ser la escritura si, como ahora sabemos, se puede soñar escribiendo? ¿Y si la escena del sueño siempre es una escena de escritura? Al pie de una página del Emilio, después de habernos puesto una vez más en guardia contra los libros, la escritura, los signos ("¿ De qué sirve inscribir en su cabeza un catálogo de signos que nada representan para ellos?"), después de haber opuesto el "grabado" de esos signos artificiales a los "caracteres imborrables" del libro de la naturaleza, Rousseau añade una nota: "se nos hace pasar seriamente por filosofía a los sueños de algunas malas noches. Se me dirá que yo también sueño; convengo en ello: pero, cosa que los otros no se cuidan de hacer, yo hago pasar a mis sueños por sueños, y dejo que las personas despiertas averigüen si hay en ellos algo de útil".»





domingo, septiembre 07, 2014

Quejas - Elías Canetti

Lo más estúpido son las quejas. Siempre hay alguien por quien sentimos rencor. Siempre hay uno u otro que se nos acerca demasiado. Siempre éste o aquél ha sido injusto con nosotros. ¿Por qué todo esto? ¿Qué significado tiene y por qué no estamos dispuestos a aceptarlo? Esta mezquina absurdidad nos ronda en la cabeza, mezquina porque nos concierne sólo a nosotros mismos, de hecho a la parte más ínfima de nuestra propia persona, la frontera siempre artificial. Con estas quejas se va llenando la vida como si fueran palabras cargadas de sabiduría. Proliferan como sabandijas, se multiplican más rápidamente que los piojos. Con ellas nos quedamos dormidos y con ellas nos despertamos; la "vida práctica" de los hombres no está hecha de otra cosa.
(1947)

miércoles, septiembre 03, 2014

Pasiones universitarias - Gabriel Zaid

«Hacia fuera, las universidades buscan dominar el mercado, poner sucursales y absorber o controlar instituciones y proyectos que refuercen su prestigio y poder oligopólico. Una gran biblioteca, un canal de televisión, la sede de un acto que salga en los periódicos, cualquier fondo presupuestal importante o proyecto de relumbrón, no deben ir a la competencia. Hacia dentro, el mercado se divide por cárteles. La pasión por el saber toma la forma de pasión territorial. No te metas en mi área. No promuevas proyectos que no te corresponden. El saber se define y se defiende como turf. Por eso, no abundan los proyectos multidisciplinarios. Los avances en las fronteras del saber se prestan a conflictos en las fronteras del poder. A menos que la zona de nadie se instituya como una nueva especialidad, que merece nombre, oficinas, laboratorios, personal y presupuesto propios».

"Universidades platónicas", Letras Libres

lunes, septiembre 01, 2014

Plagio y religión


«En el pasado, por ejemplo, fuimos capaces de copiar a los dioses. Un relato brahmánico escrito en la India seis siglos antes de Cristo contaba la historia de Siddharta Gautama, el príncipe hindú destinado a convertirse en Buda. Un turco, novecientos años después, lo copió, deformó y difundió en el Medio Oriente. Cuatrocientos años más pasaron hasta que una mano anónima, en Bagdad, lo tradujo al árabe. De inmediato pasó al griego bizantino y al latín, y la versión griega clásica del siglo VIII se atribuyó a un santo católico, Juan Damasceno. Otro, San Eutemio, en el siglo X, la retradujo al griego y la introdujo en Europa, e interpoló fragmentos de la Biblia. Esa versión volvió al latín y fue a parar a las recopilaciones de Beauvais y Voragine.Y en el siglo XIII ocurrió uno de esos hechos mágicos que componen la historia de la humanidad: los evangelizadores cristianos partieron hacia Oriente llevando la historia de retorno a su tierra de origen, como instrumento de catequesis, sólo que ahora el protagonista, Siddharta Gautama, al cabo de los siglos y las trasposiciones, había mutado en católico. Buda viajaba de vuelta a su tierra para convertir a los budistas en cristianos. En las nuevas versiones, su nombre, que había sido Buddah y después Bodhisaf y luego Jodisaf, era Josafat. Su historia inspiró millares de conversiones en Asia, hasta el punto que la Iglesia decidió incluir a San Josafat en el santoral. En virtud de esos plagios, como en una fantasía borgeana, imitando a Borges por anticipado, la ficción halló un lugar en la realidad: Buda fue un santo católico. El peculiar milagro fue obrado por una insólita multitud de individuos, desconocidos unos por los otros, durante mil novecientos años de préstamos, pequeños y grandes hurtos y portentosos plagios promovidos por la fe».