martes, agosto 26, 2014

Julio en agosto

Atrás queda el camino de curvas
En Xilitla, abrevo en la tercera parte de Rayuela mientras te esperanto. Me acerco despacio a ese jodido libro. Espero una señal, la de que hay conexión en el celular. Supiro. Total general, ya te expliqué, che, me dice desde la otra mesa. Entramos a escena. Una tortuga nos mira. Julio en agosto nos oye, se ríe, festeja sus cien años en el paraíso de Edward James. Un narrador con tres poetas, cuatro poetas y los que nos oyen.
Julio pide un mate y se relame, gato enorme. 
Está tercamente convencido de que poesía y prosa se potencian recíprocamente y que lecturas alternadas no las agreden ni derogan. Jugamos, anidamos todo. Al día siguiente una voz tiembla en la plaza, como si el reto fuera una cubeta de recuerdos y palabras heladas. Hojas que se mezclan con el piso con plumas de loro y todo cruje. No se entiende sino el amor, el rasguño. Julio, seguí escribiendo pájaros en los alambres de la página. Luna al mediodía. 
Desbarranco en el papel en blanco:
De las montañas a los valles, 
tu mirada verdemente total.

1 comentario:

  1. Anónimo11:35 p.m.

    Los cíclopes desaparecen sin la distancia,con el beso, también los colores de las pupilas.
    ¡Hermoso Julio en agosto!
    BG.

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