sábado, mayo 26, 2007

Presentacion del catálogo Origen y materia


Gracias al museo Federico Silva por la invitación, especialmente a Regina Boesterly y a Alejandro Valencia. Gracias a Edna Pallares por dejarnos admirar su obra y permitirnos minutos de disfrute que se extenderán seguramente en la memoria, por más traicionera que ésta sea.

¿Dónde parar para extraer el alma de algo, o de alguien? ¿Cómo explorar para encontrar el sentido de algo, o de alguien? ¿Cuál es el sentido de los objetos para lo objetivo y subjetivo del ser humano? Edna Alicia Pallares parece haber encontrado la respuesta al interactuar con la piedra y otros materiales mediante una disciplina de arqueóloga, de filósofa, de naturalista.

La paradoja, mostrada en volúmen y en el volúmen de su exposición Origen y materia, es la poesía de los contrarios, es una figura retórica que nos muestra algo que no parece real pero llega a nosotros produciendo un estado de ánimo.

El día que vi la exposición me sentí resguardado del mundo exterior, tan amenazante en ocasiones, pero en contacto con su esencia, con aspectos primarios que en los días que corren no parecen tener mucho sentido. La creación, el poner en la mesa ideas y sentimientos parece fuera de moda.

Pero de verdad, es agradecible el contacto con otras esferas, con espacios y volúmenes creados o descubiertos por la artista. Lo alternativo del mundo digital es el roce de la piedra, el reencuentro con las texturas que surgen en la naturaleza, el atender a las sugerencias que nos hace el lugar en que habitamos.

Muchos hay que niegan la importancia de los museos, considerándolos un reducto para lo viejo o lo elitista, pero lo que falta es una educación integral para que el día de esparcimiento no sea irse de antro o pasársela viendo la televisión, sino buscar en otros espacios lo que nos falta para ser mejores seres humanos.

Las obras aquí reunidas respetan el alma de la piedra, pero le infunden parte del alma de la artista, y tienen referentes inmediatos para el espectador: el plato, la llave, la mesa, la casa, los niños de la rosca de reyes…

Yvonne Domenge cita al maestro Eckhart, quien “nos enseña que la piedra es sinónimo de conocimiento. La piedra tallada encarna el alma de los ancestros; simboliza la energía creadora y es la residencia de un ser supremo”, y le da a Edna el papel de alquimista. Me encantó la referencia porque eso es lo que sentí: una conjunción de ciencia, magia y religión, labores separadas por la actual especialización, pero que fueron una sola. Un silencio acogedor y la invitación a usar todos los sentidos, pues para el oído ya hay muchas opciones y no siempre placenteras.

Apuntes de situaciones cotidianas, la serie de las mesas es un alfabeto en el que la autora ha explorado y que, afirma, seguirá creciendo. Esa es la función de un alfabeto, proveernos de símbolos que acomodados en cierto orden nos permiten articular ideas y palabras y frases enteras.

El catálogo de la obra Origen y materia, de Edna Pallares, el quinto del fondo editorialde esta institución pero primero que edita casi en su totalidad el Museo Federico Silva, logra llevar al papel el espíritu de la muestra, pequeña en cantidad pero llena de fuerza. La labor del Museo se complementa así con la labor editorial, que podrá ser fuente de posteriores estudios y referencias, porque la historia del arte escultórico en San Luis Potosí aún está por escribirse.

La textura del marmol y la claridad del agua que Edna usa en algunas de sus obras queda en el papel, y amplía el disfrute de estos meses de intercambio en un pueblo que a veces no tiene memoria de su entorno. El catálogo se suma a el andamiaje de recuerdos, a la historia y la ficción de creadores y recreadores.

Como editor, me satisface lograr una publicación que trata de mostrar algo diferente, que trata de aportar datos, disfrute o información para públicos diferenciados. Don Gabriel Zaíd habla de los demasiados libros, pero ante los demasiados gustos hay que buscar las demasiadas propuestas. Un catálogo no es una publicación menor, cuando obedece a un plan de promoción cultural, a un esfuerzo encainado en una política, y eso es lo que se espera de las instituciones de gobierno.

No siempre se logra, hay que decirlo.

Pero en este caso sí parece lograrlo. Así como Pallares necesita un público exigente y receptivo a la poesía, el catálogo como producto editorial requiere mirada que sepan husmear e imaginarse la rugosidad de los mármoles o los retruécanos en apariencia caprichosos de las mesas.

Como lector, lo disfruté, como editor, sólo puedo esperar que los lectores no se fijen en algunas erratas o el estilo de algunos textos, sino que abran los sentidos a las formas y texturas, a los claroscuros de una vida y un mundo que Edna Pallares nos ha transmitido buscando el alma del planeta.

Alexandro Roque
San Luis Potosí, SLP, 24 de mayo de 2007

viernes, mayo 25, 2007

De Eduardo Garay Vega (Qro.) (2/2)

El torneo

Curiosamente, quien llegó al arreglo con ellas fue el profesor de educación física, quien no sabía nada de lo que sucedía en la escuela, Un día organizó un partido de futbol y la Viris armó su equipo con los niños más altos. Jordán, obviamente, no estaba entre ellos, así que América, que también era muy buena para dar patadas, lo llamó a su equipo.

Ese día América y Jordán jugaron como nunca. América de delantera y Jordán de portero. También tuvieron mucha suerte de que sus rivales se empeñaban en cubrir a Viridiana, que también era portera, que en meter goles, así que el juego terminó empatado a 1 gol por equipo.

Pero no podía haber empate, gritaba América, tiene que haber penaltis.

Y el maestro de educación física estuvo de acuerdo, así que todo el grupo se sentó alrededor de la portería y...


Viene lo mejor...

América se quería poner de portera y ante las protestas de sus rivales ya que sabían que ella si podía parar los tiros, se tuvo que quedar Jordán con la condición de que Viridiana también estuviera bajo los tres postes. El resultado fue goles por todos los jugadores.

Jordán no sabía que hacer y se tiraba mucho después que el balón había pasado, ante los gritos de desesperación de América. Viridiana después de todo no se quería ensuciar el uniforme, así que se quedaba quietecita y veía como el balón pasaba a un lado de ella sin hacer el menor esfuerzo por moverse.

América le pegó al balón tan fuerte y tan cerca de Viridiana que ella se tuvo que mover para no recibir el golpe. América festejaba como si hubiera metido el gol del título.

Al final le tocaba a Viridiana que se negaba a pegarle, al final lo hizo y sacó un tiro suavecito que apenas llegó a los pies de Jordán que no hizo más que agacharse a recogerlo, si Jordán metía el gol se acababa el partido y Jordán le pegó al balón duro, durísimo, tan duro que toda la escuela oyó el ruido que hizo la portería al recibir el impacto.

El maestro de educación física declaró empate y los mandó al salón.

América se acercó a Jordán, sorprendida, “¿cómo le pudiste dar al poste?”. Jordán tomó el balón y volvió a colocarlo y le volvió a pegar, menos fuerte, y volvió a darle al poste. “Ahí le apunte”, dijo, “no quería ganar”.

América tomó el balón y lo puso para tirar otro penalti. Jordán se puso de portero y América dirigió el balón a uno de los costados mientras Jordán se aventaba y desviaba con la mano el tiro. América no salía de su asombro, Jordán simplemente repitió: “no quería que nadie ganara”.

A partir de ese día, América dejó en paz a Viridiana y se dedicó a molestar a Jordán, a pedirle favores y a ponerse roja de pena cuando él le hablaba.

miércoles, mayo 23, 2007

De Eduardo Garay Vega (Qro) (1/2)

Personajes para una novela infantil

A mis amigos del Ejido Modelo,
a quienes les debo más de lo que ellos están enterados.

América Libertad

América está convencida que nació para ayudar a los gatos que, en su colonia, abundan. No es difícil verla llegar a la escuela con un gato en su mochila, llena de rasguños y ofreciendo a todos sus amigos un pequeño león capaz de romper el forro de los libros.

Los niños de primero y segundo aceptan rápidamente al bichito pero apenas tratan de tomarlo con sus manos, el animal se revuelve y comienza a tirar zarpazos por todos lados y se vuelve a escapar, lo que provoca que América salga corriendo detrás de ellos.

Jordán

Lo primero que tiene que aclarar Jordán es que se llama Jordán y no Jordan, que su mamá lo bautizó muy bíblica y no deportivamente. De hecho, es bajito y un poco pasado de peso. Muy buen estudiante, es el clásico genio, despistado y un tanto torpe con las manos. Por más que lo intenta, el deporte no es algo que se le dé y ha decidido juntarse con los pocos niños que se entretienen hablando más de televisión que de futbol.

Y yo

Yo les doy clases a América y Jordán, están en mi grupo de sexto y comienzan a recibir las primeras irrupciones de la adolescencia. Sobre todo América, que ya da muestras de que pasa mucho tiempo viendo telenovelas y soñando con galanes. Cuando decidí contar su historia esperaba que algo fuera de lo común les pasara a ellos, a quienes ya había elegido como personajes, sin embargo, nada pasa.

La Viris

O mejor dicho, nada pasaba, porque ha llegado una nueva niña a la escuela, Viridiana, la Viris. Es vecina de América, según me han dicho, y de inmediato se cayeron mal. Viridiana es del “club de las exquisitas”. Siempre arreglada, voz aflautada y el infaltable tono de niña bien que espera todos le hagan sus tareas.

De inmediato prendió la mecha entre mis estudiantes, con sus vestidos de marca, su mochila llena de adornos y, sobre todo, por su teléfono celular. Decía que era para comunicarse con su mamá, que estaba trabajando y así le avisaba a qué horas llegaba a la casa.

Su historia era muy común en el medio del magisterio: Toda la vida en escuela particular hasta que los padres se separaran y entonces llegan a la Justo Sierra, escuela pública ubicada en una colonia con aspiraciones de alta sociedad. El slogan de la escela era “no es justo, pero cierra”.

En fin, la Viris chocó desde el principio con América, a quien bautizó como “la maris” por su capacidad para andar sudorosa, despeinada y con la ropa sucia, “como los niños”, decía con sus compañeras que comenzaron a seguirla a todos lados.

Y todos los niños también la seguían, se hacían los chistosos delante de ella, buscaban molestarla para llamar su atención y se ponían rojos de pena cuando ella les pedía que le hicieran un favor. También Jordán cayó a sus pies pero demasiado pronto descubría que ser inteligente y bueno con las matemáticas servía de poco para impresionar a una niña más interesada en telenovelas y en moda, aún así, Jordán no podía decirle que no cuando le pedía que estuviera en su equipo para hacer trabajos “dificilísimos” de geografía y naturales.

viernes, mayo 18, 2007

El corrido de Jonguitud

CAIDA DE JONGUITUD 

(Miranda D- I –169)
(Música del Corrido de Benito Canales)

Año de mil novecientos ochenta y nueve al contar
El magisterio mandó a Jonguitud a pasear,
Decían que era vitalicio líder moral se decía
Pero ante cualquier otro juicio ejerció su felonía.

No hay aumento salarial el gran charro comentaba
Y día a día engordaba la panza como costal.
Cuando el gobierno le habló pa’ mandarlo a la fregada
Dicen que hasta lloró el hijo de la tiznada.

Se fue andando despacito con el rabo entre las patas
Dejaba el agujerito donde vivió con las ratas,
Ya quedó escrito en la historia nada en la vida es eterno
Pa’ el magisterio es la gloria, pa’ Jonguitud el infierno.

Ya lo viste presumida vanguardia y sus lambiscones
Reciban de despedida diluvio de maldiciones
Ya con esta me despido con este cantar sencillo
Pero no hay que echar al olvido que ahora quedó la Gordillo.

jueves, mayo 17, 2007

Desde Infogay, a propósito del Dia contra la Homofobia

(mx.groups.yahoo.com/group/infogay/)
(inforgay)

Me admira como persona y como profesional.
Pero le gustaría…

Que fuera más discreto con mi orientación sexual.

Que se me notaran menos las plumas.

Que contrario a los hombres heterosexuales quienes miran libremente a la mujer que les gusta, yo lo hiciera con disimulo o no lo hiciera.

Que dejara de nombrarme marica o loca, como una forma de exorcizar las palabras.

Que no admitiera públicamente y con desparpajo que tengo una familia conformada por hombres homosexuales, y que nos amamos, y que dormimos todas las noches en la misma cama y abrazados, y nos despertamos en las mañanas con un beso, y nos damos muchos más al despedirnos para el trabajo, y cuando retornamos del trabajo.

Que no dijera "mi marido" o mi hombre, cuando públicamente los heterosexuales dicen a boca llena "mi mujer".

Que como macho, cuando los heteros en sus reuniones hablan abiertamente de la genitalidad con sus mujeres, y descresten con su historia sexual, yo no hiciera lo mismo con la mía.

Que desistiera de enrostrarles que voy a sus fiestas solo si puedo bailar con otro hombre, igual que ellos y ellas, cuando vienen a mis sitios gay, pueden bailar y besar a sus parejas hetero.

Que me cohibiera de expresar mi afecto, de acariciar, de besar con ternura, de mirar a los ojos, y de consentir a mi hombre en sitios que la ciudad diseñados para el disfrute de sus pobladores, yo también soy ciudadano.

Que dimitiera la luchar por una ley que nos garantice los plenos derechos en Colombia, cuando supuestamente vivo bien, y la gente me "acepta".

Que le pidiera a dios que orientara mi camino.

Manuel José Bermúdez Andrade
Ciudadano gay de Medellín
www.manuelbermudez.es.vg

lunes, mayo 14, 2007

Un Roy (ito) sobre la cultura

En nombre de Emilia (Cervantes Avalos) y Luz (Galván Salazar), las autoras y compiladoras, de Lupita (Castillo Duque), apoyo siempre, y el mio propio, gracias primero a Lucy (Delgado), Lety (Zavala), Maria Luisa (Buendía), Ramón (Ortiz) y a todo el equipo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que se encarga de difundir eso que llamamos cultura, con todas las broncas que ello implica. Gracias a los comentaristas, pues María Elena (González de Delgadillo) apoyó cuando pudo y cuanto pudo el proyecto de este libro, y lo sigue haciendo, y Efraín (Ochoa) fue amigo de Roy y lo es aún. Gracias a las instituciones, pero sobre todo a las personas más allá de camisetas más o menos bien puestas. De eso se trata, de soltar ideas y de nutrirnos con ellas.

Al poner la invitación a esta presentación en uno de mis blogs alguien me comentó “Hey, promoción cultural en San Luis, suena bien, ¿y trae fotos de la última presentación de Julieta Venegas?” No, sería la respuesta, no las trae, y no porque las ondas de Julieta no sean cultura, lo son aunque a algunos no les guste su voz, sino porque el libro es un homenaje a un amigo que murió en el año 2001 y porque terminamos este modesto homenaje en el año 2002, aunque por azares del destino y de las políticas públicas el libro vio la luz apenas el año pasado.

Cultura es también, estemos a favor o en contra, el desnudo masivo que se realizó el domingo pasado en la ciudad de México, como lo son las manifestaciones a favor o en contra del aborto, la tocadas de Inspector en Fundadores y de Mago de Oz en el auditorio Miguel Barragán, el concurso Nuestra Belleza Gay, las artesanías, el tianguis de Las Vías, los talleres que mal o bien (y con recursos o sin ellos) se organizan en las casas de barrio, las páginas de perfiles o de blogs que circulan en Internet, los círculos de lectura en los municipios, los fanzines que sacan a como dé lugar los estudiantes universitarios, y mucho más. De eso se trata el libro y de eso se trató la vida de Rogelio.

Rogelio es una persona que nos inspiró a muchos para acercarnos a la promoción, al disfrute de la cultura, entendida, como dice el maestro García Canclini, como el conjunto de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación en la vida social. No se trata de productos ni de actores, sino de procesos de interacción.

De nada sirve que en determinada comunidad se hagan maravillosos bailes o que en la ciudad se hagan grandes festivales si no hay oportunidad de que los receptores adecuados sepan qué oferta hay, como usarla o apropiársela, si no se da cauce a que cada grupo organice su identidad y tenga oportunidad de presentarla ante otros grupos de la sociedad.

Me ha tocado enterarme de muchas actividades culturales hasta que en el periódico leo el éxito que tuvieron.

Entre otras cosas, Rogelio, o Roy, como era conocido entre la raza, nos mostró que hay que usar los medios, tratar de sacarles todo el jugo posible. Y eso lo saben muchas de las llamadas tribus urbanas, darketos, skatos y otros que se han apoderado de pequeños nichos en la ciudad y en Internet para dar a conocer sus creaciones. Rogelio hizo de Radio Universidad una escuela y un altavoz de las más diversas tendencias, y muchos programas de hoy vienen a ser sus herederos.

La adecuada difusión de convocatorias, oportunidades, concursos y talleres es parte de lo que hizo Roy con la gente que conoció. No queremos pintar a un santo, sino a alguien que con todos sus errores trató de vivir tranquilo con su conciencia, sin dejarse llevar por intereses grupales, de poder o de política, aunque sí fue muy político.

Politizar no es partidizar, y en eso nos falta mucho por aprender. La política cultural es el conjunto de acciones que aseguran la acción gestora del Estado en cuanto a acciones, gastos, leyes y programas. Sin embargo la mayoría de las veces parece que no hay una política, sino muchas acciones sin relación entre ellas. Como cuando leemos un periódico o miramos la televisión; parecriera que las noticias están aisladas y surgen por generación espontanea, cuanto todo tiene su porqué y su por dónde. Si acaso hay un cierto mecenazgo y un apoyo al intercambio artístico pero no hay un plan.

El libro trata de recuperar las ideas y propuestas de Roy, y no es que él las haya inventado, pero trató de dar a conocer teorías como las de Bonfil Batalla, Lucina Jiménez o García Canclini, de una forma sencilla, amena. Su papel era el de facilitador, pero a diferencia de muchos su papel lo asumía como una especie de misión de entrega a los demás, producto de su estancia en el seminario y su militancia en la teología de la liberación.

Estudiar la cultura no debería ser algo aburrido. Expresarnos y aceptar otras expresiones debería ser lo más fácil del mundo, pero nos empeñamos en hacernos la vida complicada y en pelearnos por imbecilidades, en un sistema que parece premiar sólo las peticiones hechas a gritos, o las actitudes más serviles hacia el poder.

Revisemos las páginas culturales de los diarios, ¿qué encontramos? La mayoría parece haber quedado atrás de la inmensa oferta cultural de San Luis Potosí. Los jóvenes y adultos, la comunidad gay, los ancianos o adultos en plenitud necesitan algo más y parecemos no entenderlo.

Aunque nunca ha sido la sección a la que más espacio o tiempo se le dedica, hubo un tiempo en que los medios peleaban por tener lo mejor, que entre los periodistas de los medios había una competencia sana. Hay esfuerzos independientes que no son todo lo conocidos que debieran.

Ya hay profesores que han encargado a sus alumnos hacer reseñas sobre el libro, incluso hay quienes ya lo han tomado como libro de apoyo en la enseñanza, se ha comentado en varios medios nacionales, pero sentimos que nos falta mucho.

El objetivo es rendir un homenaje a un amigo que se fue pero queremos llegar más allá, por eso el título es Promoción cultural en San Luis Potosí. Se trata de propiciar un debate que parece ausente en tiempos de levantones del narco, y de figuras a imitar como Adal Ramones o Chespirito, elevados a la categoría de intelectuales. Los medios se escudan en que la gente pide eso, pero no presentan otras opciones y sólo se ofrecen escandalitos de todo tipo, de personas que no influyen en nuestra vida.

Cincuenta años de vida son muy poco, y se quedan pendientes muchos proyectos. Roy quería dedicarse a un taller de filosofía, y ya no pudo lograr. Quería traer al Valedor Tomás Mojarro a dar cursos de radiodifusión. Ojalá alguna dependencia oficial haga eco de lo que en este libro se dice y promueva actividades, acoja a los artistas de todo tipo no para volverlos orgánicos, sino para que disminuya el actual clima de polarización, con respeto hacia las diferencias.

Ojalá el gobierno asuma la crítica y los críticos no se dejen ganar por la víscera, que pasa mucho. Para sobrevivir requerimos planeación, tanto en lo urbano como en lo social y cultural. Se necesita juntar opiniones y puntos de vista de todos los grupos, aunque no siempre se pueda satisfacer a todos. Roy, eso nos queda, trabajó por ideas, no por intereses. Criticó, pero no puso todo en blanco y negro. Ojalá podamos seguir la plática, la continuación de sus ideas e ideales, en todo tipo de foros.

Rogelio y nuestro estado se lo merecen. Lo necesitan.

Gracias.

San Luis Potosí, SLP, 11 de mayo de 2007

miércoles, mayo 09, 2007

Amor condusse noi ad una morte - Xavier Villaurrutia

Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.

domingo, mayo 06, 2007

Deberes del poeta según T.S. Eliot

"Sólo indirectamente el deber del poeta, como poeta, es para con su pueblo; su deber directo es para con su lengua: consiste primero en preservarla, y segundo en extenderla y mejorarla. Al expresar lo que sienten otros también cambia el sentimiento, porque lo vuelve más consciente; permite que las personas se apropien de lo que sentían, y por lo tanto les enseña algo sobre sí mismas. Pero no es que sólo sea más consciente que los demás; también es individualmente distinto, de la gente y de los otros poetas, y puede dar a sus lectores la posibilidad de compartir sentimientos que no hayan experimentado nunca. En ello radica la diferencia entre el escritor meramente excéntrico o loco y el poeta genuino. Tal vez aquél tenga sentimientos únicos, pero imposibles de compartir y por lo tanto inútiles; éste descubre nuevas variaciones de la sensibilidad de las que pueden apropiarse otros. Y expresándolas desarrolla y enriquece el idioma en que habla..."

(Fragmento de Sobre la función de la poesía)

jueves, mayo 03, 2007

Odio - Roger Wolfe

Me faltan algunos odios todavía.
Estoy seguro de que existen.
Céline

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el locutor deportivo
de la radio del vecino
esos domingos por la tarde.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el macaco de uniforme
que sentencia -arma
al cinto- que el semáforo
no estaba en ámbar, sino en rojo.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el cívico paleto
vestido de payaso
que te dice
que no se permiten perros
en el parque.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con la gente que choca contigo
por la calle
cuando vas cargado
con las bolsas de la compra
o un bidón de queroseno
para una estufa
que en cualquier caso
no funciona.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con los automovilistas
cuando pisas un paso de peatones
y aceleran.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el neandertal en cuyas manos
alguien ha puesto
ese taladro de percusión.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
cuando le dejas un libro a alguien
y te lo devuelve en edición fascicular.

El odio es una edición crítica
de Góngora.

El odio son las campanas
de la iglesia
en mañanas de resaca.

El odio es la familia.

El odio es un cajero
que se niega a darte más billetes
por imposibilidad transitoria
de comunicación con la central.

El odio es una abogada
de oficio
aliándose con el representante
de la ley
a las ocho de la mañana
en una comisaría
mientras sufres un ataque
de hipotermia.

El odio es una úlcera
en un atasco.

El odio son las palomitas
en el cine.

El odio es un cenicero
atestado de cáscaras de pipa.

El odio es un teléfono.

El odio es preguntar por un teléfono
y que te digan que no hay.

El odio es una visita
no solicitada.

El odio es un flautista
aficionado.

El odio
en estado puro
es retroactivo
personal
e intransferible.

El odio es que un estúpido
no entienda
tu incomprensión,
tu estupidez.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con este poema
si tu pluma
valiera
su pistola.

miércoles, mayo 02, 2007

Pasa un obrero con el paquete del almuerzo - Joan Brossa

Pasa un obrero con el paquete del almuerzo.

Hay un pobre sentado en el suelo.

Dos industriales toman café
y reflexionan sobre el comercio.

El Estado es una gran palabra.

- - - - - - - - -
en Amediavoz

martes, mayo 01, 2007

El obrero - Dolan Mor

He traído un pico y una pala para cavar
un poema en la hoja. Ya he pasado la primera
capa de hielo que construye el silencio
sobre el blanco papel. (Esa lámina fina,
inmaculada.) Ahora rompo las piedras,
los gusanos que aparecen debajo de mis dedos.
Golpeo duro, golpeo en cada sustantivo,
gerundio o participio. Las palabras parecen
las hijas sublimes del metal más propicio.
Ya introduzco mis pies dentro del hoyo.
Los zapatos se ensucian, pero sigo
golpeando con las vísceras, la sangre
en cada movimiento que ejecuto. Golpeo
fuerte, golpeo el sustantivo, adverbio,
el adjetivo. Los minerales sangran debajo
de mis suelas. Ya introduzco mis piernas,
pantalones, hasta doy la cintura para abajo.
Me quito la camisa, me desnudo. Se trabaja
mejor en ese estado. Meto mi vientre,
el pecho, los dos brazos para golpear
con fuerza el agujero, perforar hasta
el fondo del idioma, hasta el verbo del fango.
Apenas veo hierbas, ya no hay árboles,
ni casas ni consuelos en un círculo. Sólo
están mi yo y mi doble ego dentro
de mi cabeza. Pero no me amilano,
mi espíritu no tiembla, duro golpeo
hasta dejarme el músculo y quedarme
en los huesos bajo tierra. Así, ahora, sin cielo,
la tierra como un techo me ha cubierto,
se acuesta como un monstruo sobre mí.
Pero yo no me canso, sigo, muerdo la muerte
con mi pico y con mi pala, las paredes, las rocas.
Y así, sólo, en el agujero sellado bajo tierra,
esperaré a que venga otro poeta a golpear
como yo la dura hoja, a enterrarse de nuevo
en el poema. Tal vez encuentre mi cadáver
vivo que no para nunca (con el pico y la pala rotos)
de golpear y golpear versos en vano.